Poco conocidos y en fase experimental, hoy existen viñedos de Malbec,
Pinot Noir y Syrah en el piedemonte y la pre-cordillera mendocinos.
Primero fueron las zonas altas de Valle de Uco, en Tupungato, específicamente en Gualtallary las que demostraron que se pueden hacer vinos de excelente calidad a más de 1.500 metros de altura,
aún contra la rudeza del clima de altura. Al Norte de la provincia,
otros aventureros se animan a explorar suelos vírgenes hasta ahora para
la actividad vitivinícola, y al parecer están teniendo buenos
resultados.
Es asombroso por la extrema soledad -la dificultad del camino pedregoso de acceso y el indescriptible paisaje agreste - el proyecto de 5 hectáreas que encaró Santiago Achaval en el Piedemonte mendocino.
Elevado a 1.500 metros de altura en las primeras colinas de El Challao y
a unos 12 kilómetros al hacia el Oeste del Cerro de la Gloria, se
encuentra este viñedo rodeado mayormente por puestos de cabras, donde
crece uno de los pocos Malbec del país plantado en suelos originales (no
aluvionales).
Aún más lejos, en plena pre -cordillera, se
emplaza otro proyecto de viñedos relativamente desconocido para muchos:
se trata de un emprendimiento de 4 hectáreas en pleno valle de Uspallata. Esta idea fue producto de la sociedad entre el bodeguero Eduardo Pulenta (Pulenta Estate) y Ariel Saud, cuya familia es propietaria de 40.000 hectáreas en esa zona.
Ambas iniciativas ingresarán en el libro de aventuras para elaborar "vinos extremos". Las primeras páginas, de hecho, las escribió el bodeguero Bernardo Weinert en su emprendimiento de El Hoyo, Chubut (ver aparte) cuando en 1997 colocó la bandera en el que por mucho tiempo fue considerado como "el viñedo más austral del mundo".
Piedras viejas, una joya pedemontana
Así
se llama el viñedo "extremo y experimental" de los Achaval Ferrer,
propietarios de la bodega de Luján que lleva su nombre; está ubicado en
El Challao, en las primeras colinas. Allí se han plantado varios paños
separados que suman una superficie equivalente a 5 hectáreas. La
densidad es de 35.000 plantas. El riego se hace con agua de vertiente,
pero la historia, que comenzó en 2008, hizo que las cosas en pleno
piedemonte, se complicaran para los inversores.
"En noviembre de
2010 la vertiente se secó, probablemente por los temblores que
generaron una fisuras en el cauce, tuvimos muchos problemas. A fines de
ese año nos autorizaron una perforación que pudimos concretar en
noviembre de 2011, la bomba está colgada a 140 metros, no es demasiado
profundo, y tira 20.000 litros hora. El problema del agua ya está
solucionado", cuenta un aliviado Santiago Achával que aquel año vio
peligrar una inversión que costó tres veces más que cualquier cultivo
realizado en Luján de Cuyo o Valle de Uco. Debido a la escasez de
líquido las plantas que podrían haber entrado en producción en 2011, no
lo hicieron.
Solucionado el tema del agua, hubo que resolver el
problema los animales autóctonos. Rodeado por puestos, el viñedo de
tiernos plantines de Malbec, con pastizales y juncos, es uno de los
lugares preferidos de liebres y cabras. "Hicimos un alambrado, tipo
gallinero para frenar a las cabras, porque para ellas todo el piedemonte
es para pastar", refiere Santiago.
"Entre conejos,
cabras, sequías y temblores, no obtuvimos fruta en esta cosecha, sólo
unos pocos racimos; estos maduraron bien, la suma de calor, fue muy
buena y no tuvimos problema con heladas"
Cuando hablamos de vinos extremos Achával profundiza en su significado: "son
zonas de extremos, con potencial de una fruta enorme y de grandes
desastres". El lugar lo eligió para explorar el cambio de expresión del
Malbec ante diferentes terroirs. "En los otros viñedos
no tengo capacidad de separar microclimas y geología porque el suelo es
aluvional, pero al cambiar de suelo cambié de microclima. Aquí los
suelos no son aluvionales, son originales y tengo cuatro suelos
diferentes del punto de vista geológico dentro de un mismo clima: un
cerro con piedra lacustre, de 50 millones de años, calcáreo,
sedimentario, de una textura muy blanca; un cerro justo al lado de
piedra gris, de origen marítimo, con nódulos silicacios de 500 millones
de años; otro suelo con basalto negro fracturado. Esto me permitirá
explorar las diferencias que busco", comentó.
En el predio de 20 hectáreas las temperaturas no son mucho más frescas que las partes altas de Uco, refiere Achával. "Incluso es más cálido que Gualtallary, porque está en la parte oriental;
las últimas heladas no perjudicaron la planta, ni temprana ni
tardíamente. Este año las plantas entraron al otoño con buena cantidad
de hojas", son 33.000 plantas de Malbec y 2.000 de Syrah. El lugar fue
elegido porque los suelos son parecidos a los del sur de la Cote du
Rhone, en Francia.
Apuesta al Pinot Noir en altura
Ariel
Saud es propietario, junto a su familia, de un campo de 40.000
hectáreas bautizado como Estancia Uspallata hace ya 30 años. En el
corazón de la extensa propiedad se ubica un pequeño viñedo de 4
hectáreas, a 2.000 mts. de altura, 1 de Malbec y 3 de Pinot Noir.
