Sudáfrica está situada en el extremo antártico del continente
africano. El vino ha sido una parte importante de la historia y la
cultura de este país durante más de tres siglos. Sudáfrica es, por
tanto, uno de los más antiguos productores de lo que se ha dado en
llamar el Nuevo Mundo vitivinícola.
La larga tradición sudafricana en la elaboración de vinos,
prácticamente desde poco después de la instalación de los primeros
holandeses en 1692, ha recorrido un largo camino desde las primeras
cepas plantadas en la región de Constantia.
La región del Cabo goza de un clima que podríamos identificar con el
mediterráneo, presentando, además, un terruño muy montañoso. Los
inviernos son fríos y lluviosos y los veranos pueden llegar a ser muy
cálidos. Por ello, los frescos vientos marítimos que soplan desde el
Océano Atlántico, atemperando un clima a veces riguroso, son
determinantes a la hora de permitir la maduración lenta y adecuada de
las uvas. Así pues, los terruños con mejor exposición a las brisas
suelen producir con frecuencia los mejores vinos. Por este motivo los
viticultores han ido abandonando paulatinamente los fértiles valles y
han escalado las laderas de las colinas para buscar suelos adecuados y
climas más atemperados para el viñedo de calidad.
Las castas blancas son todavía predominantes en el viñedo de El
Cabo, alcanzando el 80% de la superficie plantada. En términos de
calidad, la sauvignon blanc produce excelentes vinos, muy originales y
de gran personalidad. La ubicua chardonnay se adapta bien a este
terruño y ofrece vinos con buen equilibrio. Encontramos también buenos
ejemplos de chenin blanc y de sémillon, junto con plantaciones de
colombard y otras castas blancas de menor entidad. A las plantaciones
tradicionales de la doméstica pinotage, cruce de pinot noir y cinsault,
y a las realizadas en la década de los 70 de cabernet sauvignon,
merlot y cabernet franc, se unen ahora las castas específicas del
Médoc, como el malbec y el petit verdot. Pero son las variedades del
Ródano y del Mediterráneo las que reciben la mayor atención por parte
de los dinámicos viticultores sudafricanos, siendo la syrah, la
garnacha y la monastrell las variedades más plantadas en la actualidad.
Aunque los viñedos sudafricanos presentan una mayor influencia de
los sistemas productivos de los países del nuevo mundo vitivinícola,
conceptualmente hablando sus vinos se encuentran a caballo entre los
estilos predominantes en los nuevos países productores y aquellos de
los países productores tradicionales, siendo muy notable la influencia
francesa. Sus vinos blancos no ocultan la madurez que produce el clima
cálido, pero tampoco suelen perder de vista el frescor, el buen
equilibrio, y una búsqueda de la elegancia sobre la potencia. Brillan
con luz propia los vinos elaborados con sauvignon blanc, y los
chardonnays se encuentran estilísticamente hablando más cerca de la
Borgoña que de California. La madera se suele administrar con
prudencia, y en general, las elaboraciones alcanzan un buen nivel de
calidad técnica. Los grandes vinos tintos del momento son los
elaborados con Sirah, pero nos encontraremos con un buen número de
excelentes elaboraciones monovarietales de cabernet sauvignon y de los
clásicos ensamblajes bordeleses.
La calificación de vinos con denominación de origen (WO) fue
realizada en 1973, en un intento de clasificar las diferentes zonas
productoras de una forma homogénea con respecto a la calidad de los
vinos. De esta manera, oficialmente la zona vinícola de El Cabo se
divide en regiones: la Región Costera en torno a Ciudad del Cabo, el
Breede River Valley, hacia el interior del país, Klein Karoo al oeste,
ya en el Indico y Oliphants River Valley, al norte de Ciudad del Cabo,
en paralelo a la costa atlántica.
Estas zonas están a su vez divididas en distritos. Los distritos
vitivinícolas más importantes de Sudáfrica son: Stellenbosch,
Robertson, Paarl, Worcester, Tulbagh, Overberg y Calitzdorp, los que se
ha unido muy recientemente Cape Point.
Dentro de cada uno de los distritos encontramos a su vez los wards,
que comprenden un grupo de propiedades que tienen un terroir similar,
pero en este punto la situación se ha complicado muchísimo por los
progresivos desarrollos de nuevas viñas dentro de los wards y por las
divisiones de las antiguas propiedades. La división última es la de
estate, que define la unidad que posee una o varias propiedades
colindantes, que elabora en su propia bodega y embotella su producción.
La calificación de 'Estate' suele adornar las etiquetas de las mejores
bodegas sudafricanas.
En la actualidad, las catorce regiones vitivinícolas sudafricanas
(Olifants River, Constantia, Swartland, Tulbagh, Paarl, Stellenbosch,
Cape Town, Worcester, Robertson, Swellendam, Klein Karoo, Coastal,
Walte Bay y Durbanville) producen una amplísima variedad de vinos y
licores que compiten con los más apreciados en todos los mercados del
mundo.
En la actualidad, el 47% de la exportación está dirigida a Gran
Bretaña, el 25% ingresa a Alemania y el resto, principalmente va a
Canadá y Estados Unidos.
Su denominación de origen
Con un carácter predominantemente inglés, el Wine and Spirit Board, concedió a ciertos vinos el título de Wine of Origin, el cual se divide en las siguientes clasificaciones:
Región: Hace referencia a una zona de cultivo delimitada que puede
contener varios distritos. Básicamente señala las variedades de vinos
que se producen en un área y que poseen propiedades organolépticas
distintivas.
Ward: Designa pequeñas zonas vinícolas que pertenecen, en su
mayoría, a un solo propietario o a un grupo determinado de productores.
Estate: Define un área en la cual se trabaja únicamente con la uva
cultivada en sus terrenos, la cual se vendimia dentro de la misma
propiedad.
Fuente: arecetas.com
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