Actualmente el Torrontés representa solamente el 3 por ciento de los vinos exportados desde el país sudamericano, pero se encuentra en un rápido proceso para llegar al mundo como la versión en vinos blancos de la historia del Malbec en los tintos: un varietal con personalidad propia capaz de seducir los paladares modernos.
La uva Torrontés produce un vino varietal blanco cuya principal característica es una mayor acidez y menor grado de azúcar que otros blancos, más perfumados y frutales, como el Chardonnay. Eso lo hace más fresco y ligero que otros blancos, con toques florales y un color menos amarillento, de tonos pálidos y verdosos.
Justamente por su carácter ligero, seco y con un aroma característico a cítricos (algunos encuentran tonos de durazno blanco o melón), ha sido tradicionalmente la base del ponche de frutas, que se consume principalmente en las zonas cálidas y que la tradición en Argentina indica como la bebida obligada en las fiestas de fin de año. Su equilibrio y acidez le permiten combinarse con el dulzor de las frutas, sin quedar marcado por un exceso de azúcar.
Como en la mayoría de los vinos más antiguos del Nuevo Mundo, el origen del Torrontés se encuentra en España, donde existe también una cepa con este nombre, aunque los especialistas han señalado que se trataría de una especie diferente.
En el caso del Torrontés argentino, algunos estudios científicos como los realizados en la Universidad de California en Davis lo han señalado como el resultado de un cruce entre Moscatel de Alejandría y uva criolla, la variedad común en todo el continente desde la época de la Colonia. Sin embargo, hasta el momento no está claro su origen, que algunos sitúan incluso en cruces con variedades traídas de Italia o Alemania.
Las uvas conocidas con este nombre en Argentina son al menos tres variedades que comparten características comunes: el llamado Torrontés de La Rioja, de San Juan y de Mendoza.
En el valle de Cafayate, una zona de altura de la provincia de Salta (Norte), se producen algunos de los vinos Torrontés de mayor éxito, entre los que se encuentran marcas de venta en México como Quara o Blanco Etchart.
También se produce en Mendoza, con marcas internacionales como Zuccardi o Norton, e incluso se elaboran cosechas tardías, en busca de una mayor concentración de azúcar.
A principios del siglo XX esta cepa viajó desde Argentina a distintos lugares. En Perú fue adoptado por los productores locales que viajaron hasta Mendoza, Argentina, y tomó el nombre popular de Torrontel, una de las uvas básicas para la elaboración del aguardiente local, el pisco.
Uno de los mayores desafíos para los productores de vinos en la actualidad se encuentra en que el Torrontés carece del abolengo de sus congéneres como el Chardonnay y el Sauvignon Blanc, y para los públicos más amplios aparece como una variedad desconocida. Incluso se ha señalado como uno de los obstáculos para su difusión mundial la dificultad para pronunciarlo en países de habla inglesa.
Sin embargo, su expansión crece de manera sostenida, y según datos de la industria vinícola argentina pasó de exportar 70 mil cajas en 2001 a llegar a casi 500 mil cajas en 2009.
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