Portelli, demás de formar parte de los más
importantes concursos nacionales y mundiales, como Decanter World Wine
Awards y el Concours Mondial de Burxelles, confecciona el Top 100, los
mejores vinos argentinos del año. A continuación un resumen de lo que
dejó la charla entre Entorno Económico y Fabricio Portelli en la Expo
Vinos de Lujo 2013, en el Hotel Alvear.
-¿Cuál es el balance que hacés de un nuevo y exitoso año de Vinos de Lujo en el Alvear?
-Lo bueno de esta expo es que la vamos "craneando" todo el año y en algún punto ya sabemos qué bodegas van a estar, eso significa qué vinos vamos a exhibir. A partir de ahí está en nuestras manos y de nuestros sponsors convocar a la gente. Sabemos que el marco de la feria es espectacular y los vinos lo ameritan. A partir de eso se confabulan algunas cosas para que termine siendo un éxito.
-¿Cuando hablamos de "Vinos de Lujo" nos referimos pura y exclusivamente a su precio o entran en juego algunos otros aspectos?
-En realidad el vino es un lujo accesible. Nosotros en la muestra marcamos un piso, que es de $100 hacia arriba, pero entendemos que un vino de esos valores es un lujo para mucha gente, aunque es un lujo consumible.
También el concepto de este evento tiene que ver con el marco en el que se realiza, que es dentro del Hotel Alvear. Convocamos a 50 de las mejores bodegas para que vengan a mostrar sus más exclusivos vinos, y eso es lo que marca la diferencia y comunica un valor. La palabra vino tiene muchas connotaciones, pero nosotros queremos demostrar con esta feria hasta dónde es capaz de llegar el vino argentino y lo orgulloso que estamos de ello.
-¿Cómo ves el mercado para los vinos de alta gama argentinos?
-Desde el punto de vista cualitativo la evolución es increíble. Nosotros tenemos la suerte de ser como espectadores privilegiados, porque hemos crecido gracias a ellos.
Partiendo desde ese punto, tenemos que tener en cuenta que lo que necesita el vino es un mercado, y en este caso Argentina sigue siendo el principal mercado para sus vinos, lo cual es genial. Pero necesitamos que la gente tome más y entienda el significado que tiene hacer un vino. Yo nunca critico un vino por su precio, porque creo que un vino cuesta lo que vale. Creo que si alguien le pone un precio a un vino es porque lo está valorando, y a partir de allí habrá gente que lo pueda comprar o no.
-¿Y a nivel internacional la competencia es complicada para los vinos de alta gama nacionales?
-Yo creo que es en esta gama de vinos donde hay que demostrar algo. Hasta ahora Argentina está haciendo estragos en los mercados con sus vinos de menos de 10 dólares, porque el Malbec es un vino entrador y en esa relación precio-calidad es imbatible. Ahora, para que a nuestro país lo consideren seriamente tiene que demostrar allá arriba y es donde todavía no nos creen. Una de las razones de esto es que el Malbec, al no ser una de las variedades, como el Cabernet, Chardonnay o Pinot Noir, consagradas en el mundo, le cuesta un poquito más, pero se está haciendo un lugarcito. Por el momento está como golpeando la puerta. En cuanto nos dejen entrar definitivamente, irrumpimos con todo.
-¿Los Malbec argentinos se estancaron en una franja de precios en el mercado internacional?
- No, para nada. El hecho es que el Malbec directamente no era conocido, nadie lo usaba como varietal. Yo creo que tuvimos mucha suerte en el reparto, porque a Argentina le tocó un Malbec y un Torrontés como para jugar con lo distinto, y la verdad es que eso es espectacular. Lo que sucede es que ahora debemos demostrar que con esos varietales podemos competirle a los grandes y es lo que estamos empezando a hacer.
-En 2016 se va a llevar a cabo en Mendoza el Concurso Internacional de Mejor Sommelier. ¿Qué pensás que le puede aportar este evento a la industria y en especial al consumo de los vinos argentinos en el mundo?
-El sommelier es una figura muy importante en la difusión del vino, porque está en los puntos de venta promoviendo el producto. Ojalá que el concurso mundial pueda demostrarle a nuestro mercado de la importancia que tiene esa figura. Desde nuestro lado vamos a apoyar en todo lo que podamos y nos enorgullece que un evento que va recorriendo las principales ciudades del mundo llegue a Mendoza.
