jueves, 30 de diciembre de 2010

Michel Rolland: La Argentina es su Malbec


El francés Michel Rolland es considerado el enólogo más famoso del mundo, y por su condición de «gurú del vino» es a quien se destaca por haber logrado posicionar el vino argentino en el primer plano del concierto internacional.

Rolland es uno de los personajes más influyentes en el sector y asesora más de cien bodegas en trece países, lo que le valió el mote de «flying winemaker».

Si bien hay un pequeño grupo de hacedores de vino reconocidos como los vectores técnicos en los que se apoyó el sector para lograr los grandes caldos argentinos que hoy gozan de tanto prestigio, es a Rolland a quien se nombra por haber logrado posicionar al vino argentino en el primer plano fronteras afuera.

Fue sin dudas él quien motorizó las inversiones extranjera, y puso al Malbec en el máximo reconocimiento en el exterior. Fue fundamental para ello el proyecto del Clos de los Siete, un selecto emprendimiento que traccionó Rolland, asociando a un reducido grupo de millonarios franceses. En estos días se inauguró DiamAndes, otro establecimiento de ese grupo vitivinícola que contó con una inversión de 15 millones de dólares.

En ese contexto, Rolland señaló que «ésta es la cuarta bodega del Clos de los Siete, un proyecto grande, fantástico, una muy linda bodega». Llegó por primera vez a la Argentina en 1988: «Es una larga historia -narró-, porque empecé hace 22 años, cuando vine a Salta». Poco a poco me enamoré de la Argentina, y después de algunos años llegué a Mendoza, donde asesoré a casi todas las grandes bodegas del país, y me había convencido de que acá había un potencial enorme. Entonces me puse a buscar un campo, y en 1998 encontré este lugar», dijo.

Se trata de Vistaflores, unos 100 kilómetros al sudoeste de esta capital provincial, en el corazón de Valle de Uco, con enormes extensiones de suelo pedregoso, inculto, que a partir de este proyecto del Clos de los Siete se fue transformando en el vergel de la actualidad.

«En este lugar había más de 800 hectáreas, entonces teníamos que encontrar inversores, socios. Traté de convencerlos de venir, y acá estamos», explicó. Sobre qué depara el futuro para el vino en general, y para la Argentina en particular, Michel sostuvo: «Yo no tengo la respuesta, pero si pensara un solo minuto que no hay futuro para la Argentina, no estaríamos aquí hoy». «Y yo pensé desde hace mucho tiempo que la Argentina tenía, y lo seguirá teniendo, un enorme potencial, y puede ser dentro de los productores mundiales de vinos un país con una importancia fuerte».

Ante el crecimiento y el reconocimiento en el mundo hacia el Malbec, muchos dicen que la Argentina no tiene que basar su promoción sólo en este varietal, pero el francés opinó: «Los argentinos no tienen que pelear contra el emblemático Malbec. Cada uno tiene una bandera, y la Argentina tiene su propia bandera. No vamos a cambiar la celeste y blanca, y su fuerte sol. En materia de vinos, la bandera de la Argentina es, sin dudas, el Malbec. Todo el mundo lo reconoce. Obvio que la Argentina además puede desarrollar otros buenos vinos. Pero eso necesita tiempo, y es otra etapa». «No hay que pelear contra el Malbec, porque es muy importante. Cuando estoy en Estados Unidos y dices que vas a venir a la Argentina, te dicen: ‘Ah, el Malbec’. Es fuerte eso, enseguida relacionan este hermoso país con su varietal emblemático».

Ante la consulta sobre si van a seguir llegando capitales extranjeros a invertir en el vino en la Argentina, enfatizó: «Creo que sí, porque la Argentina tiene bastante éxito. Además, hay espacio para seguir implantando viñas, y en el país hay una reglamentación bastante buena e inteligente».

Fuente: Ambito.com

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