Cuanto realizamos un entrenamiento intenso o
acabamos una competición, las reservas energéticas de glucógeno están
bajo mínimos y los músculos han sufrido mucho, por eso es recomendable comer cuanto antes.
Justo en los primeros minutos después de acabar un ejercicio intenso el
cuerpo es más receptivo a los nutrientes, con lo que podemos rellenar
con más eficacia los depósitos.
Además existe el factor de protección muscular. Cuando hemos
utilizado gran parte de los depósitos de glucógeno se ponen en marcha
otros mecanismo de obtención de energía como son la destrucción
muscular. Este estado catabólico solo puede pararse si nos alimentamos
cuanto antes, por eso en los primeros minutos después de un entrenamiento intenso o competición la alimentación es crucial.
No solo se trata de comer hidratos de carbono: pasta, pan, arroz o fruta, sino de complementar esta alimentación con proteínas. Ya vimos como un corredor también necesita muchas proteínas, por eso se recomienda que por cada 100 gramos de hidratos se ingieran 25 de proteínas.
Una solución puede ser el llevar una fiambrera al entrenamiento o
carrera y cuando acabemos (a los 20-40 minutos después de estirar,
hidratarnos y relajarnos) hacer esa ingesta mezclando hidratos y
proteínas. Aquí tenemos muchas opciones: arroz con pollo, pasta con
jamón dulce o atún, bocadillo…Lo importante es no dejar al cuerpo vacío
durante mucho tiempo porque ese estado catabólico se prolongará y luego
costará más recuperarlo. Comer pronto es recuperar antes y mejor.
Fuente: vitonica.com
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