En la última década el precio de exportación promedio de los
principales competidores de Argentina se ha ubicado por encima del
precio argentino.
Debidamente corregido por inflación mundial el precio de 2012 fue de u$s36,9 /caja para el promedio mientras que alcanzó una cifra de u$s33,8 por caja para los vinos argentinos. Sin embargo, hace una década, y particularmente en 2004 esa diferencia era muy notable, más de dos a uno.
El comportamiento de los precios de los competidores del Nuevo Mundo
se observa en el gráfico y es posible ver dos tendencias muy claras,
mientras Estados Unidos y Argentina suben sus precios; Australia, Nueva
Zelanda y Chile tienden a disminuirlos.
Diferentes causas explican cada uno de los comportamientos, entre ellas cuestiones cambiarias, que pueden ser objeto de una nota en el futuro. Aquí queremos hacer referencia a un aspecto muy especial: el incremento de los precios de los vinos argentinos y su actual posición competitiva.
A lo largo de estos años de expansión pueden identificarse tres
períodos muy claramente. El primero de ellos, cuando los vinos
argentinos irrumpían en el escenario mundial y sus precios estaban a un
70% del promedio de los principales competidores.
En esa etapa, las exportaciones rondaban los 110 millones de dólares anuales.
Fue justo ahí que la economía argentina sale de la convertibilidad y se
devalúa el peso argentino. Rápidamente la ventaja cambiaria se trasmite
a los mercados mundiales y los precios de los vinos argentinos se
reducen drásticamente para comenzar un segundo período en 2003 que
finaliza en 2007.
La relación calidad/precio entra en escena por la
sustancial reducción de precios que permite promocionar la entrada de
los vinos argentinos en las góndolas mundiales.
La misma calidad se podía ahora vender mucho más barata o
complementariamente destinar fondos para promocionar que los
consumidores probaran los vinos argentinos. El éxito fue claro: en 2003
se exportó por 140 millones de dólares y en 2007 la cifra había trepado a
casi 420 millones de dólares.
Fue ahí cuando retorna la inflación a nuestro país,
luego de más de 15 años de estabilidad y, como el tipo de cambio no
sigue el ritmo general de los precios, la merma en rentabilidad se hace
presente en el negocio vitivinícola.
En paralelo, los vinos argentinos y en especial el Malbec ya tenían
reputación como para aumentar sus precios. A esto se suma que la mayoría
de los exportadores estaban migrando sus operaciones a Estados Unidos
con precios más remunerativos que los se obtenían en Reino Unido.
Comienza una etapa de incremento de precios argentinos cuando
el promedio mundial estaba cayendo. Entre 2007 y 2012 las exportaciones
siguieron creciendo pero a una tasa algo menor y alcanzaron los 760
millones de dólares en 2012.
¿Cuál es el punto?
Los precios de los vinos argentinos están hoy a un 92% del precio promedio de los competidores. Es cierto que han ganado prestigio y reputación como para exigir esos valores en los mercados mundiales pero difícilmente puedan seguir creciendo a una tasa que ha sido superior a la inflación de los principales mercados a riesgo de salirse de mercado.
En los próximos años es posible pensar en incrementos del precio del
vino en los principales mercados pero sólo cercanos a la inflación de
esos países, digamos entre 2% y 5% según el país. Y no mucho más, pues los competidores mantienen sus precios y algunos los bajan.
Los vinos argentinos usaron la ventaja cambiaria de la primera parte
de la década para penetrar los mercados mundiales mientras que en la
segunda mitad la usaron para mantener la rentabilidad interna. A pesar
del aumento no alcanzó pues la inflación interna fue superior. Hoy,
parece complejo mantener rentabilidad negociando con los importadores
aumentos de precios.
Por Javier Merino / jmerino@areadelvino.com
Fuente: iprofesional.com
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