lunes, 19 de noviembre de 2012

Cómo cuidar la piel durante los meses de verano

Junto con la temporada de calor llegan las temperaturas elevadas y el sol, factores que perjudican la salud del órgano más grande del cuerpo. Tips para que las vacaciones no dejen huella en la piel.

Como si de una cuestión de causa y efecto se tratara, ante los primeros días de sol y calor, plazas y parques se llenan de personas queriendo deshacerse de la palidez que el invierno dejó en sus cuerpos.

Pero el bronceado no debe conseguirse a costa de todo, incluso de la salud.

A continuación, una serie de recomendaciones y cuidados para tener en cuenta a la hora de disfrutar los días al aire libre que se aproximen.

La clave: la hidratación

El sol va a resecar mucho más si nos exponemos indebidamente, es decir: sin protector solar, en excesiva cantidad de tiempo o en un horario no recomendado (el horario aconsejado es de 8 a 11 y de 16 a 18). Al momento de hidratar lo que importa es el vehículo (crema, gel, spray) del protector solar. Por ejemplo, si se trata de protectores en crema, hay algunos que actúan como hidratantes y reparadores, es decir, al aplicar el protector, también hidratamos.

Siempre y para todas las pieles es recomendable la higiene y la humectación dos veces por día. Al exponernos, tenemos que usar antioxidantes, vitaminas E, A, C, solas, en geles, en las cremas humectantes y/o en los protectores. Estos componentes actúan inhibiendo los radicales libres, responsables del envejecimiento.

Hay que tener en cuenta que, aún aplicando el protector, el sol provoca una acción de exfoliación, y se pierden agua y células.

Es por eso que después de la exposición, se necesita hidratar. El tipo de crema va a depender de cada piel. Si la piel es añosa y gruesa, va a requerir de un vehículo denso, además de los principios activos correspondientes. Los factores de crecimiento u oligoelementos van a enriquecer la humectación favoreciendo el recambio celular.

En cambio si la piel es joven, con una crema hidratante ligera alcanza. Si la piel es grasa, a pesar de la grasitud, sigue estando deshidratada. Lo recomendable es un gel o loción, que son los vehículos más adecuados en estos casos.

En el caso de quienes tengan piel muy blanca, el consejo es usar una buena protección en crema, no en geles ni spray. La crema debe ser bien aplicada, en cantidad generosa, bien friccionada y repetir la aplicación cada dos horas, sin excepción. Por el contrario de lo que se piensa, cuanto más se protejan las personas de piel muy blanca, más podrán disfrutar del aire libre y el tiempo ocioso.

Al momento de los cuidados, hay que tener en cuenta que las zonas “más sensibles” y que pueden resultar más dañadas son los párpados,  ya que su piel es sumamente delgada. Tampoco se debe olvidar el cuello y el pecho, que envejecen con mucha facilidad por sucesivas quemaduras desafortunadas, y los empeines de los pies.

¿Hay que cambiar de cremas durante el verano?

La calidad de las cremas no necesita cambiar porque llegó el verano, pero sí hay que cambiar las texturas, ya que la transpiración hace más difícil su uso.

Los activos recomendados son urea, ácido hialurónico, ya que ayudan a retener mucha agua en epidermis. También se aconseja ácido láctico, coenzima Q10 y glicerina, que ayudan a retener la humedad. Las cremas deben ser aplicadas al menos dos veces por día -mañana y noche- generosamente y masajeando bien para hidratar la capa córnea y para que el principio activo penetre.

No debemos olvidar que sobre este tipo de humectaciones, el protector solar incrementa la densidad de las cremas puestas durante el día. Las bases de esos protectores también deben ser elegidos para la comodidad de personas,  teniendo que repetir la aplicación cada tres horas.

Qué hacer después de las vacaciones

A pesar de la piel haya sido bien cuidada en el verano, ésta va a presentar resecamiento, células que se descaman. Para la recuperación de la piel, se recomiendan peelings, ácidos, hidratación y volver a los cuidados de invierno, donde se da un proceso de recambio de células al mismo tiempo que se mantiene la piel hidratada. Para esto, el uso de ácidos ayudará a mantener la piel renovada.

Por supuesto, la hidratación va a depender del tipo de piel. Las vitaminas A, C y D actúan como protectores naturales ante la acción oxidante y el fotodaño. Al mismo tiempo también nos protegen de la liberación de radicales libres. Para las pieles que se hayan dañado más, la luz pulsada y los láseres la dejarán como nueva.

Por: doctora Irene Bermejo (MN 60438), médica dermatóloga miembro de la Sociedad Argentina de Dermatología (SAD) y directora de la clínica que lleva su nombre

Fuente: saludable.infobae.com

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