No hay una copa única que puede utilizarse para todos los vinos; pero
sí existe la copa de degustación. Por esta razón, IRAM desarrolló la
norma 20023:2013 para el análisis sensorial del vino. La norma fue
revisada por bodegueros, corcheros, enólogos, organismos oficiales y
otras instituciones antes de redactarse definitivamente. El texto
establece la forma, las dimensiones y el vidrio de una copa, dado que
estos elementos influyen sobre la percepción de la calidad del producto
(color, aspecto, bouquet y sabor).
La copa normalizada consta de
un cáliz o cuerpo ovoide truncado unido a una base sobre la que se apoya
por medio de un vástago. El diámetro del borde del cáliz es menor que
el diámetro de la parte convexa para facilitar la concentración de
sustancias volátiles. No debe poseer surcos ni burbujas. El borde debe
ser regular, suave y redondeado, sin reborde.
La norma IRAM 20023:2013 también ofrece recomendaciones para optimizar las sensaciones en el momento de catar un vino:
–No
se debe llenar completamente para permitir que las sustancias volátiles
queden contenidas en el espacio de cabeza antes de realizar el examen
olfativo.
–Es aconsejable verter unos 30 ml de líquido para permitir dos muestreos de 15 ml cada uno.
–La
copa debe estar limpia. Debe usarse detergente neutro y enjuagarse con
abundante agua tibia, luego con agua destilada libre de olores y, por
último, con una solución hidroalcohólica al 70%. Lavar la toalla con la
que se seque la copa con detergente neutro.
–Las copas se secan al
aire, colgadas hacia abajo en una gradilla que las sujete por el pie.
Luego se guardan al abrigo del polvo y de olores ambientales.
–Antes
de usarlas, hay que enjuagarlas con el vino que se va a catar, salvo
que sea efervescente. En tal caso, se usa solamente una copa totalmente
seca.
–Se recomienda tomar la copa por el vástago para evitar la
influencia del calor de la mano, y nunca se debe tocar el cáliz con la
mano o con la nariz.
Fuente: entremujeres.clarin.com
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