Esa es la conclusión a la que llega un estudio de hace unos meses
realizado por la Universidad del País Vasco. Se valoró cómo en los
adolescentes con una mala alimentación el practicar ejercicio no conseguía los efectos beneficiosos deseados.
En concreto el estudio analizaba que un exceso de grasa en la alimentación provocaba en estos adolescentes un mayor acúmulo adiposo en el abdómen, algo que el ejercicio no conseguía compensar.
Los autores estudiaron una muestra de 224 adolescentes, con edad en
torno a los 15 años y con un 51% de mujeres. Realizaron diversas
mediciones corporales antes y después del programa de alimentación y
ejercicio, para valorar los cambios.
Los resultados confirmaron que, incluso sin aumentar las calorías
totales de la dieta, si la alimentación es rica en grasa, provoca un mayor acúmulo de grasa abdominal, incluso si se realiza un programa de ejercicio. Aquí podemos acceder a más datos sobre el estudio, publicado en la revista Clinical Nutrition.
Dieta adecuada y ejercicio: la combinación ganadora.
Como siempre en estos casos en que comentamos artículos, recordamos que es un único estudio, y que hay que ser prudentes interpretando las conclusiones.
He leído barbaridades de titulares hablando de este mismo estudio.
Algunos de ellos afirmaban alegremente: el gimnasio no sirve para bajar
de peso. Y se quedan tan tranquilos.
Lo que los autores del estudio comentan, y quieren resaltar, es que, aunque el total de calorías no sea excesivo, si la alimentación no es saludable, el hecho de hacer ejercicio no va a conseguir “compensar” esta mala práctica.
Esto es interesante para esas personas que comem muy mal pero luego van al gimnasio, a correr, o a hacer ejercicio en general, pensando que la actividad física elimina los excesos de la mala dieta.
En el caso de este estudio con adolescentes, los resultados fueron que
el ejercicio no pudo hacer frente al acúmulo de grasa abdominal
provocado por la mala dieta.
Sabemos que el aumento del diámetro abdominal se
relaciona con mayor riesgo de padecer enfermedades, sobre todo de tipo
cardiovascular. Por lo tanto, los autores del estudio no invitan en sus
conclusiones a abandonar el gimnasio, sino a complementarlo necesariamente con una adecuada alimentación.
Conclusiones con cautela.
El estudio se ha realizado con una muestra de adolescentes.
Si bien pienso que puede ser interesante tener en cuenta los
resultados, no hay que dramatizar, ni ser drásticos, pero no podemos
ignorar los resultados del estudio: una mala alimentación, incluso
cuando las calorías ingeridas no sean excesivas, va a suponer un aumento
de la grasa corporal, incluso si se practica ejercicio. Por lo tanto,
el ejercicio sin dieta adecuada no tiene mucho sentido.
Invito a que seamos cautos con las conclusiones, pero tengamos a mano
este estudio para enseñarlo a ese amigo o conocido que se come 1 pizza
familiar con una botella de 2 litros de refresco azucarado, pero piensa
que “no pasa nada, que luego lo quema en el gimnasio“; hacedle saber que tal vez está asumiendo más riesgos de los que piensa.
Imagen | Dr. Abdullah Naser
Fuente: vitonica.com
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