jueves, 2 de febrero de 2012

Maldonado apuesta por la alta gama vinera

Apasionados emprendedores de la uva juegan sus fichas en el suelo esteño que presenta ventajas comparativas para el desarrollo de la actividad, según sommeliers.

Punta del Este ofrece elementos naturales increíbles: playas, islas, sierras, cerros de enorme belleza. Luego también tiene naturaleza modificada por el hombre: bosques artificiales, barro hecho ladrillo y luego construido en forma de edificio, jardines con plantas domesticadas. Ahora va por un vino propio.
Desde hace media década aproximadamente una serie de apasionados emprendedores de la uva se embarcaron en proyectos que exploran las posibilidades de un aspecto todavía virgen de la región que puede llegar a transformarse en el mediano plazo en una marca esencial del mapa esteño: la producción de vinos finos. 

“La prueba está en que ya son varias las empresas que han plantado viñedos y comenzado a elaborar vinos. Una de ellas es Alto de La Ballena, que viene dando que hablar con la calidad de sus vino”, opina el sommelier Daniel Arraspide.

El Este puede constituirse en una nueva región vitivinícola. Esta no es la primera vez que se habla del tema en el departamento. Hace más de 100 años el empresario Francisco Piria ya explotó el cultivo de la vid en la región.

Bouza es otro ejemplo de que esa zona del país es muy buena para cultivar. Ellos plantaron varias hectáreas cerca de Pan de Azúcar, en el kilómetro 99 de la rutra 10, y están apostando a cepas blancas como Riesling, Viognier, y tintas como Pinot Noir.

Las características de suelo son buenas, pero el elemento que ejerce mayor influencia sobre ese terroir es la influencia marítima y oceánica del Atlántico. Las brisas constantes y la amplitud térmica —la diferencia entre las temperaturas del día y la noche— hacen que la uva madure de manera más sana y de forma más gradual. Bouza tiene allí un establecimiento de 45 hectáreas, con 5 plantadas con vid. 

Bodega Garzón es otro caso que dará que hablar cuando sus vinos se comiencen a conocer. Según el sommelier Gastón Figún, responsable de la vinoteca de Punta del Este Vinos del Mundo, el tannat de Garzón “quiere hacer algo distintivo, con un toque de complejidad, similar a lo que logró el Malbec en Argentina en la última década”.

El proyecto arrancó en abril de 2007 cuando el empresario argentino Alejandro Bulgheroni le pidió al reconocido winemarker Alberto Antonini, que visitara su propiedad cercana al pueblo Garzón. Ese fue el inicio de una  colaboración que ha dado los primeros resultados de calidad en cepas como Tannat en los tintos y alvariño en los blancos, en un establecimiento de 150 hectáreas. La bodega tiene como objetivo además el desarrollo integral de la región de Garzón, con producción propia de aceite de oliva y otros productos gourmet.

Los chicos también existen
 
Pero esta búsqueda de desarrollo de un vino con características originales del departamento se da también a nivel más artesanal y casero. De a poco, y de la mano de varios emprendedores extranjeros, ha surgido una serie de pequeños productores con características similares en la zona serrana del Maldonado rural.

Uno de ellos, bautizado como Clos de la Sierra, lo lleva adelante el francés Patrice Ricart, quien llegó a Uruguay en 2007 y comenzó a construir su viña y su casa en la zona de Abra de Perdomo, unos kilómetros al suroeste de la ciudad de San Carlos.

Allí Ricart tiene plantadas cepas de merlot, cabernet franc y alvariño, en 5 hectáreas de extensión. “Este es un viñedo muy nuevo y este año no queremos hacer producción. Arrancamos todas las uvas de los pies para que estos se fortalezcan y puedan dar una buena producción el año que viene”, explica Ricart. Este año sacarán apenas dos o tres barricas, para testear calidad y terminar de verificar características del suelo de Abra de Perdomo, un sitio de alto potencial mineral.  

Otro ejemplo de estas viñas mini boutique aún no tiene un nombre formal, pero se encuentra cinco kilómetros antes de Pueblo Edén, en el establecimiento Cerro Negro. El dueño es brasileño pero el enólogo es el uruguayo Juan Pablo Fitipaldo.

Se trata de un viñedo de siete hectáreas donde se produce  Chardonnay, Pinot noir, Tannat, Merlot y Marselán. “Es un suelo muy pedregoso, de gran calidad vitivinícola. Acá en Maldonado tenemos ventajas comparativas que nos diferencian de otras regiones, como Canelones. Por ejemplo, la calidad del drenaje del suelo es altísima y eso ayuda a combatir el eventual exceso de agua que traen las lluvias de febrero y que tanto daño le hacen a la uva”, explica Fitipaldo. En Cerro Negro plantaron las vides hace dos años y esperan tener la primera partida embotellada para 2013.

Fuente: elobservador.com.uy

 

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