El consumo de tabaco entre las mujeres en Argentina se encuentra
entre los más altos de América Latina. Las tendencias están cambiando y
no hay buenas noticias a favor del género femenino, ya que las
adolescentes fuman más que los varones de la misma edad.
El
consumo de tabaco entre las mujeres está aumentando exponencialmente en
todo el mundo. Las explicaciones radican, en parte, en los cambios de
roles y en la condición social, económica y cultural de las mujeres,
pero principalmente debido a una estrategia comercial de marketing
directo y agresivo de la industria tabacalera.
La publicidad de
cigarrillos vincula engañosamente el consumo de tabaco con belleza,
glamour, atractivo sexual, delgadez, elegancia e independencia. Sin
embargo, el consumo de tabaco trae consigo todo lo contrario:
enfermedades, deterioro estético, dependencia compulsiva y muerte
prematura.
¿Qué es fumar?
Hasta
hace unos pocos años, el tabaquismo era considerado meramente un
"hábito" o un "mal hábito". Hoy sabemos que fumar puede desencadenar una
adicción y que ésta no es sólo a la nicotina.
Debemos conocer que el tabaquismo puede generar una cuádruple dependencia:
1) Dependencia física: Está dada por la nicotina, sustancia poderosamente adictiva; su acción llega al cerebro en sólo 12 segundos.
2) Dependencia psicológica:
Implica todo lo relacionado con el acto o ritual de fumar: desde la
idea de encender un cigarrillo, la manipulación del encendedor y el
comenzar a echar humo, hasta las "virtudes" que el fumador le atribuye
al cigarrillo consciente o inconscientemente, como por ejemplo calmar
los nervios, quitar el hambre, tranquilizarse, sacar el aburrimiento,
etc. Entre sus usos, el fumar se utiliza para movilizar el intestino,
hacer la digestión, acompañar a otros fumadores, no sentirse solo/a,
tomar un café, ¡y mil ejemplos más!
3) Dependencia social:
"Lo social" es inherente al hombre y está presente desde el rito
iniciático al tabaquismo (en la Argentina se comienza a fumar entre los
12 y 13 años) hasta la instalación de la adicción.
4) Dependencia gestual:
es el acto de llevarse el cigarrillo a la boca. Este gesto se repite 10
veces por cada cigarrillo... si se fuman 20 cigarrillos por día, ¡son
200 movimientos en 24 hs.! ¿Qué hacer entonces con las manos cuando no
se fuma?
¿Es tan difícil dejar de fumar?
En
este caso, como en tanto otros, "querer es poder ", ¡pero hace falta
utilizar algunas herramientas! Muchas personas intentan dejar de fumar
utilizando diferentes métodos. Hay quienes dejan de fumar durante un
tiempo o en forma definitiva sin tratamiento médico y esto es muy
válido. Pero quienes crean que necesitan ayuda, deben concurrir a
instituciones o médicos especialistas, que utilicen tratamientos
aprobados por organismos internacionales.
Hoy
contamos con excelente medicación para dejar de fumar: sustitutos
nicotínicos (parches, chicles, caramelos, inhaladores) y fármacos como
el Bupropión y el Varenicline. Las chances de abstinencia aumentan un
50% cuando utilizamos algún medicamento indicado por un profesional
experto. Los sustitutos nicotínicos son de venta libre y esto es un
problema ya que la mayoría de las personas que quieren dejar de fumar
utilizan estos fármacos por su cuenta, ¡y generalmente no obtienen
ningún resultado positivo!
Es muy importante no automedicarse,
porque gran parte del éxito del tratamiento es el acompañamiento
profesional (recordemos que la dependencia es cuádruple). Todo
tratamiento para dejar de fumar debería ser indicado y controlado por
el médico especialista.
¿Quiénes necesitan medicación para dejar de fumar?
Toda
persona fumadora debe consultar a un especialista cuando decide dejar
de fumar o aún cuando no está decidido. Informarse y" trabajar" la idea
de convertirse en un "no fumador/a" es parte del camino para dejar de
fumar. Esto no implica que todo paciente salga del consultorio con una
medicación o ya "curado"; el objetivo en primera instancia es informarse
y conocer más su "tipo" de adicción.
Habitualmente quienes fuman
10 cigarrillos o más requieren tratamiento farmacológico para dejar de
fumar. Los medicamentos actúan sobre la dependencia física a la nicotina
(la generada por la nicotina); los otros tres tipos de dependencias
mencionadas se tratan habitualmente en grupos para dejar de fumar (o en
tratamientos psicoterapéuticos individuales). Desde hace muchos años los
tratamientos grupales para dejar de fumar han tenido -y tienen- gran
éxito, sobre todo para aquellas personas que fuman desde hace años.
