Si bebemos pocos líquidos antes, durante y después de ejercitarnos, así como si hay una insuficiente hidratación
en nuestra dieta habitual, nuestro rendimiento al momento de correr,
realizar nuestra rutina o entrenar, puede verse afectada de la siguiente
manera:
- Si pierdes un 2% del agua corporal te sentirás fatigado y tu rendimiento comenzará a resentirse.
- Si no compensas la pérdida de líquidos y el porcentaje perdido asciende a un 3% la capacidad de contracción muscular se reduce en un 20-30% lo cual implica una caída brusca en tu rendimiento y puede afectar notablemente la efectividad del entrenamiento o los resultados de una carrera.
- Cuando el agua se reduce en el organismo, también se disminuye en el torrente sanguíneo lo cual reduce la presión arterial y exige más al corazón que intenta compensar los efectos de la deshidratación, lo cual por supuesto, reduce la capacidad de acción y afecta el rendimiento
- A medida que avanza la pérdida de agua se afecta la función termorreguladora de la hidratación, el cuerpo pierde la capacidad de disipar el calor, se reduce la sudoración y por ende, se disminuye el rendimiento al producirse más fatiga
- Con pérdidas del 6 u 8 % de agua en el cuerpo, se corre grave riesgo de sufrir un golpe de calor, calambres y síncope causado por la temperatura corporal elevada
Como se puede observar, la hidratación
adecuada es de real importancia para que podamos continuar moviéndonos
con salud, rindiendo al máximo y disfrutando de nuestro entrenamiento
sin riesgos ni malestares.
Las consecuencias de una insuficiente hidratación
no son menores y afectan verdaderamente el rendimiento físico, pero la
ventaja es que podemos evitar todos estos efectos negativos
incrementando la ingesta de líquidos en esta época del año donde las
temperaturas externas lo requieren.
Fuente: vitonica.com
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