¿Cómo te iniciaste en la enología?
Mi padre fue quien incursionó en la profesión. El trabajó varios años en bodegas, acá en Mendoza, así que me empapé en el tema desde muy joven. En la secundaria estudié Tecnicatura en Enología en el Liceo Agrícola Domingo Faustino Sarmiento, título que durante mucho tiempo era más que suficiente para trabajar en bodegas, pero como ahora el mercado tiene otras demandas, estudié la Licenciatura en Enología en la Universidad Maza.
Mi primera experiencia la hice en una bodega muy chica que vendía vino por traslado, pero el primer trabajo efectivo, una vez recibido, fue en Trivento, del Grupo Concha y Toro. En 2009 me ofrecieron pasarme como primer enólogo a La Chamiza, que también pertenece al grupo, y acepté.
Contame acerca de tu actual trabajo
Estamos trabajando con cuatro líneas de vino y una de espumoso. El Martín Alsina es nuestro vino ícono, que hace honor al fundador del club de polo donde está nuestra finca, en Luján de Cuyo; hoy sólo lo hacemos en la variedad Malbec. En calidad le sigue la línea Legend of Polo, que se creó en 2007, porque entre nuestra línea Polo Profesional y Martín Alsina había un salto de precio muy grande y nos estábamos perdiendo un nicho de consumidores importante, que es el que busca un vino Reserva plus y a un precio accesible. También está elaborado con Malbec; tiene una guarda más corta que el Martín Alsina, en la que buscamos un mix de fruta, natural en la variedad, con la complejidad de la madera y una estructura en boca bastante imponente pero sin ser secante. En pocas palabras, encontramos un balance óptimo entre vino y fruta. Luego vienen las líneas Polo Profesional y Polo Amateur.
¿No te sentís limitado al trabajar sólo con varietales?
En un aspecto puede ser una limitante, pero te aclaro que la innovación en el vino no sólo pasa por el varietal y el corte, sino que está en lo que uno puede obtener de la variedad. Un 50 % de lo que obtenemos está en la planta y tenemos que saber aprovecharlo en la bodega. Aprovecharlo y potenciarlo mediante las técnicas de vinificación, el tiempo de guarda y la madera. Ahí es donde uno tiene que ser creativo, más allá de los cortes de variedades. Pero además existen los cortes de zona, dentro de una misma variedad. El Malbec de Luján de Cuyo, por ejemplo, me da cosas distintas al Malbec de Tupungato. Y hay que saber jugar con ese factor.
¿El hecho de ser un enólogo joven es una virtud para trabajar con vinos modernos, con vinos de la nueva escuela?
Evidentemente, la desventaja de la juventud es la falta de experiencia, pero todo se aprende. Pero creo que al ser joven uno es un poco más proactivo y se adapta mejor a los cambios. A mí no me resulta nada difícil entender el paladar de un consumidor. Esta empresa me da la posibilidad de viajar a distintos países y por ejemplo, yo me hubiese imaginado que los consumidores en Colombia y Venezuela tomaban vino blanco frío y dulce, pero al contrario, toman vino tinto y cuanto más cuerpo y más taninos tengan y más pesado en boca sea, mejor. Claro, ellos toman mucha bebida blanca y el vino liviano les parece agua. Lo que quiero decir es que cuando uno es más joven responde mejor a los cambios y se adapta sin conflictos a lo que el público demanda. Hay que producir lo que le gusta a la gente.
¿Qué impresión causan los vinos argentinos en el exterior, donde la competencia con el Viejo Mundo es intensa?
Europa se abrió mucho al Nuevo Mundo, empujada inicialmente por un tema de precios. Me atrevo a decir que el mercado europeo encontró en el vino de América, Sudáfrica y Australia una mejor relación precio-calidad. Se dieron cuenta que encontraron buenos vinos a un precio inferior a lo que les podía ofrecer Italia, Francia y España. Creo que ese fue el primer paso. El crecimiento se ha debido a que supimos mantener la calidad. Aún así, creo que debemos seguir mejorando. Argentina obtuvo durante 2009 en Inglaterra (la puerta de entrada a Europa), el 1,6 % de las ventas totales en vino. Y si nos comparamos con Australia, que ronda por el 16 %-18 % del mercado, nos falta mucho por mejorar. Chile, siendo un productor más chico que nosotros, tiene más experiencia en mercados externos. En nuestro caso en particular (La Chamiza), vi que en la London Wine la gente apreció la calidad y la facilidad con que se toman estos vinos.
¿Cuáles son los próximos pasos de La Chamiza?
Donde más innovó la bodega fue entre 2007 y 2009. Luego tuvimos algunos frenos por la crisis y este año el objetivo fundamental es potenciar las marcas Martín Alsina y Legend of Polo en cuanto a volumen de ventas. Este año incrementamos en vendimia la producción casi en un 40 % para esas líneas. También vamos a incorporar cantidad y calidad de barricas, cosa que se hizo difícil de llevar a cabo durante la crisis, con lo que conseguiremos mayor capacidad de guarda y mejor calidad de vino. Una vez afirmadas esas marcas, en 2012-2013 quizás expandamos el portafolio, pero para eso todavía falta.
Información provista por Piano15
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