¿Dejar de fumar sin engordar? ¡Se puede!
Existe
la creencia popular de que dejar de fumar implica un aumento de peso,
el cual se suma a la dura tarea de la abstinencia que siempre es un
desafío. Muchas veces el coraje se desvanece ante estas dos
circunstancias: dejar de fumar y como consecuencia, engordar.
¿Por
qué existe la tendencia a ganar peso cuando dejamos de fumar? Aclaremos
en primer lugar que no siempre dejar de fumar hace ganar peso. En
segundo lugar, es necesario remarcar que la mayor parte de los pacientes
que entran en abstinencia sufren un aumento de peso de cuatro a cinco
kilos, los cuales pueden ser fácilmente reducidos. Este fenómeno es
debido al hecho de que existen en la nicotina elementos reales que
contribuyen a descender de peso. De manera muy simple podemos decir que
la nicotina produce:
a) Un leve aumento del metabolismo basal,
esto es aumento del gasto calórico, por lo que el fumador tiene
tendencia a consumir o gastar mayor número de calorías que un no
fumador.
b) Acción sobre células del cerebro o neuronas, lo
que conduce a una modificación en menos de la sensación de apetito.
Además, modifica el estado de ánimo disminuyendo la ansiedad.
Al
dejar de fumar la ansiedad puede encontrar otra manera de expresarse y
la más habitual es aumentar la ingesta de alimentos. Esto, sumado al
sedentarismo, incrementa las posibilidades de aumentar de peso.
Si
bien todos estos factores contribuyen al aumento de peso, el factor
que más influye en la regulación del mismo es el hábito alimentario.
Esto implica que realizando una buena elección de los alimentos e
incrementando la actividad física diaria, se puede controlar o evitar
el aumento de peso y hasta reducirlo en aquellas personas que tenían
sobrepeso antes de dejar de fumar.
Es necesario remarcar además
otro aspecto importante a tener en cuenta: el fumador tiene un hábito
alimentario particular. Esto es:
- Cuando se fuma, la
comida resulta poco sabrosa y aromática porque el gusto y el olfato
están alterados en el fumador, lo que conduce a elegir y consumir
alimentos ricos en grasas saturadas.
- Suelen reemplazar algunas comidas por un cigarrillo y un café.
-
Existe en el fumador una disminución de la absorción de determinados
nutrientes (vitaminas y minerales), por lo que requieren de una
alimentación especial.
Es indispensable tener en cuenta todos
estos elementos a la hora de comenzar un programa alimentario para
reducir el peso, ya que no se trata sólo de adelgazar, sino también de
gozar de buena salud nutricional y estética.
Pequeños cambios en la alimentación pueden contribuir a una gran reducción de peso.
El
tabaco no es un buen anorexígeno. Recordemos lo que puede producir:
disminución de la resistencia física, osteoporosis, arrugas prematuras,
úlceras en el aparato digestivo, sequedad bucal, halitosis (mal
aliento), gingivitis, pérdida de piezas dentarias, cáncer de boca,
cáncer de laringe, cáncer de esófago, abortos, embarazos prematuros,
bebés de bajo peso al nacer, tos, bronquitis crónica, enfisema, cáncer
de pulmón, enfermedad cardiovascular, accidente cerebrovascular, etc....
Poco sexy, ¿no?
En el 2007 publiqué un libro "La Fórmula Perfecta
Para Dejar De Fumar Sin Engordar", actualmente agotado. He diseñado un
plan que combina dejar de fumar con un tratamiento nutricional
específico. Este programa no es sólo para no aumentar de peso, ¡sino
para ayudar a no fumar!
Algunos tips que las ayudarán a dejar de fumar sin aumentar de peso:
- Consumir abundantes frutas y verduras de todos los colores.
- Ingerir lácteos (sobretodo yogurt y leche) todos los días.
- Preferir las bebidas sin cafeína.
- Hacer 6 comidas diarias.
- Tomar abundante agua.
- Evitar el alcohol y el café durante los primeros días de abstinencia.
Quien
se plantea dejar de fumar no sólo busca dejar de echar humo por su boca
sino también vivir mejor con una mejor imagen de sí mismo. Gozar de la
libertad de no depender más del cigarrillo... ¡Se puede!
Fuente: Dra. Georgina Alberro, Médica Especialista en Nutrición, Experta en Tabaquismo y Directora de
GABA
Fuente: entremujeres.com