lunes, 13 de diciembre de 2010

Gastronomia de Qatar


La vida acomodada impulsa a Qatar hacia alternativas poco saludables

Crecen la obesidad y la diabetes:

DOHA Para ser un país tan pequeño, una extensión alargada de arena que se proyecta en el Golfo Pérsico desde el costado oriental de la Península Arábiga, Qatar es una tierra de números grandes.

Tiene el segundo producto interno bruto per cápita más alto del mundo y las terceras reservas más grandes comprobadas de gas natural. Pero también ocupa los primeros lugares en algunas categorías menos envidiables: está entre los países con mayor frecuencia de obesidad, diabetes y desórdenes genéticos en el mundo.

Los qataríes, quienes ascienden sólo a unos 250 mil en una nación de 1,6 millones de habitantes, sufren problemas graves de salud que se relacionan directamente con un estilo de vida privilegiado que proporciona la riqueza petrolera de la nación y con las arraigadas tradiciones sociales.

"Estamos hablando de una obesidad grave", señaló el Dr. Justin Grantham, especialista del hospital de medicina deportiva y ortopédica de Qatar.

Al igual que otras naciones ricas en petróleo, Qatar ha logrado un desarrollo de décadas en corto tiempo, dejando atrás la exigente vida del desierto por la comodidad del aire acondicionado, los empleados domésticos y la comida rápida.

Los problemas de los qataríes no son únicos. Kuwait, Bahrain, los Emiratos árabes Unidos y Arabia Saudita comparten luchas similares contra la obesidad, diabetes y los desórdenes genéticos.

Sin embargo, incluso en este conjunto, Qatar se destaca.

De acuerdo a la Asociación Internacional para el Estudio de la Obesidad, Qatar se ubica en el sexto lugar en el mundo en cuanto a la frecuencia de la obesidad y tiene el índice más alto entre los niños del Medio Oriente y la región norafricana.

La obesidad es considerada el factor más importante en el desarrollo de la diabetes y contribuye principalmente a varias otras dolencias, como la hipertensión. La Federación Internacional de Diabetes clasifica a Qatar en quinto lugar en el mundo en cuanto a la proporción de personas de entre 20 y 79 años con esa enfermedad.

Una organización de caridad estadounidense, March of Dimes Foundation, que se centra en tratar de acabar con los defectos de nacimiento, clasificó a Qatar en el lugar número 16 en el mundo en cuanto a la incidencia de defectos de nacimiento por mil nacidos vivos. La causa principal es el matrimonio consanguíneo. Arabia Saudita ocupó el segundo lugar.

A pesar de todos estos desafíos, y a pesar de toda su riqueza, Qatar se ha concentrado fundamentalmente en el tratamiento de enfermedades más bien que en la prevención.

Todo el mundo aquí apunta al estilo de vida y la tradición para explicar la crisis de salud del país. Aunque en el pasado era tabú hablar de los problemas relacionados con el matrimonio entre familiares, ahora se habla de ellos abiertamente. Ha habido algunos debates sobre el análisis genético prematrimonial, o el examen genético al nacer. Pero la tradición es tan firme, que nadie ha planteado la perspectiva de ponerle freno.

"No se puede abordar el problema", aseguró Moza Al Malki, terapeuta familiar y escritor. "Hay algunas familias grandes, clanes, que no se casan fuera de la familia. No lo van a permitir".

El tema de la obesidad parece toparse con el mismo muro de tradición, señalan los expertos.

"Si no come, se considera una vergüenza; y si sale de la casa de alguien sin comer, es una vergüenza", explicó Abdullá Al Naimi, de 25 años, quien se refiere a sí mismo como "regordete", pero está visiblemente con sobrepeso. "La mitad de mi familia tiene diabetes", contó Naimi. "Mi madre tiene diabetes. Tres primos menores que yo tienen diabetes. Yo como demasiado y no hago ejercicio". él también está casado con una prima.

Y resulta que Naimi es el director de proyecto de Estilo de Vida Saludable, un nuevo esfuerzo que intenta pasar del tratamiento a la prevención. Está conectado con la Fundación Qatar, financiada por el emir, el sheik Hamad Bin Khalifa Al Thani. Naimi no ve ninguna ironía en todo esto porque desde el punto de vista qatarí, su peso y su elección de un familiar como esposa son la norma, indicó.

Reconoce que cambiar las actitudes va a ser un proceso lento, en el mejor de los casos. "Estamos tratando de cambiar los hábitos de las personas, de hacerlas que caminen", explicó, mientras él mismo admite que nunca tiene tiempo para hacer ejercicio.

Caminar no es popular debido al calor. Las temperaturas en junio y julio llegan a 41 grados Celsius, y Doha no está hecha para peatones.

Para empeorar las cosas, todas las actividades sociales de los qataríes están definidas por la comida. Los platos tradicionales generalmente incluyen arroz, mantequilla clarificada y cordero. Debido a que a menudo comparten fuentes comunitarias, casi no hay forma de prestar atención al tamaño de la porción.

Otro problema más desafiante es la actitud, aseguró Nelda Nader, nutricionista. "Para la mayoría de la población -indicó-, es bastante normal ser obeso".

73% de las qataríes será obesa en los próximos cinco años. El 69% de los hombres estará en igual condición de salud.

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