La representante argentina recibió el puesto 11º en el Concurso ASI
Mejor Sommelier del Mundo, que se llevó a cabo en Tokyo, Japón. Aquí
cuenta su experiencia y el futuro de esta profesión que está creciendo
fuertemente.
Paz Levinson, que ha obtenido también el título de Certified Sommelier de la Corte de Master Sommeliers, participó en el Concurso ASI Mejor Sommelier del Mundo, que se llevó a cabo en Tokyo, Japón, recibiendo el puesto 11º, mientras que Paolo Basso obtuvo el primero lugar.
Levinson tiene en su haber diversos resultados, como es el de haber sido la ganadora del Concurso Vino Argentino, un buen vino Mejor Sommelier de la Argentina 2010 y de obtener el cuarto puesto en el Concurso Mejor Sommelier de las Américas 2012 realizado en Bento Gonçalves, Brasil.
Esta representante de Argentina, trabaja en restaurante, en la docencia y en la comunicación. Actualmente se encuentra viajando y trabajando al mismo tiempo. Su último trabajo fue en China donde tuvo la oportunidad de trabajar en Colagreco Shanghai y conocer el paladar de los chinos y de gente que viaja a ese destino. Además, está haciendo consultorías de cartas para diferentes restaurantes de Buenos Aires.
¿Cómo fue el mundial? ¿Cómo te sentiste?
Era mi primera vez en un mundial así que para mí fue todo nuevo. Estuvo muy bien organizado y fue impresionante la cantidad de candidatos y de gente que viaja para vivir el evento. También era la primera vez que viajaba a Japón, así que eso fue nuevo con el atractivo que organizó el mundial para que coincidiera con la primavera y la floración de los cerezos.
El primer día de prueba y prácticas fue largo y difícil y a la noche anunciaron a los semifinalistas. Las cenas estaban diseñadas también en función de Sakura, la floración de los cerezos, así que todo pensado, todo fue muy japonés.
Me sentí contenta de participar y estar viviendo la experiencia, agradecida con la AAS por ser una Asociación seria que realiza concursos en Argentina y se ocupa que el candidato esté en la fecha en los concursos internacionales (hay países que les cuesta cumplir y el candidato no llega por diversas razones), también agradecida con mi novio y mi familia que me ayudaron mientras estudiaba.
¿Cómo ves que está posicionada esta profesión en Argentina en relación al resto del mundo?
Había candidatos de más de cincuenta países y no tuve la oportunidad de hablar con todos. Independientemente de eso creo que en Argentina tenemos un nivel alto, como quedó demostrado por el ranking, aunque tenemos que seguir trabajando. Es importante, tanto a nivel personal como a nivel de la Asociación Argentina de Sommeliers que es una asociación civil sin fines de lucro y no cuenta todavía con la infraestructura necesaria para competir con la elite de las asociaciones de sommeliers del mundo, contar con el apoyo de empresas del sector e instituciones relacionadas con el vino, el turismo, la promoción de la marca país, etc. Tuve la suerte de que la AAS, una empresa y un amigo de la industria vitivinícola se sumaron con dinero y pasajes para cubrir necesidades básicas para viajar a UK y probar vinos. El resto, por ahora, lo vengo financiando con la ayuda de mi familia, trabajos previos y actuales en China. La mayor parte de los sommeliers semifinalistas cuentan con entrenadores, asistentes, e infinidad de vinos y productos para degustar permanentemente a su alcance. Tenemos el potencial para seguir mejorando, pero es necesario que nosotros los sommeliers y la AAS, y el sector vitivinícola nos fijemos objetivos comunes y trabajemos de manera articulada para lograrlos.
¿Qué es lo que crees que aún le falta a los sommelier de Argentina?
Creo que tenemos más de lo que nos falta. Somos un caso parecido a Italia o Francia en el sentido de que si uno va a Francia va a tomar vino de Francia, lo mismo con Italia. La diferencia es que si un sommelier francés quiere ir a Alemania o a Italia está sensiblemente más cerca y es más fácil. O tienen exposiciones del vino enormes donde ir con sólo dos horas de vuelo o incluso menos. Entonces estamos en clara desventaja desde ese punto de vista porque nos cuesta mucho viajar y recibir apoyo.
Un sommelier de Estados Unidos o de China tiene la posibilidad de viajar porque las bodegas los invitan ya que los mercados donde trabajan son muy grandes. En cambio a un argentino no lo van a invitar ya que se sabe que Argentina no es un gran mercado para la venta de vinos extranjeros.
