lunes, 31 de enero de 2011

Los Alemanes del Volga en la Argentina

En 1762, Catalina II, la Grande, hereda el trono de Rusia. El 22 de julio de 1763 publica un manifiesto en que insta a los extranjeros con deseos de colonizar a trasladarse a Rusia a vivir y trabajar. Se les asegura franquicias tributarias y la liberación del servicio militar. Así llegaron los primeros colonizadores alemanes hasta el Volga.

Consiguieron establecer comunidades con derechos y prerrogativas. Pero hacia 1860 el Zar los obligó a prestar servicio militar, lo que los indujo a buscar nuevos horizontes. Un grupo bastante numeroso emigró al Brasil meridional. Su intención era plantar trigo, tal como lo habían hecho desde hacia generaciones junto al Volga. Con desazón, comprobaron que, pese a la fertilidad del suelo, el trigo no se daba bien. A raíz de ello, cuatro enviados se trasladaron en agosto de 1877 a Buenos Aires, donde iniciaron tratativas con el entonces ministro de interior, Bernardo de Irigoyen. Sabían lo que querían y conocían las ventajas que ofrecía Argentina.

Su oferta era garantizar la inmigración de 50.000 personas, y a cambio de ello pretendían obtener buenas tierras, junto a vías de comunicación favorables para poder exportar sus productos agrícolas. Solicitaron, además, la exención del servicio militar, libertad de culto y la instalación de escuelas alemanas.El contrato correspondiente adquirió muy pronto contornos definitivos; el parlamento argentino lo convalidó por ley . En 1878 llegaron a nuestro país 1100 alemanes del Volga.

No faltaron, por cierto, los sinsabores, como cuando les ofrecieron en la provincia de Santa Fe tierras inundables. No obstante, los resultados positivos predominaron: en Entre Ríos se establecieron varias colonias agrícolas casi cerradas, con nombres tales como Marienthal, Marienfeld, Köhler, Pfeifer. En su gran mayoría, los pobladores de estas aldeas eran católicos, pero hubo también un asentamiento netamente evangélico, que se llamó Aldea Protestante.

Otro grupo se dirigió hacia el sur de la provincia de Buenos Aires, donde los colonos se asentaron cerca de Coronel Suárez, estableciendo el pueblo de Hinojo que, al igual que Marienthal en Entre Rios, pronto se transformó en el foco de irradiación de una activa labor colonizadora de vastos alcances territoriales y económicos.

Que la Argentina haya llegado actualmente a ser uno de los más importantes silos del mundo se debe en buena parte a sus ciudadanos de origen alemán del Volga.

La inmigración de ruso-alemanes a Argentina se mantuvo hasta la Primera Guerra Mundial. Crespo en Entre Rios y Coronel Suárez en la provincia de Buenos Aires se convirtieron en los centros más destacados de la colonización. En la actualidad, los alemanes del Volga viven prácticamente diseminados por toda la Argentina. Su numerosa prole de los primeros tiempos y la división y reparto de las propiedades en parcelas cada vez más pequeñas obligaron a muchos a abandonar los sitios de colonización originales y a dedicarse a otros oficios.

A pesar de las grandes dificultades que atravesó esta colectividad durante y después de la última guerra mundial, la institución que agrupa a los descendientes de los alemanes del Volga trata de mantener la unión por medio de fiestas y reuniones anuales en las distintas comunidades. Existe una profunda fe religiosa y se considera a la iglesia salvaguardia y apoyo de la comunidad.

Fuente: bassoenlared.com.ar

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