No habían pasado más de dos horas desde que el dólar oficial superara
los 8 pesos y este título, pero en forma afirmativa, aparecía en uno de
los principales portales de información vitivinícola de Estados Unidos.
¡Un mundo muy interconectado!
Ni Argentina inundó el mercado en el pasado ni tiene
posibilidades de hacerlo ahora, sería mi respuesta inmediata ante tal
pregunta. Es cierto que se perdió un mercado de 2 millones de cajas
anuales de exportación desde 2011 en la franja por debajo de los Premium
(menos de 26 dólares por caja) y más de un 40% era Malbec, lo que sin
duda impactó en el precio de la uva de este varietal y de algunos que le
hacían de soporte como es el Bonarda. De ningún modo esto fue una
sequía para el mercado norteamericano, como antes tampoco estaba
inundado. Queda un espacio muy interesante para competir allí si los
costos argentinos lo permiten.
La devaluación por sí sola está aún
lejos de ser un motor de reactivación de este mercado por varias
cuestiones distintas que trataremos de explicar.
El salto del tipo de cambio no es tan alto
En
primer lugar, como muestra el gráfico, si el dólar se mantuviera en los
actuales 8 pesos y la inflación no se disparara el valor actual sería
un 16% más alto que doce meses atrás, lo cual es claramente beneficioso
para los exportadores. Sin embargo, sólo habría llegado a una cotización
que es promedio entre las que tuvimos en 2011 y 2012, los años donde
cayeron las exportaciones de vinos embotellados en las franjas más bajas
de precios. Además se situaría un 20% por debajo del valor de 2010 y
más de un 30% por debajo de la de 2009.
Lo que sí podemos esperar es que la caída de exportaciones en categorías de precios superiores tenga cierto respiro que impida seguir deteriorando tanto la exportación como la relación con los distribuidores e importadores, quienes ya tienen muy poco margen para aceptar retoques en los precios.
Los años 2006 y 2007 se puede considerar que fueron de cierto equilibrio competitivo. En esos años la rentabilidad de las empresas locales estaba en línea con las de otros países competidores y fue en ese período donde los vinos argentinos consolidaron su posición en los mercados internacionales, claro que el tipo de cambio duplicaba al actual.
Los costos internos siguen su camino
El
gobierno parece haber perdido la mayoría de sus instrumentos de
política económica en las últimas semanas. A la fuerte incertidumbre que
rodea el manejo macroeconómico argentino se le sumaron las marchas,
contramarchas, viajes inconducentes y desmentidos por doquier. Frente a
ello una de las pocas armas monetarias que existen, con tan baja
credibilidad, es el uso de reservas para mantener la cotización del
dólar y la colocación de bonos del Estado para aumentar la tasa de
interés, aunque esto se trate de correr a los acontecimientos por
detrás. Si esto permite aquietar expectativas, entonces los precios
podrán mantenerse en niveles altos de crecimiento pero no desenfrenados.
Fantasmas como una inflación sin control o corridas de depósitos
bancarios empiezan a corporizarse. Por ello, pocos piensan que los
actuales índices de precios que ya se habían acelerado antes de estas
medidas no suban otro escalón más. Si así fuera, el crecimiento del tipo
de cambio sería efímero y la merma de rentabilidad de los productores y
bodegueros continuaría.
Los salarios en su puesto de largada
Apenas
se dieron los anuncios, el jueves y viernes pasado, los principales
sindicalistas de Argentina comenzaron a opinar sobre lo que sería la
negociación paritaria. A coro dijeron que los pisos de negociación
serían más elevados con lo cual, en el sector vitivinícola, con una
participación del salario en los costos que supera el 50% del total, la
caída de rentabilidad está a la vuelta de la esquina. Cierto es que
podrán tener impacto en las ventas de mercado interno si es que los
salarios logran posicionarse por encima de la inflación, algo poco
probable en el contexto del país.
El mercado de vino fraccionado no es de commodities
Por
último, si los precios de las exportaciones de vino mejoraran por un
mejor tipo de cambio hay que pensar que la respuesta en mejores ventas
puede demorar no menos de un año porque, salvo vender stocks actuales a
granel, la colocación en la góndola se haría con vinos que pueden estar
disponibles en algunos meses y la pregunta relevante es entonces: ¿hay
certeza de lo que puede ser el tipo de cambio en algunos meses como para
tomar decisiones de ventas en la actualidad? ¡¡Aproveche oportunidad:
bolas de cristal se venden!!
Fuente: Area del Vino
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