Casi dos tercios de los hogares rurales viven con menos de 1,75 dólares diarios, y el 20% de los niños muere antes de cumplir los cinco años. El régimen de Dos Santos se aboca a la comercialización de crudo, descuidando la producción alimentaria del país.
La mayoría de los 18 millones de angoleños no
tiene la certeza de que podrá comer en el día. A la sequía prolongada,
que destruyó cosechas y mató ganado, se suma el desinterés del régimen
de José Eduardo Dos Santos por asegurar que los ciudadanos puedan acceder a alimentos básicos.
En un país que ve incrementarse sus fondos gracias a las reservas petroleras -es el segundo productor de petróleo de África- se estima que unos 500.000 niños y niñas sufren desnutrición severa por culpa del colapso en la matriz de generación alimentaria.
Según algunos reportes, hay agricultores de subsistencia que
abandonan sus predios para buscar empleo en poblados y ciudades para
poder mantener a sus familias. Además, los grandes establecimientos
comerciales despiden a los trabajadores porque no hay cosechas que
recolectar.
Pese a la enorme riqueza petrolera de Angola y al pronóstico del
Fondo Monetario Internacional (FMI) de crecimiento económico, casi dos
tercios de los hogares rurales viven con menos de 1,75 dólares diarios.
El país tiene también uno de los índices de mortalidad infantil más altos del mundo: 20% de los menores muere antes de cumplir los cinco años. La dieta de mala calidad es un factor crucial de esa mortalidad.
De acuerdo a la última Encuesta Nacional de Nutrición, llevada a cabo
en 2007, casi el 30% de los niños de esa edad padece alguna atrofia, cerca del 16% tiene bajo peso y más de 8% sufre emaciación.
Koen Vanormelingen, representante del Fondo de las Naciones Unidas
para la Infancia (Unicef) en Angola, explicó que la mala cosecha de este
año ya se cobró sus víctimas entre los niños más vulnerables.
"Esta población ya vivía al límite y hacía un gran esfuerzo por
sobrevivir, pero mientras antes tenía una dieta de tres comidas al día,
ahora toma una sola (...) restringida a una muy pobre selección de mandioca y bananas", explicó.
"Como su producción se redujo, sus ingresos también lo hicieron, y
entonces no tienen dinero para comprar alimentos. Y como la oferta cae y
la demanda aumenta, los precios están subiendo, en algunos casos hasta
100%", agregó.
Recién ahora, cuando la sequía arruinó el 70% de los
rendimientos agrícolas, el régimen angoleño inició una campaña de
emergencia, que incluirá la distribución de alimentos, agua y semillas.
Pero Belarmino Jelembi, director de Acción para el Desarrollo Rural y
el Ambiente, advirtió: "El gobierno tiene que ser extremadamente
cuidadoso en cómo maneja esto, porque, si no lo hace bien, todo el
programa pueda fracasar". Señaló que hubo "muchos anuncios sobre lo que
va a hacer para ayudar a la población afectada, pero en la práctica no
se ve gran cosa".
Fuente: IPS
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