La única forma de conseguir todas las vitaminas que necesitamos es haciendo una dieta variada donde no falten frutas, verduras y hortalizas. No obstante podemos seguir algunos trucos para asegurarnos el aporte de vitaminas, sencillos gestos con los que no perderemos las vitaminas de los alimentos.
Cuando de vitaminas se trata, cuanto menos cocinado estén los alimentos mejor. Frutas, vertudas y hortalizas en su estado original son la mayor fuente de vitaminas. Con el cocinado se pierde parte de las vitaminas porque éstas son sensibles al calor. El mejor truco: una ensalada, en la que puedes incluir estos tipos de alimentos ricos en vitaminas mezclados y sin cocinarlos.
Y si no nos queda más remedio que cocinar los alimentos la técnica de cocción al vapor es la menos agresiva para las vitaminas. Se puede alternar comiendo un día una ensalada y otro un plato de verduras al vapor. Toda técnica de cocina que supere los 100ºC va a suponer una pérdida en la cantidad de vitaminas del alimento.
Alimentos con color es igual a alimentos con vitaminas. Las moléculas que le dan los colores vistosos a los alimentos son pigmentos naturales que equivalen a vitaminas, como el caso de los carotenoides. Si vas a la frutería y haces una compra variada en colores te estarás asegurando el aporte de muchas de la vitaminas.
Tomar de tres a cinco piezas de fruta al día es otro seguro para tener rellenos los depósitos de vitaminas. Pero no vale comer siempre las mismas frutas, cuanta más variedad mejor porque así cubriremos la mayor parte de vitaminas necesarias. Y si no te gusta la fruta cruda siempre está la opción de los batidos o los zumos naturales.
Cuando comamos carne o pescado podemos acompañarlo con verduras y hortalizas, es como si en el plato tuvieras proteínas y vitaminas, así matas dos pájaros de un tiro. La guarnición de este tipo de platos también nos va a ayudar a completar la cantidad necesaria de vitaminas, que no siempre van a ser las patatas fritas las protagonistas.
Cuando de vitaminas se trata, cuanto menos cocinado estén los alimentos mejor. Frutas, vertudas y hortalizas en su estado original son la mayor fuente de vitaminas. Con el cocinado se pierde parte de las vitaminas porque éstas son sensibles al calor. El mejor truco: una ensalada, en la que puedes incluir estos tipos de alimentos ricos en vitaminas mezclados y sin cocinarlos.
Y si no nos queda más remedio que cocinar los alimentos la técnica de cocción al vapor es la menos agresiva para las vitaminas. Se puede alternar comiendo un día una ensalada y otro un plato de verduras al vapor. Toda técnica de cocina que supere los 100ºC va a suponer una pérdida en la cantidad de vitaminas del alimento.
Alimentos con color es igual a alimentos con vitaminas. Las moléculas que le dan los colores vistosos a los alimentos son pigmentos naturales que equivalen a vitaminas, como el caso de los carotenoides. Si vas a la frutería y haces una compra variada en colores te estarás asegurando el aporte de muchas de la vitaminas.
Tomar de tres a cinco piezas de fruta al día es otro seguro para tener rellenos los depósitos de vitaminas. Pero no vale comer siempre las mismas frutas, cuanta más variedad mejor porque así cubriremos la mayor parte de vitaminas necesarias. Y si no te gusta la fruta cruda siempre está la opción de los batidos o los zumos naturales.
Cuando comamos carne o pescado podemos acompañarlo con verduras y hortalizas, es como si en el plato tuvieras proteínas y vitaminas, así matas dos pájaros de un tiro. La guarnición de este tipo de platos también nos va a ayudar a completar la cantidad necesaria de vitaminas, que no siempre van a ser las patatas fritas las protagonistas.
Fuente: vitonica.com
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