Un panadero es alguien que se dedica principalmente a preparar y vender pan. También puede fabricar pasteles y alimentos parecidos, dado que la separación tradicional existente entre panaderos y pasteleros se ha difuminado en las últimas décadas. El lugar en el que un panadero ejerce su oficio se llama panadería.
La efeméride de hoy indica que es el Día del Panadero, y por eso saludamos a estos artistas del alimento más primario y siempre deseado.
Hoy se celebra un nuevo aniversario de la fundación del primer Sindicato de Panaderos de Argentina y como consecuencia, se festeja el día de esos admirables trabajadores. Son los panaderos los que preparan y venden el pan nuestro de cada día, el que, por lo general, acompañan todas nuestras comidas.
Para conocer los orígenes de esa profesión, hay que remontarse a la época de los egipcios (sobre el año 8.000 antes de Cristo), que fue el primer pueblo en crear ese vital alimento. Durante la Edad Media, era frecuente que cada señor tuviese una panadería que, en realidad, era un horno público. Las amas de casa llevaban la masa que habían preparado al panadero, quien usaba el horno para cocinar el pan.
Con el tiempo, los panaderos empezaron a preparar sus propios productos, lo que dio lugar a numerosas picardías: por ejemplo, algunos de estos trabajadores tenían pequeñas trampas que permitían a los niños sustraer un poco de la masa, que luego vendían como propia.
Esta costumbre terminó llevando a la famosa ley conocida como “Assisa panis et cervisiæ”, que estipulaba duros castigos para los panaderos a los que se sorprendía estafando.
El pan tiene una gran presencia en la vida de muchas personas, y en todo el mundo es considerado un símbolo de vida, hospitalidad y calidez.
El panadero, como productor de ese importante alimento, merece por ello el mayor respeto y estima. El pan y una alimentación sana, van unidos inseparablemente. A raíz de esto es que nace la popular frase: “Más bueno que el pan”.
Las panaderías garantizan además el suministro central del alimento básico que es el pan y en muchos países, junto con otros sectores artesanales, constituyen la columna vertebral de la economía.
Completan este cuadro, la garantía de millones de puestos de trabajo, la seguridad de la calidad del pan y de los otros productos de panificación y pastelería, así como la formación de profesionales especializados en todo el mundo. En su día, los saludamos y felicitamos por su incansable labor.
Para homenajearlos, acercamos una receta de pan casero.
Ingredientes (para tres panes medianos)
1 kilogramo de harina
700 centímetros cúbicos de agua
50 gramos de manteca
1 cucharada de sal
Preparación
Disolver la sal en el agua tibia y agregar la mitad de la harina. Mezclar hasta que se convierta en una crema pareja.
Luego agregar la manteca derretida (no caliente) y el resto de la harina hasta formar una masa. Dejar levar hasta que triplique el volumen.
Prender el horno en mínimo y dejar que se caliente.
Separar en tres bollos y amasarlos golpeandola suavemente varias veces. Dejar levar nuevamente hasta que cada bollo duplique su tamaño.
Realizar dos o tres cortes transversales sobre cada bollito y pintar con leche. Se le puede espolvorear azúcar para un efecto agridulce.
Colocar en una asadera enmantecada y enharinada para luego cocinar a fuego mínimo por 45 minutos.
Se puede espiar el pan por el vidrio, pero no abrir la puerta del horno hasta que pase media hora, al menos.
Al retirar, comprobar si está cocido insertando un cuchillo seco en el centro.
Que el pan esté liviano también es una buena señal de que quedó en su punto justo.
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