¿Cómo te preparaste para este mundial?
Me enteré que iba al mundial a fines de octubre por lo que no tuve tanto tiempo para procesar la información. Por suerte me había preparado para el concurso de Américas y eso ayudó. El tema es que fin de año en Argentina es un caos de trabajo y de cierre de cosas. Siempre noviembre y diciembre para mí son meses de pico de trabajo. Después a fines de diciembre me fui a China y recién me pude poner a estudiar a mitad de enero en Shanghai mientras trabajaba en Colagreco y procesaba el hecho de estar por primera vez en Asia.
Me costó el tema de tener a la gente con la que estudio muy lejos (María Barrutia, Flavia Rizzuto, Mariana Achaval, Clara Miguens, ellas siempre tienen un momento para ayudarme o tomarme examen). Por suerte pude viajar, con bastante esfuerzo, a Inglaterra a TerraVina de Gerard Basset y pasar un mes entrenando y trabajando a diario. En marzo conocí a Jean Marie Pratt, un gran sommelier francés, que empezaba a trabajar en Shanghai y él me ayudó a entrenar los últimos días. Entonces por un lado fue un trabajo algo solitario y por el otro intentaba buscar gente que me ayude y evalúe.
¿Cuáles son tus objetivos a partir de ahora?
Mis objetivos próximos son seguir estudiando y completar mis estudios sobre el vino con exámenes internacionales reconocidos en el mundo.
¿Cuáles son las ventajas de que un restaurante tenga sommelier?
Creo que cada vez hay más empresarios que buscan tener un sommelier para manejar el vino de su restaurant y creo que es la mejor decisión. Un sommelier está en constante contacto con nuevos productos, enólogos, etc. y eso le da más cintura para proyectar un plan de trabajo con el vino más serio.
En lugares de alta cocina la figura del sommelier ya está incorporada. El cliente argentino espera que venga el sommelier y siente mayor confianza al pedir un vino costoso. Incluso está más abierto a que el sommelier pruebe un poco de su vino para asegurarse que está en perfectas condiciones que en otros países.
¿Ha crecido la demanda de sommelier en Argentina?
Creció mucho la demanda y eso nos damos cuenta desde Cave. Todo el tiempo hay empresas que piden sommeliers o gente especializada. No sólo restaurants sin también bodegas, vinotecas, medios.
Fuente: Area del Vino
Paz Levinson, que ha obtenido también el título de Certified Sommelier de la Corte de Master Sommeliers, participó en el Concurso ASI Mejor Sommelier del Mundo, que se llevó a cabo en Tokyo, Japón, recibiendo el puesto 11º, mientras que Paolo Basso obtuvo el primero lugar.
Levinson tiene en su haber diversos resultados, como es el de haber sido la ganadora del Concurso Vino Argentino, un buen vino Mejor Sommelier de la Argentina 2010 y de obtener el cuarto puesto en el Concurso Mejor Sommelier de las Américas 2012 realizado en Bento Gonçalves, Brasil.
Esta representante de Argentina, trabaja en restaurante, en la docencia y en la comunicación. Actualmente se encuentra viajando y trabajando al mismo tiempo. Su último trabajo fue en China donde tuvo la oportunidad de trabajar en Colagreco Shanghai y conocer el paladar de los chinos y de gente que viaja a ese destino. Además, está haciendo consultorías de cartas para diferentes restaurantes de Buenos Aires.
¿Cómo fue el mundial? ¿Cómo te sentiste?
Era mi primera vez en un mundial así que para mí fue todo nuevo. Estuvo muy bien organizado y fue impresionante la cantidad de candidatos y de gente que viaja para vivir el evento. También era la primera vez que viajaba a Japón, así que eso fue nuevo con el atractivo que organizó el mundial para que coincidiera con la primavera y la floración de los cerezos.
El primer día de prueba y prácticas fue largo y difícil y a la noche anunciaron a los semifinalistas. Las cenas estaban diseñadas también en función de Sakura, la floración de los cerezos, así que todo pensado, todo fue muy japonés.
Me sentí contenta de participar y estar viviendo la experiencia, agradecida con la AAS por ser una Asociación seria que realiza concursos en Argentina y se ocupa que el candidato esté en la fecha en los concursos internacionales (hay países que les cuesta cumplir y el candidato no llega por diversas razones), también agradecida con mi novio y mi familia que me ayudaron mientras estudiaba.
¿Cómo ves que está posicionada esta profesión en Argentina en relación al resto del mundo?
