Unos 250 empresarios argentinos llegaron al aeropuerto de Luanda, la capital de Angola, en una misión encabezada por Guillermo Moreno. El secretario de Comercio Interior, Comercio Exterior, Relación con los Monopolios, Encargado del Proceso Manual de Sustitución de Importaciones, Pater del Mercado Central y Espíritu Vivo del Peronismo Militante
ha depositado sus sueños en Africa: en 2011 todo el continente apenas
constituyó el 8% de las exportaciones argentinas, y en el intercambio
sólo llegó a estas playas el 1%.
Aunque es probable que el interés central del secretario sea el
petróleo –Angola es el segundo exportador africano de crudo–, la
delegación argentina es diversa: Arcor, Indalo, Cargill, Dilexis y
Bodega Zuccardi, entre otros, con el resucitado Carlos Spadone en su rol
de bodeguero estrella.
Se descarta que el empresario –que bromea ante miembros de la
comitiva afirmando que es “el nuevo Jorge Antonio”– no llevará vinos
Menem de su cosecha: las botellas fueron oportunamente reetiquetadas
como vinos San Huberto. Spadone tiene una amplia trayectoria
empresarial demostrada en Angola: en 2011 le vendió a ese país cuarenta
cajas de doce botellas, lo que significó una exportación de 956
dólares. Todo suma.
Pero quienes crean que se enfrentan a un viaje bizarro y divertido no
leyeron la crónica del periplo en el número de la semana pasada de la
revista Veintitrés. Se titula “En la ruta del Che” y lleva la firma de
su jefe de redacción, Adrián Murano. En ella se compara al secretario Moreno con el revolucionario Guevara.
El Che llegó a Angola en 1965 y Murano, en alas de la apología,
desconoce una de sus frases célebres sobre el lugar: “Aquí se puede
hacer muy poco”; su crónica de aquellos tiempos relata “los peores días
como revolucionario”.
La historia, como se sabe, tiende a reescribirse en estos días: “En
1965 un argentino encabezó una ambiciosa misión a Angola cargada de
utopías –se publica en Veintitrés–. La más importante: ayudarla a
liberarse del yugo imperial. Ese argentino fue Ernesto Guevara. A casi
cinco décadas de aquella experiencia libertaria, otro argentino viajará
a Angola, pero esta vez con el objetivo de conquistarla. Ese hombre es
Guillermo Moreno”. “Del 4 al 8 de marzo –cierra la nota de Murano– 250
argentinos andarán buscando sembrar negocios por las calles donde el
Che sembró revoluciones.” Sinceramente, no sé para qué fundé esa
revista.
Lo que el periodismo K olvida mencionar es que Angola, el objetivo de
nuestros sueños, es uno de los países más corruptos del mundo. José Eduardo dos Santos
lo gobierna desde 1979 y reformó recientemente la Constitución para
seguir al mando durante trece años más. Una de las figuras más
representativas de la corrupción en el país es Isabel dos Santos, la
hija del presidente vitalicio: ella se encarga de los negocios de la
familia, en tanto que la sucesión política le corresponde a su hermano
José Filomeno, conocido como “Zenu”.
Angola ha puesto en práctica una especie de “capitalismo de Estado”
en el que la mitad pertenece al Estado y éste se vincula a una firma
madre, Sonangola, cuyos socios son miembros o parientes de la familia
presidencial. Isabel es ingeniera electrónica formada en Londres y
comenzó su imperio con Urbana 2000, la empresa que monopolizó los
servicios de recolección de basura de Luanda.
Luego se expandió al mercado de diamantes a través de la compañía
Tais, asociada con capitales suizos; junto a inversores israelíes
desarrolló Terra Verde, que suministra frutas y vegetales a todos los
hoteles de la capital y, a través de Geni Novas Tecnologías y Unitel,
entró al mercado de comunicaciones, con ingresos por 527 millones de
euros el año pasado. También tiene un cuarto de la propiedad del Banco
Internacional de Crédito (BIC).
Otro de los casos más resonantes de corrupción gubernamental en
Angola parece provenir de un casting de apellidos: Aguinaldo Jaime se
llama el ex presidente del Banco Central entre 1999 y 2002, sospechado
de transacciones irregulares por 2.400 millones de dólares con bancos de
Estados Unidos (¿será el primo negro de Ricardo Jaime?).
No en vano un informe de 31 páginas de Human Rights Watch publicado
por Afrol News afirma que el gobierno de Angola está ganado por la
corrupción generalizada y la mala gestión: en el Indice de Percepción
de la Corrupción 2009 de Transparency International Angola subió del
puesto 158, de un total de 180 países, al puesto 162. Con ayuda de la
Argentina, logrará seguro un lugar todavía mejor en la tabla.
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