Textos de Tomás Linch
Ilustraciones de Martín Oroná
Ilustraciones de Martín Oroná
OTOÑO
Los primeros fríos se confunden con los últimos vestigios
del verano y el bosque gana el mercado. Aparecen los hongos (gírgolas,
portobellos), las aves de corral y los animales de caza menor: conejos,
patos y carnes no tradicionales como el yacaré son una buena elección.
Hay buenos productores en la provincia de Buenos Aires que envían a
domicilio. También los podés buscar en mercados como El Progreso
de Caballito o en ferias orgánicas y gourmet. Los colores son el verde y
el marrón: rúcula, radicheta, apio, palta. Se reconoce una palta en su
punto cuando la carne cede fácilmente a una ligera presión de los dedos.
Una vez madura debe consumirse de inmediato. El otoño es la época
ideal para volver a las raíces que nos aportan hidratos. Papa, batata,
zanahoria y zapallo no pueden faltar. El queso es un gran aliado, buscá productores artesanales, que comercializan pastas frescas sin conservantes.
INVIERNO
El frío nos pone a prueba. Nuestra alimentación tiene que
adaptarse para hacer frente al esfuerzo y seguir trabajando sin morir
después de un guiso de lentejas. Escabeches, embutidos y carnes rojas
serán nuestro plato principal. Pero no debemos abandonar la fruta: es
la época de las naranjas, las mandarinas y los pomelos que vienen del
Litoral. Los cítricos de cualquier tipo deben ser firmes y tener la
cáscara lustrosa. El color no indica el grado de maduración. Los
verduleros que saben dicen que se conservan de 10 a 15 días a
temperatura ambiente y que la refrigeración las mantiene frescas por más
tiempo. Por último, el invierno es la temporada de sopas: repollos, cebollas, remolachas, berenjenas.
No compres la bandeja cerrada: elegí bien y cortá los vegetales en tu
casa para que la preparación no pierda en aromas. Pasteles y guisos que
incluyan legumbres calientan el cuerpo y el espíritu.
PRIMAVERA
Es la época de siembra por excelencia y el verde vuelve a tomar la iniciativa: alcauciles de La Plata, lechugas, espárragos y espinacas de las quintas bonaerenses
son una gran elección para combinar con salsas o en ensaladas. Aparecen
las frutillas de Santa Fe, los duraznos de Mendoza y algunas frutas que
resisten del invierno. Para saber cuál es un buen durazno de primavera,
prestá atención: debe tener la piel aterciopelada y sonrosada. No
hay que comprarlos si están verdes porque no maduran en casa. Comelos a
temperatura ambiente porque la heladera les quita sabor. Además, en
épocas en las que vuelve el buen tiempo, podemos hacer carnes asadas y
combinarlas con chauchas, huevos o arroz. En estos meses llega un buen
cordero de las estancias patagónicas y la merluza de nuestros mares no
se agota.
VERANO
En el verano brillan los colores y la verdulería se llena
de rojos, amarillos y verdes con frutas jugosas que aportan líquidos
para hacer frente al calor. Sandías tucumanas, melones sanjuaninos, cerezas, ciruelas, tomates y frutos del Litoral, como arándanos y moras.
Para elegir una sandía en su punto, debe tener la cáscara lisa y
brillante; fijate que sea pesada para su tamaño y de consistencia dura y
maciza. Recordá que una sandía entera se conserva a temperatura
ambiente de 10 a 15 días; ya partida, debe guardarse en la heladera no
más de dos o tres días. Y si la idea es sentirse liviano para hacer
frente al calor, algunos pescados aportan buena cantidad de
nutrientes con poca grasa: atún, salmón, trillas. Combinar con hierbas
frescas y hortalizas livianas como el zucchini es una gran opción.
Fuente: conexionbrando.com
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