viernes, 11 de mayo de 2012

Caelum: vinos nuevos, de alta gama y con el sello de Agrelo

Si hasta ahora no habías escuchado hablar de Caelum, no es extraño.

En primer lugar, la bodega, emplazada en pleno corazón de Agrelo -en el corredor donde se agolpan algunos de los nombres más reconocidos de Luján de Cuyo-, es nuevita: su primera cosecha de sus vinos data de 2009.

Por otra parte, hasta el momento sólo habían dirigido sus cañones hacia el mercado de exportación, logrando presencia en Canadá, Estados Unidos, Brasil, Japón y Australia.

Sin embargo, en sintonía con los pasos que vienen tomando numerosos proyectos que en un inicio habían sido concebidos sólo para el exterior, la bodega está comenzando a explorar el mercado local.

Más allá de lo sobreutilizado que está el concepto, claramente es un emprendimiento boutique: elaboran apenas 70.000 botellas por añada y el proyecto contempla elevar la producción hasta las 150.000 para el año 2014.

Por otra parte, varios son los puntos destacables a la hora de abordar el concepto de esta nueva compañía.
Algunos están vinculados con aspectos accesorios, como el novedoso concepto estético que plasmaron en cada uno de sus vinos, de la mano de imágenes de constelaciones y colores vívidos que empujan a las etiquetas un paso más allá de lo tradicional.

Otros están íntegramente relacionados con la materia prima en sí: lejos del discurso un tanto "commoditizado" acerca de la manifestación del terroir y de la fruta por sobre la madera, el hilo conductor que se encargó de tejer el enólogo italiano Giuseppe Franceschini en cada uno de los ejemplares de Caelum es el de una acidez bien marcada, palpable, esa que a los blancos les aporta frescura y a los tintos un perfil más ágil.

Radiografía

La bodega hoy cuenta con 60 hectáreas propias, 40 de las cuales están cultivadas con Cabernet Sauvignon, Malbec, Pinot Noir, Chardonnay y Torrontés, entre otras variedades.

Pero además, tienen otras 10 hectáreas dedicadas a la producción de pistachos. En los ´90, el mercado interno supo estar inundado de pistachos de Medio Oriente, pero hoy se encuentra abastecido por producción nacional, y uno de los jugadores es, justamente, Caelum.

Si bien en un primer momento se podría pensar que este cultivo solamente aporta a la bodega desde el aspecto financiero, el objetivo de sus propietarios es redondear el concepto e incorporar este fruto no tradicional de la Argentina para ampliar la experiencia vitivinícola.

En efecto: en los próximos meses está prevista la apertura de un restaurante con 50 cubiertos, cuyo eje girará alrededor del pistacho y de un gran horno de barro.

Pero la historia de Caelum tiene un principio, y data de cuando Alejandro Pimentel, empresario de larga experiencia que vio nacer y caer a La Vascongada -una empresa que cala hondo en el recuerdo de aquellos argentinos que transitaron los ochenta- decidió comprar sus primeras hectáreas en Mendoza junto a Merecedes Díaz, la actual ingeniera agrónoma.

La compañía durante años se dedicó únicamente a la producción de uva -era proveedora de Codorníu-, hasta que en 2008 decidieron hacer camino por cuenta propia. Y al salir a buscar un enólogo se cruzaron con Franceschini, quien cada año alterna sus cosechas entre la Argentina e Italia.

Así, luego de iniciar un camino exportador con éxito, de la mano de algunos reconocimientos interesantes -dos medallas de oro en el mítico concurso de Bruselas y dos buenos puntajes por parte de Parker-, la bodega ahora apunta sus cañones al mercado interno, donde deberá presentar una dura batalla, en un contexto de sobreabundancia de etiquetas y de estrategias de venta agresivas por parte de los grandes jugadores ya consagrados.

Pero tiene con qué. Durante un almuerzo organizado para la prensa especializada, Hernán Pimentel, gerente de Caelum, dio a conocer parte del portfolio que ya está presente en algunos restaurantes y un puñado de vinotecas de la Ciudad de Buenos Aires.

El almuerzo abrió con el Caelum Rosado 2010, que forma parte de la línea clásica y que tiene un precio sugerido de $48 en el retail y de $65 en restaurantes.
Este rosado, elaborado con un 50% de uvas Malbec y un 50% de Cabernet, es una más que interesante carta de presentación: cautiva desde su color salmón, totalmente limpio y brillante, que luego es acompañado en nariz por notas de frutos rojos frescos. Al paladar muestra el "ADN" propio de la bodega: muy buen nivel de acidez -este vino no hizo maloláctica-, intenso y con un final de persistencia media. Antes de evaporarse definitivamente, en la boca libera más de esas notas de frutos rojos.

La degustación prosiguió con el Caelum Chardonnay Reserva 2009.
Este blanco, que registra un paso de 10 meses por barrica y un año de estiba en botella, fue uno de los highlights indiscutidos de la presentación: moviéndose en un camino medio entre la estridencia de los californianos y la elegancia de los Chardonnay del Viejo Mundo, esta etiqueta presenta una nariz limpia, donde se funden notas tropicales y florales con algo de vainilla, pero sin caer en los excesos propios de las notas mantecosas que genera la fermentación maloláctica. En boca hay un interesante mix entre una marcada acidez y una buena untuosidad, lo que le otorga un interesante equilibrio. Final intenso y prolongado, sin resignar un centímetro de elegancia.

Un hallazgo que bien vale su precio: $120, sugerido en vinotecas.

Para continuar el almuerzo se decidió retroceder en la gama y revisitar la línea clásica: fue el turno del Cabernet Sauvignon 2009.
Este vino se presenta como un ejemplar bien frutado, con fondo especiado y un pimiento verde muy leve al que hay que darle tiempo para que exhiba todo su carácter en la copa. En boca se muestra ágil, con buen paso. Los taninos premian con un perfil muy sedoso, sin perder estructura, rematado por el clásico sello de acidez de Caelum. A medida que desaparece en un final de persistencia media, se libera algo más de ciruela fresca.

Considerando su precio sugerido en vinotecas ($56), este Cabernet Sauvignon de estilo world-friendly promete dar batalla en un segmento muy peleado, de la mano de una relación calidad/precio que lo vuelve sumamente competitivo.

Finalmente, el plato principal fue maridado con el Caelum Malbec Reserva 2009.
Es de esos Malbec que tanto nos gustan: con aromas de frutas rojas bien al frente tirando ya a mermelada y muy buena madera, que se traduce en notas intensas de vainilla. Muy de fondo, aparece algo balsámico que aporta complejidad. En boca es un vino con buen cuerpo, sin estridencias, de la mano de taninos dulzones y bien trabajados. La típica sucrosidad del Malbec está presente y es el prólogo a un final largo, durante el cual se liberan aromas tostados. Todo en orden para un vino cuyo precio sugerido en vinotecas alcanza los $150.

Para culminar, la bodega presentó sus dos etiquetas englobadas bajo la línea Estrella, llamados Nuvola Dolce. Son partidas muy pequeñas, de apenas 500 botellas, conformadas por un Torrontés y un Malbec elaborados bajo el método de "appassimento" que, tras el secado de la uva para obtener mayor concentración de azúcar, permite alumbrar vinos ideales para acompañar postres y quesos.

El desafío para Caelum está planteado.

Por Juan Diego Wasilevsky
Editor - Vinos & Bodegas
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Fuente: iprofesional.com

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