En el proceso del servicio del vino hay un aspecto que no se debe dejar de lado, por apurados que estemos. Este es el decantado del vino. Como en todos los rituales, siempre hay diferentes opiniones. ¿Se decanta o no se decanta? ¿Que vinos si y que vinos no? ¿Mucho tiempo antes de servirlo o poco tiempo? Este ritual del servicio del vino, no ha escapado a las controversias.
Cuando hablamos de decantar, nos estamos refiriendo a pasar el vino de un recipiente a otro, mientras evitamos que los sedimentos no pasen al otro recipiente. La primera cosa por la que decantamos un vino es la de ir eliminando el sedimento que se forma en las botellas. Este sedimento, es frecuente encontrarlos en vinos de más de 5 años y está constituido por depósitos de taninos y ácidos cristalizados, cosas que le otorgan al vino un sabor amargo y una textura para nada ideal. Una práctica aconsejable es dejar la botella parada por algunos días antes de servirlo, de forma tal que el sedimento vaya a parar al fondo.
Una de las tantas excusas para decantar es que permite la oxigenación antes de consumirlo para que se le vayan esos feos gustos amargos, producto de su encierro. Algunos opinan que se debe abrir la botella un par de horas antes, para suavizar el gusto.
Muchos opinan que los vinos Syrah, Cabernet Sauvignon, Merlot, Malbec, salen beneficiados con el decantado, dado que los vinos jóvenes florecen con estas prácticas. En pocas palabras, si decantamos o no, va a depender del tipo de vino y del tiempo que estuvo en botella. Usted pruebe y observe el comportamiento de los vinos que habitualmente bebe, sin decantar y decantados. Una opción, en caso de no disponer de un decantador es hacerlo en la misma copa y probarlo en varios momentos,: una vez servido, luego de pasar media hora y luego de 1 hora. Anote sus apreciaciones sobre la respuesta del vino luego de las esperas. Lo normal es que los vinos mejoren con el decantado, pero en ocasiones puede que esto no sea asi. De todas maneras, la forma en que Usted decida beber su vino, seguramente será la mejor y todos contentos.
Cuando hablamos de decantar, nos estamos refiriendo a pasar el vino de un recipiente a otro, mientras evitamos que los sedimentos no pasen al otro recipiente. La primera cosa por la que decantamos un vino es la de ir eliminando el sedimento que se forma en las botellas. Este sedimento, es frecuente encontrarlos en vinos de más de 5 años y está constituido por depósitos de taninos y ácidos cristalizados, cosas que le otorgan al vino un sabor amargo y una textura para nada ideal. Una práctica aconsejable es dejar la botella parada por algunos días antes de servirlo, de forma tal que el sedimento vaya a parar al fondo.
Una de las tantas excusas para decantar es que permite la oxigenación antes de consumirlo para que se le vayan esos feos gustos amargos, producto de su encierro. Algunos opinan que se debe abrir la botella un par de horas antes, para suavizar el gusto.
Muchos opinan que los vinos Syrah, Cabernet Sauvignon, Merlot, Malbec, salen beneficiados con el decantado, dado que los vinos jóvenes florecen con estas prácticas. En pocas palabras, si decantamos o no, va a depender del tipo de vino y del tiempo que estuvo en botella. Usted pruebe y observe el comportamiento de los vinos que habitualmente bebe, sin decantar y decantados. Una opción, en caso de no disponer de un decantador es hacerlo en la misma copa y probarlo en varios momentos,: una vez servido, luego de pasar media hora y luego de 1 hora. Anote sus apreciaciones sobre la respuesta del vino luego de las esperas. Lo normal es que los vinos mejoren con el decantado, pero en ocasiones puede que esto no sea asi. De todas maneras, la forma en que Usted decida beber su vino, seguramente será la mejor y todos contentos.
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