lunes, 6 de febrero de 2012

La sal que nos conviene

No es necesario llegar a ser hipertenso para disminuir la sal que ingerimos ni pensar que el hacerlo dejaría a las comidas sin sabor, afirma la Organización Mundial de la Salud. 
Todos los alimentos, menos el aceite y el azúcar, contienen naturalmente sodio. Si a eso le sumamos lo que usa la industria como parte de sus aditivos y conservantes más lo que agregamos nosotros, podemos llegar a un consumo no saludable. Hay que aprender a controlar los sabores buscando caminos alternativos. Hay sales light que contienen como mínimo un 50 % menos de sodio y otras hasta el 66 %.
El Código Alimentario expresa que los productos podrán ser rotulados con diferentes denominaciones. También confirman los profesionales Carol Kotliar, Sergio Volman y María Emilia Mazzei en su completo libro Manejo saludable de la hipertensión arterial.
Elegir sin errores leyendo bien las etiquetas:
Bajo en sodio: con menos de 120 mg de sodio por cada 100 g o ml en sólido o líquido.
Muy bajo en sodio: menos de 40 mg por cada 100g o ml.
No contiene sodio (o exento): con menos de 5 mg por cada 100 g o ml.
Sin agregado de sal: son productos a los que no se les agregó sal durante su elaboración.
Algunas etiquetas dicen liviano o light, aunque a veces esas palabras se refieren a la reducción de grasas y no al sodio. El vinagre, las verduras deshidratadas y los condimentos que no llevan sal agregada deben señalarlo y son buenos recursos culinarios.
Comer con poca sal o sin ella es una costumbre, señalan los nutricionistas, y permite descubrir el verdadero sabor de los alimentos.
1. Control en las medidas
Incluso las sales bajas en sodio deben usarse moderadamente.
2. Hierbas y especias
Tenerlas siempre a mano y descubrir su sabor.
3. Sales saborizadas
Pueden contener sodio común o ser bajas en sodio y deben decirlo sus envases.
Fuente: lanacion.com

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