No se trata de la cantidad sino de la calidad. Esta afirmación que
seguramente puede aplicarse a muchos ámbitos de la vida, también se debe
empezar a asociar con el colesterol HDL, más conocido como el 'bueno', y
su relación con el infarto. O dicho de otra manera, un mayor nivel de
colesterol 'bueno' no implica un menor riesgo de sufrir un ataque de
corazón, según los datos de un detallado estudio.
Antes que las personas que tengan un nivel bajo de este colesterol o
un nivel alto del malo (LDL) echen las campanas al vuelo y den por
zanjado un temor del que, seguramente su médico, le viene advirtiendo
sobre su mayor riesgo de infarto, hay que decir que, de momento, los
autores de esta investigación, insisten en que el colesterol bueno sigue
siendo un buen biomarcador que predice la probabilidad de tener un
ataque al corazón.
Si en este punto de la historia se ha perdido, quizás habrá que
empezar por el principio. No se trata de la cantidad sino de la calidad.
"Aunque el colesterol HDL no cause la enfermedad ni la prevenga sí es un buen indicador para predecir lo que va a pasar en el futuro.
Nos da una información útil en la práctica clínica diaria para predecir
el riego de infarto", afirma contundente Roberto Elosua, coordinador
del grupo de investigación en Epidemiología y Genética cardiovascular
del Instituto de Investigación Hospital del Mar (IMIM) y uno de los
autores del estudio que publica la revista 'The Lancet'.
Eliminar variables que confunden
La investigación multicéntrica e internacional ha tratado de
comprobar lo que habían detectado múltiples estudios observacionales, es
decir, a mayor nivel de colesterol 'bueno', menos riesgo de infarto. Y para eliminar factores que pueden alterar los resultados
(ambientales o el azar), lo que han realizado es un tipo de análisis
genético, de aleatorización mendeliana. Se trata de una relación en
triángulo. En el pico tenemos una variante genética, que está asociada
con un marcador, en este caso colesterol (en la base del triángulo), y
en el otro extremo de la base, una enfermedad, la cardiovascular. Si
existiera una asociación causal, la variante genética se debería asociar
con la enfermedad.
Para comprobar si existe esa relación causal entre el nivel de
colesterol y el infarto, utilizaron como instrumento un polimorfismo de
un gen lipasa (una variante genética) que tiene un impacto muy fuerte
sobre el colesterol HDL aumentándolo, aunque poca población tiene esta
variante en sus genes. En teoría, estas personas deberían tener un
riesgo un 13% inferior de sufrir un ataque cardiaco. Sin embargo, tras
analizar los infartos producidos y compararlos con los sufridos por
personas sin este componente genético, se comprobó que la variante genética no ofrecía una protección cardiaca.
Por otro lado, se tomaron otros 15 polimorfismos genéticos (más
frecuentes en la población y menos específicos cada uno de ellos por
separado pero en conjunto sí que ofrecen un papel importante)
relacionados con un mayor nivel de colesterol 'bueno'. Y ocurrió algo
similar al anterior análisis: seis de ellos sí estaban asociados a un
menor riesgo de infarto, siete, no, y dos incluso estaban implicados con
una mayor probabilidad de tener un ataque.
En cambio, cuando los investigadores evaluaron otras variantes genéticas que contribuían a aumentar los niveles de colesterol 'malo' sí que se produjo un aumento en el riesgo cardiaco, en una magnitud similar a la esperada por lo observado en otros estudios, es decir, sí cumple una relación causal.
Una nueva vía para la industria
Hasta ahora una de la mayores esperanzas para prevenir el infarto era
desarrollar fármacos que aumentaran los niveles del colesterol 'bueno',
"por lo que los datos de este estudio son un pequeño jarro de agua fría, porque no conseguiremos prevenir la enfermedad", señala Elosua.
Ante esta paradoja, el estudio lanza varias hipótesis que explicarían
el hecho de que el nivel de colesterol 'bueno' no confiera protección
cardiaca a pesar de que se haya observado que las personas con una baja
concentración de esta grasa tengan más riesgo de tener un infarto.
"Seguramente no es la cantidad de HDL lo que previene la enfermedad sino
que son factores más cualitativos lo que ayuda a la prevención, por
ejemplo la cantidad de apolipoproteína A-1 (uno de los principales
componentes del HDL). Es una línea que se abre ahora y a partir de ella
la industria farmacéutica deberá empezar a desarrollar nuevos estudios
para buscar fármacos que mejoren el aspecto cualitativo del colesterol HDL", aclara Elosua.
Por otro lado, tal y como argumenta este investigador, al mismo
tiempo los datos de esta investigación vienen a ser un espaldarazo para
aquellos fármacos en desarrollo cuyo objetivo es bajar el nivel de
colesterol 'malo' que sí ha probado su relación con el infarto.
Un editorial, publicado también en 'The Lancet', insiste en que, a
pesar de todo, se debe seguir investigando los mecanismos del colesterol
HDL y su papel en la enfermedad cardiaca. No obstante, señala que este
tipo de estudios (de aleatorización mendeliana) "tienden a ofrecer
muchas luces [en temas como éstos] y tanto las políticas de salud
pública como las dianas terapeúticas deberían priorizar".
En cuanto al mensaje que la población general debe recoger de este
trabajo es que elevar la cantidad de colesterol 'bueno' con fármacos, o
mediante otra iniciativa, no sirve para reducir el riesgo cardiaco.
No obstante, y teniendo en cuenta los otros métodos que aumentan el
colesterol 'bueno', como la actividad física intensa, la ingesta de
aceite de oliva y el consumo moderado de alcohol, Elosua recuerda que
cada uno de ellos aporta algo más. Por ejemplo, "la actividad física,
además de elevar el HDL, actúa con muchos otros mecanismos que previenen
estas enfermedades y por lo tanto no hay que desdeñarla, sino más bien
lo contrario".
Fuente: elmundo.es
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