Había candidatos de más de cincuenta países y no tuve la oportunidad de hablar con todos. Independientemente de eso creo que en Argentina tenemos un nivel alto, como quedó demostrado por el ranking, aunque tenemos que seguir trabajando. Es importante, tanto a nivel personal como a nivel de la Asociación Argentina de Sommeliers que es una asociación civil sin fines de lucro y no cuenta todavía con la infraestructura necesaria para competir con la elite de las asociaciones de sommeliers del mundo, contar con el apoyo de empresas del sector e instituciones relacionadas con el vino, el turismo, la promoción de la marca país, etc. Tuve la suerte de que la AAS, una empresa y un amigo de la industria vitivinícola se sumaron con dinero y pasajes para cubrir necesidades básicas para viajar a UK y probar vinos. El resto, por ahora, lo vengo financiando con la ayuda de mi familia, trabajos previos y actuales en China. La mayor parte de los sommeliers semifinalistas cuentan con entrenadores, asistentes, e infinidad de vinos y productos para degustar permanentemente a su alcance. Tenemos el potencial para seguir mejorando, pero es necesario que nosotros los sommeliers y la AAS, y el sector vitivinícola nos fijemos objetivos comunes y trabajemos de manera articulada para lograrlos.
¿Qué es lo que crees que aún le falta a los sommelier de Argentina?
Creo que tenemos más de lo que nos falta. Somos un caso parecido a Italia o Francia en el sentido de que si uno va a Francia va a tomar vino de Francia, lo mismo con Italia. La diferencia es que si un sommelier francés quiere ir a Alemania o a Italia está sensiblemente más cerca y es más fácil. O tienen exposiciones del vino enormes donde ir con sólo dos horas de vuelo o incluso menos. Entonces estamos en clara desventaja desde ese punto de vista porque nos cuesta mucho viajar y recibir apoyo.
Un sommelier de Estados Unidos o de China tiene la posibilidad de viajar porque las bodegas los invitan ya que los mercados donde trabajan son muy grandes. En cambio a un argentino no lo van a invitar ya que se sabe que Argentina no es un gran mercado para la venta de vinos extranjeros.
¿Cómo te preparaste para este mundial?
Me enteré que iba al mundial a fines de octubre por lo que no tuve tanto tiempo para procesar la información. Por suerte me había preparado para el concurso de Américas y eso ayudó. El tema es que fin de año en Argentina es un caos de trabajo y de cierre de cosas. Siempre noviembre y diciembre para mí son meses de pico de trabajo. Después a fines de diciembre me fui a China y recién me pude poner a estudiar a mitad de enero en Shanghai mientras trabajaba en Colagreco y procesaba el hecho de estar por primera vez en Asia.
Me costó el tema de tener a la gente con la que estudio muy lejos (María Barrutia, Flavia Rizzuto, Mariana Achaval, Clara Miguens, ellas siempre tienen un momento para ayudarme o tomarme examen). Por suerte pude viajar, con bastante esfuerzo, a Inglaterra a TerraVina de Gerard Basset y pasar un mes entrenando y trabajando a diario. En marzo conocí a Jean Marie Pratt, un gran sommelier francés, que empezaba a trabajar en Shanghai y él me ayudó a entrenar los últimos días. Entonces por un lado fue un trabajo algo solitario y por el otro intentaba buscar gente que me ayude y evalúe.
¿Cuáles son tus objetivos a partir de ahora?
Mis objetivos próximos son seguir estudiando y completar mis estudios sobre el vino con exámenes internacionales reconocidos en el mundo.
¿Cuáles son las ventajas de que un restaurante tenga sommelier?
Creo que cada vez hay más empresarios que buscan tener un sommelier para manejar el vino de su restaurant y creo que es la mejor decisión. Un sommelier está en constante contacto con nuevos productos, enólogos, etc. y eso le da más cintura para proyectar un plan de trabajo con el vino más serio.
En lugares de alta cocina la figura del sommelier ya está incorporada. El cliente argentino espera que venga el sommelier y siente mayor confianza al pedir un vino costoso. Incluso está más abierto a que el sommelier pruebe un poco de su vino para asegurarse que está en perfectas condiciones que en otros países.
¿Ha crecido la demanda de sommelier en Argentina?
Creció mucho la demanda y eso nos damos cuenta desde Cave. Todo el tiempo hay empresas que piden sommeliers o gente especializada. No sólo restaurants sin también bodegas, vinotecas, medios.
Fuente: Area del Vino
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