-Siempre destacás por sobre todos los aspectos al terroir como símbolo distintivo de un vino. ¿Creés que si se da en algún momento la denominación en origen de los vinos argentinos le puede aportar un valor extra al producto de cara al mercado mundial?
-Creo que en algún punto el único diferencial de un vino es su lugar de origen. Ahora, Argentina recién está empezando a jugar ese juego. No creo en la denominación de origen como legislación, pero sí como lugar. Hay zonas argentinas como Altamira o Gualtallary que están empezando a diferenciarse desde la copa. Yo creo que en nuestro país va a suceder que primero los vinos se van a empezar a diferenciar desde la copa, y después es posible que llegue un marco regulatorio. En Europa es distinto, porque es una tradición que viene desde hace muchos años y hay algo que lo legisla y que gracias a eso existen nombres famosos como pueden ser Champagne, Burdeos, Pomerol, entre otros. Me parece que en Argentina no sirve de nada ponernos una restricción cuando lo que necesitamos es aprender y probar para demostrar después lo que podemos hacer, a partir de un terruño específico.
-¿Cuál es el balance que hacés sobre el año vitivinícola argentino?
-A nivel cosecha fue espectacular. Pero lo que nosotros tenemos que observar es cómo se comporta el mercado. Las bodegas venían creciendo muy bien, pero hubo una meseta de un par de años. Ojalá se pueda retomar la senda, porque cuando a las bodegas les va bien a todos nos va bien.
-¿Cambió mucho la conducta del consumidor argentino en los últimos años?
-No podemos decir que cambió, porque la Argentina vitivinícola actual es otra. Yo siempre comento con Miguel Brascó, quien me lleva 40 años de ventaja hablando de vinos, que seguramente todos esos años fueron mucho menos entretenidos que nuestros últimos 10 años compartidos. La verdad es que están pasando muchas cosas, el mercado está muy agitado y somos privilegiados por eso. Solo hay que estar con las antenas paradas y con muchas ganas de degustar y no de encasillarnos. Hay que disfrutar este momento de prueba y error de los enólogos en la búsqueda del camino.
Fuente: http://entornoeconomico.com/2013/12/un-vino-cuesta-lo-que-vale/
Fuente: Area del Vino
-¿Cuál es el balance que hacés de un nuevo y exitoso año de Vinos de Lujo en el Alvear?
-Lo bueno de esta expo es que la vamos "craneando" todo el año y en algún punto ya sabemos qué bodegas van a estar, eso significa qué vinos vamos a exhibir. A partir de ahí está en nuestras manos y de nuestros sponsors convocar a la gente. Sabemos que el marco de la feria es espectacular y los vinos lo ameritan. A partir de eso se confabulan algunas cosas para que termine siendo un éxito.
-¿Cuando hablamos de "Vinos de Lujo" nos referimos pura y exclusivamente a su precio o entran en juego algunos otros aspectos?
-En realidad el vino es un lujo accesible. Nosotros en la muestra marcamos un piso, que es de $100 hacia arriba, pero entendemos que un vino de esos valores es un lujo para mucha gente, aunque es un lujo consumible.
También el concepto de este evento tiene que ver con el marco en el que se realiza, que es dentro del Hotel Alvear. Convocamos a 50 de las mejores bodegas para que vengan a mostrar sus más exclusivos vinos, y eso es lo que marca la diferencia y comunica un valor. La palabra vino tiene muchas connotaciones, pero nosotros queremos demostrar con esta feria hasta dónde es capaz de llegar el vino argentino y lo orgulloso que estamos de ello.
-¿Cómo ves el mercado para los vinos de alta gama argentinos?
-Desde el punto de vista cualitativo la evolución es increíble. Nosotros tenemos la suerte de ser como espectadores privilegiados, porque hemos crecido gracias a ellos.
Partiendo desde ese punto, tenemos que tener en cuenta que lo que necesita el vino es un mercado, y en este caso Argentina sigue siendo el principal mercado para sus vinos, lo cual es genial. Pero necesitamos que la gente tome más y entienda el significado que tiene hacer un vino. Yo nunca critico un vino por su precio, porque creo que un vino cuesta lo que vale. Creo que si alguien le pone un precio a un vino es porque lo está valorando, y a partir de allí habrá gente que lo pueda comprar o no.
