Aruba es una Babel de la gastronomía:
como la bíblica torre donde las lenguas se mezclaban, la isla es el
punto de encuentro de los paladares con la buena mesa de todo el
planeta. La isla está atenta a la llegada de las más recientes técnicas
de la comida internacional y jamás les cierra la puerta a nuevas
tendencias y a otros sabores que, sin reservas, se incluyen en menús que
en este puerto pasan de ser simples cartas a convertirse en un mosaico
de culturas.
Un almuerzo en un
restaurante como el Sunset Grille Seafood and Chops –galardonado con el
premio AAA 4 Diamonds– puede empezar con una entrada de Ostras
Florencia, preparadas al horno con espinacas y cangrejo con salsa
holandesa y caviar, continuar con una ensalada Martín Chop House, hecha
con lechuga picada, palmitos, rodajas de huevo, tomates, queso bleu,
tocino y chili dulce con vodka Chopin y aderezo cremoso servido tras una
breve agitación.
En platos fuertes abundan
las posibilidades y la carta del Sunset Grille ofrece desde los
apetitosos camarones rellenos de cangrejo al horno y el jugoso filete de
solomillo con hueso hasta un sabroso asado de bacalao con queso. Y de
postre, para estimular la diversidad, la costra de coco o soufflé de
chocolate servido con crema de vainilla ice.
Este festín de sabores
sabiamente dispuestos en una receta y estos placeres que ingresan por la
boca y terminan en la añoranza, parten de la esencia cultural de una
isla que sabe conseguir el máximo provecho de los alimentos.
EL CHEF DE ARUBA
Alvin Leest es la celebridad
de los fogones arubanos. Tiene cuarenta y cinco años y considera que la
gastronomía se responsabiliza de una generosa porción del éxito del
turismo en la isla. “Los hoteles tienen en común cómodas habitaciones,
piscina y atención, actividades y de pronto un spa y un gimnasio. Pero
la comida hace la diferencia”, asegura.
El chef de Aruba lanza otra
sentencia culinaria que sintetiza el presente de la isla: “Los platos de
la calle se llevan a las cocinas de las familias, donde se adoban y
pulen con el pasar de los años, de generación en generación, y regresan a
las calles cuando adquieren ese único sabor de hogar”. Lo suyo es un
decir porque en realidad, antes que en las casas se introducen en los
menús de hoteles y restaurantes.
“Nos gusta el intercambio de
conocimientos”, dice Leest, también dedicado a compartir conocimientos
con los alumnos de la Academia de Gastronomía EPI. “Desde el inicio de
la carrera nuestros estudiantes tienen contacto directo con los mejores
cocineros del mundo y van entendiendo que esta profesión oscila entre el
ambiente de una fiesta y la disciplina militar”. Con el fin de
estimular la profesión en Aruba, cada año se celebran dos certámenes
gastronómicos: el Festival de Comida, Vino y Arte, del Hotel Westin, y
el Concurso de Vino Extravaganza, del Hotel Radisson. El primero
acontece en junio e invita a un chef de talla mundial a compartir con
los asistentes. El huésped de honor de 2009 fue Harry Sasson, quien
enseñó lo mejor de su arte a los estudiantes del EPI y a más de mil
visitantes. Este año se realizará entre el 3 y el 5 de junio.
El concurso del Radisson se
llevará a cabo por primera vez del 2 al 4 de septiembre. Le rinde
tributo al vino y desde ya se anuncia como una feliz fiesta con
degustaciones de tintos, blancos y rosados de bodegas de Sudamérica
reseñadas en las prestigiosas publicaciones The Wine Spectator y The
Wine Advocate. La agenda también tendrá catas de vinos y de quesos.
LA DAMA PICANTE
El ingrediente típico de
Aruba es un ají pequeño con forma de pimentón. Lo llaman Madame Janeth,
sobrenombre bien puesto porque puede salpimentar un arroz o una carne a
la brasa y siempre sale bien librado.
El chef July Clark labora en
The Old Fisherman. Él le atribuye a ”Doña Janeth“ la reputación de la
comida criolla de Aruba. “La ‘Madame tiene la capacidad de consentir el
paladar con un saborcillo un poco dulce pero en definitiva picante. Es
indescifrable. Ahí está su grandeza”.
July Clark recomienda probar
el pan Bati; saborear el Funchi, una saludable polenta, y comer el
Bealchi, o arepita de pescado. Y no olvidar el Yam Paw, o mero.
Ahora bien, si el plan
consiste en hacer deporte a la manera de los magnates cuya máxima
preocupación radica en qué plato comerán después de jugar al golf, la
solución la encuentra en el restaurante de la villa Tierra del Sol.
Tiene una sede con varios ambientes frente a los dieciocho hoyos del
campo. Su menú cuenta con una lista de platos elaborados por un genial
holandés que maneja el arte de combinar condimentos con gracia singular.
Se llama Jim Rooseman y posee una peculiar forma de cocinar que
consiste en hacerlo de acuerdo con su estado de ánimo porque “los
alimentos tan sólo son un puente entre el cocinero y el consumidor.
Ellos sentirán la alegría o la tristeza del chef”. La feliz isla de
Aruba se volvió un gigante gastronómico. Ahora exhibe el rostro
orgulloso de destinos como Lima, con una variante: en unas cuantas
calles permite conocer los sabores del mundo.
* Una especialidad del Hotel
Radisson es la organización de bodas. Celebra de a una por día, lo cual
garantiza que sean totalmente personalizadas y según las aspiraciones
más exigentes. El Radisson tiene una exclusiva particularidad en
matrimonios: puede ofrecer menús exóticos como aquellos de origen
indostaní o de Marruecos o de Australia. Informes: weeddings@
radissonaruba.com
* La biblia gastronómica de
la isla se llama Aruba Tastes & Tales, un libro con textos bien
investigados y bien escritos y muy sabrosos de leer. También trae
imágenes espectaculares de algunos platos criollos y otros de comida
internacional, y una selección de importantes restaurantes de la isla,
algo de su historia y un resumen completo de su especialidad.
* Lo mejor de Oriente se
puede disfrutar en el restaurante Blossoms. De espectacular diseño
arquitectónico, goza de un ambiente distendido y placentero. Blossoms
tiene tres menús: sushi, la comida tradicional china y Tepan Yaki.
Fuente: revistadiners.com.co
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