"Diez
años atrás empezamos a desarrollar la zona con un proyecto comercial e
inmobiliario. Yo tenía idea de hacer viñedos allí, porque no había hasta
entonces nada similar pero todo mundo me desalentaba", comentó Saud. En
una oportunidad conoció a Eduardo Pulenta quien se entusiasmó tanto
como para unirse al proyecto. "Empezamos 3 años atrás con la idea de ver
cómo se comportaba el ciclo vegetativo de la planta, el comportamiento
de las heladas, el crecimiento foliar, y la verdad que funcionó muy
bien. El único problema que tuvimos fue la helada del 9 de noviembre de
2010, que afectó a todos los viticultores de Mendoza", relata.
El
ingeniero Facundo Yazli, quien lleva los viñedos de Pulenta Estate,
está a cargo de esta viña. "El está bastante conforme con los
resultados. La primera hectárea afectada por la helada en 2010, tuvo que
ser replantada íntegra, creo que el año próximo vamos a tener
producción" se esperanza. Este año tuvieron algunos racimos, probaron
algo de fruta y les pareció excelente. "Lo más apasionante de
esto - enfatiza el joven empresario - fue generar un viñedo allá arriba;
el cultivo se ha hecho en ladera en suelos sinuosos. Luchamos contra la
inexperiencia y la falta de mano de obra; no hay experiencia
en viña, no hay insumos, tuvimos que contratar gente de Tupungato para
hacer la poda; hemos empezado a capacitar gente del pueblo de Uspallata
para que vayan aprendiendo, todo eso llevó tiempo y dinero pero es una
satisfacción".
En el campo hay un arroyo y una presa, con una bomba para hacer riego por goteo, por lo que el insumo principal - el agua - es abundante.
El cultivo es de 5.500 plantas por hectárea, y con su rendimiento se
pretende elaborar no más de 5.000 botellas por hectárea. "Sólo un producto de mucho valor agregado justifica la inversión;
por eso no pusimos Sauvignon Blanco o Chardonnay, que por el ciclo
corto funcionarían bien, pero no valdrían la pena desde el punto de
vista comercial. Por eso estamos interesados en el Pinot Noir, y como es proyecto argentino no podía faltar el Malbec", reveló el empresario.
En
el Valle cuyas temperaturas máximas y mínimas son muy parecidas a las
de Gualtallary aunque Saud subraya que "hay un microclima especial, me
lo decía mi viejo hace años; allí se cultivaban frutales hace 50 años
atrás; tal vez eso ayuda y diferencia el lugar porque no tiene
temperaturas tan extremas como en el resto de Uspallata". El viñedo
pertenece a Luján de Cuyo; está ubicado a 4 km de la ruta 7 en dirección
Sur del Puente del Río Mendoza.
*Esta nota fue publicada en el Suplemento FINCAS de Diario Los Andes
El viñedo más austral de América
El ingeniero agrónomo Darío González Maldonado es quien lleva adelante el viñedo del bodeguero Bernardo Weinert en El Hoyo, provincia de Chubut - entre Bariloche y Esquel- en el que se conoce actualmente como el proyecto comercial ubicado en el punto más al Sur de América, al Sur del Paralelo 42.
Patagonian
Wines tiene 20 hectáreas cultivadas con Merlot, Pinot Noir,
Chardonnay, Riesling y Gewürztraminer y un poco de Sauvignon Blanc. El
proyecto inició en 1997; fines de 1999 se comenzó a plantar el primer
viñedo. En 2006 hicieron el primer vino elaborado en origen. Hoy producen 60.000 botellas al año.
Darío
bromea cuando preguntamos si ésta es la bodega más austral del Globo.
"Somos la bodega comercial más austral de América. No existen viñedos
comerciales más australes que este, lo que hay son parcelas muy
pequeñas, tan pequeñas como las parras que tienen mis tías de San Juan
en el patio de sus casas. Hay un grupito de plantas
distribuidos entre las localidades de El Bolsón, Lago Puelo, El Hoyo,
Paso del Sapo, Trelew, y Los Antiguos", subraya.
Conocido por sus "vinos extremos", en este caso por la latitud, las frutas se convierten en vinos con muy buena acidez natural, "con un glicerol natural de 7 a 8 g/l (no como en climas cálidos que usan glicerina) y con una gran expresión aromática
donde se exaltan los caracteres de tipicidad. Por eso la madera tiene
un papel totalmente secundario ya los vinos con sus aromas primarios y
secundarios tienen gran complejidad en nariz", asegura el ingeniero
quien también interviene en las vinificaciones, asesorado por el enólogo
Hubert Weber.
El Hoyo estaría dentro de un clima templado
frío, con temperaturas medias en verano inferiores a otras zonas
vitícolas del país, con noches de 8 a 12 ºC y días que van de 25 a 37
ºC. Gran amplitud térmica, con 1.000 mm de precipitaciones anuales que
se descargan 600 mm en invierno y el resto repartidos entre primavera
verano y otoño".
La sanidad es otro diferencial. "Hace años
que no se aplican pesticidas (fungicidas, herbicidas) ni fertilizantes
(foliares y de suelo) a los viñedos y 4 años que no usamos el sistema
de riego, los viñedos viven del agua de lluvia", explica Darío.
El peligro son las eventuales heladas tardías "nada incontrolable si contamos con un buen sistema de control de heladas".
Fuente: Area del Vino