No
es necesario llegar a ser hipertenso para disminuir la sal que
ingerimos ni pensar que el hacerlo dejaría a las comidas sin sabor,
afirma la Organización Mundial de la Salud.
Todos los alimentos, menos
el aceite y el azúcar, contienen naturalmente sodio. Si a eso le sumamos
lo que usa la industria como parte de sus aditivos y conservantes más
lo que agregamos nosotros, podemos llegar a un consumo no saludable. Hay
que aprender a controlar los sabores buscando caminos alternativos. Hay
sales light que contienen como mínimo un 50 % menos de sodio y otras
hasta el 66 %.
El
Código Alimentario expresa que los productos podrán ser rotulados con
diferentes denominaciones. También confirman los profesionales Carol
Kotliar, Sergio Volman y María Emilia Mazzei en su completo libro Manejo
saludable de la hipertensión arterial.
Elegir sin errores leyendo bien las etiquetas:
Bajo en sodio: con menos de 120 mg de sodio por cada 100 g o ml en sólido o líquido.
Muy bajo en sodio: menos de 40 mg por cada 100g o ml.
No contiene sodio (o exento): con menos de 5 mg por cada 100 g o ml.
Sin agregado de sal: son productos a los que no se les agregó sal durante su elaboración.
Algunas
etiquetas dicen liviano o light, aunque a veces esas palabras se
refieren a la reducción de grasas y no al sodio. El vinagre, las
verduras deshidratadas y los condimentos que no llevan sal agregada
deben señalarlo y son buenos recursos culinarios.
Comer
con poca sal o sin ella es una costumbre, señalan los nutricionistas, y
permite descubrir el verdadero sabor de los alimentos.
1. Control en las medidas
Incluso las sales bajas en sodio deben usarse moderadamente.
2. Hierbas y especias
Tenerlas siempre a mano y descubrir su sabor.
3. Sales saborizadas
Pueden contener sodio común o ser bajas en sodio y deben decirlo sus envases.
Fuente: lanacion.com
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