-¿Y a nivel internacional la competencia es complicada para los vinos de alta gama nacionales?
-Yo creo que es en esta gama de vinos donde hay que demostrar algo. Hasta ahora Argentina está haciendo estragos en los mercados con sus vinos de menos de 10 dólares, porque el Malbec es un vino entrador y en esa relación precio-calidad es imbatible. Ahora, para que a nuestro país lo consideren seriamente tiene que demostrar allá arriba y es donde todavía no nos creen. Una de las razones de esto es que el Malbec, al no ser una de las variedades, como el Cabernet, Chardonnay o Pinot Noir, consagradas en el mundo, le cuesta un poquito más, pero se está haciendo un lugarcito. Por el momento está como golpeando la puerta. En cuanto nos dejen entrar definitivamente, irrumpimos con todo.
-¿Los Malbec argentinos se estancaron en una franja de precios en el mercado internacional?
- No, para nada. El hecho es que el Malbec directamente no era conocido, nadie lo usaba como varietal. Yo creo que tuvimos mucha suerte en el reparto, porque a Argentina le tocó un Malbec y un Torrontés como para jugar con lo distinto, y la verdad es que eso es espectacular. Lo que sucede es que ahora debemos demostrar que con esos varietales podemos competirle a los grandes y es lo que estamos empezando a hacer.
-En 2016 se va a llevar a cabo en Mendoza el Concurso Internacional de Mejor Sommelier. ¿Qué pensás que le puede aportar este evento a la industria y en especial al consumo de los vinos argentinos en el mundo?
-El sommelier es una figura muy importante en la difusión del vino, porque está en los puntos de venta promoviendo el producto. Ojalá que el concurso mundial pueda demostrarle a nuestro mercado de la importancia que tiene esa figura. Desde nuestro lado vamos a apoyar en todo lo que podamos y nos enorgullece que un evento que va recorriendo las principales ciudades del mundo llegue a Mendoza.
-Siempre destacás por sobre todos los aspectos al terroir como símbolo distintivo de un vino. ¿Creés que si se da en algún momento la denominación en origen de los vinos argentinos le puede aportar un valor extra al producto de cara al mercado mundial?
-Creo que en algún punto el único diferencial de un vino es su lugar de origen. Ahora, Argentina recién está empezando a jugar ese juego. No creo en la denominación de origen como legislación, pero sí como lugar. Hay zonas argentinas como Altamira o Gualtallary que están empezando a diferenciarse desde la copa. Yo creo que en nuestro país va a suceder que primero los vinos se van a empezar a diferenciar desde la copa, y después es posible que llegue un marco regulatorio. En Europa es distinto, porque es una tradición que viene desde hace muchos años y hay algo que lo legisla y que gracias a eso existen nombres famosos como pueden ser Champagne, Burdeos, Pomerol, entre otros. Me parece que en Argentina no sirve de nada ponernos una restricción cuando lo que necesitamos es aprender y probar para demostrar después lo que podemos hacer, a partir de un terruño específico.
-¿Cuál es el balance que hacés sobre el año vitivinícola argentino?
-A nivel cosecha fue espectacular. Pero lo que nosotros tenemos que observar es cómo se comporta el mercado. Las bodegas venían creciendo muy bien, pero hubo una meseta de un par de años. Ojalá se pueda retomar la senda, porque cuando a las bodegas les va bien a todos nos va bien.
-¿Cambió mucho la conducta del consumidor argentino en los últimos años?
-No podemos decir que cambió, porque la Argentina vitivinícola actual es otra. Yo siempre comento con Miguel Brascó, quien me lleva 40 años de ventaja hablando de vinos, que seguramente todos esos años fueron mucho menos entretenidos que nuestros últimos 10 años compartidos. La verdad es que están pasando muchas cosas, el mercado está muy agitado y somos privilegiados por eso. Solo hay que estar con las antenas paradas y con muchas ganas de degustar y no de encasillarnos. Hay que disfrutar este momento de prueba y error de los enólogos en la búsqueda del camino.
Fuente: http://entornoeconomico.com/2013/12/un-vino-cuesta-lo-que-vale/
Fuente: Area del Vino
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