Doctora María Alejandra Rodríguez Zía (MN 70.787)
Médica clínica y endocrinología UBA
La distancia entre el exceso de peso y
la diabetes suele ser estrecha. Tanto, que hasta existe un término que
unifica ambas enfermedades: la diabesidad. Un medicamento consigue normalizar el nivel de azúcar en la sangre, a la vez que produce un efecto de saciedad y favorece el descenso de peso
Se llama diabesidad a la unión de dos patologías: la diabetes tipo II o insulino no dependiente y la obesidad.
La diabesidad llega a presentarse en el 80% de las personas y esto es
por la pandemia de obesidad que está sufriendo el mundo, especialmente
en occidente, desde los EEUU, y expandiéndose en toda Sudamérica.
Esta enfermedad sólo será erradicada cuando las políticas
alimentarias acompañen a los médicos porque, mientras se avale la
alimentación pro obesidad será muy difícil erradicar la epidemia.
Igualmente la ciencia no deja de investigar todas las posibilidades
que pueden revertir el aumento de peso y la diabetes al que llega un
paciente por sus malos hábitos alimentarios. Es el caso de una nueva
droga llamada Liraglutide, que imita la acción de una molécula de
nuestro cuerpo llamada GLP-1. Esta droga consigue dos cosas:
normalizar el azúcar en la sangre cada vez que está alta (diabetes), y
por otro produce un efecto de saciedad, es decir, se logran comer menos
cantidades de alimentos porque cierra el esfínter gástrico (orificio)
que comunica el estómago con el intestino delgado.
Podría decirse que el Liraglutide le dice al cuerpo que produzca más insulina y al cerebro que deje de comer.
La droga simula ser una incretina (sustancia que es
segregada por el tubo digestivo cada vez que comemos, de corta vida y,
con la función de regular el azúcar en la sangre) y su función es la de
regular la entrada de la glucosa en las células dado que cumple una
función semejante a la insulina. Por otro lado, tiene un efecto
de cerrar el esfínter u orificio que comunica el estómago con el
intestino delgado, lo que produce un vaciamiento lento del estómago y,
por lo tanto, aumenta la saciedad. Por estas dos acciones
favorece la pérdida de peso, dado que el paciente come menos cantidad y,
además, disminuye las complicaciones de la diabetes.
Otra ventaja del Liraglutide es que no produce hipoglucemia
(azúcar baja en sangre) a diferencia de la insulina, ya que sólo modula
el azúcar en la sangre cuando está alta pero nunca la lleva a niveles
inferiores.
Esto lo logra gracias a que regula dos hormonas fundamentales para el
equilibrio de la glucosa, que son: Glucagon (hormona que produce
aumento de glucosa en sangre) y la insulina (hormona que produce
disminución de la glucosa en sangre).
La insulina, baja el azúcar más allá de que esté alta o baja,
provocando un riesgo de hipoglucemias, es decir, una disminución de los
niveles de azúcar en sangre por debajo de lo normal, lo que representa
un verdadero riesgo para la salud.
Con esta droga los diabéticos tipo II no tienen riesgo de hipoglucemias.
De todos modos, todo tratamiento de obesidad complicada con diabetes
tipo II, debe tener un programa alimentario personalizado, que haga
hincapié en dar alimentos de bajo índice glucémico (alimentos que suben
muy poco la glucosa en la sangre). Estos alimentos son principalmente
las legumbres (porotos, lentejas, garbanzos, arvejas), las verduras de
hoja y la clara de huevo.
Así, el Liraglutide se indica médicamente a un paciente que ya
aprendió a elegir alimentos libres de grasas y puede controlar su
compulsión por los hidratos. La compulsión por las harinas y los
dulces es necesario tratarla antes de comenzar con esta nueva droga
porque puede comer menos pero mal elegido. La compulsión se trata por
medio de precursores que normalicen la serotonina. Sabemos que la
obesidad y la diabesidad se acompañan en el 100% de los casos con
serotonina baja en el cerebro, lo que hace que el paciente se ponga compulsivo por los hidratos y así no pare de comerlos.
El Liraglutide ayudará a disminuir la cantidad de alimentos ingeridos, no ayuda en la elección de la calidad. Por esta razón los pasos en el tratamiento son primero tratar la compulsión para luego, utilizar esta droga nueva.
La droga debe ser inyectada todos los días, en forma subcutánea. La
ventaja de esta molécula, que normalmente sale de nuestro intestino,
llamada GLP-1, es que durará como mínimo en el cuerpo 12 horas. A
diferencia de la incretina, sustancia propia sintetizada en el
intestino, que es rápidamente eliminada después de comer.
Al inyectar el Liraglutide, se logra una acción más duradera
que producirá saciedad por más tiempo que lo normal, porque no se diluye
en el intestino.
Claro está que el exceso de peso, más allá de una cuestión estética,
involucra un problema de salud. La ciencia avanzó al punto de crear una
droga que revierte las complicaciones que la obesidad acarrea al
organismo. Falta aún concientizar a la población de los riesgos de esta
enfermedad para terminar por erradicarla.
Fuente: saludable.infobae.com
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