Así que con esta nueva entrada de los principios alimenticios para ponerse en forma, llegamos al tema de las grasas. Como antes hemos hecho, ahora tampoco vamos a profundizar exhaustivamente con tecnicismos de cómo se unen sus moléculas de glicerina ni definiciones demasiado amplias. Simplemente hablaremos de lo que nos interesa de la grasa para confeccionar nuestra futura dieta.
Como todos nos podemos imaginar la grasa no se tiene que transformar en grasa puesto que ya lo es y por tanto se almacena siempre como tal, y se puede decir que es un combustible energético muy pobre para nuestro organismo, es como hablar del diesel y el gasoil, la grasa es el diesel que se usa para momentos en los que no se necesita mucha energía, por ejemplo trotando, dando paseos o ejercitándose a un 65% de nuestro ritmo cardiaco máximo (pero esto ya se tratará en otra entrada).
Podemos pensar entonces que lo ideal es no tomar nada de grasa, ¿verdad? Pues la verdad que esto no es cierto, lo ideal es tomar grasa con moderación pero que sea grasa “buena”. Se llama grasa “buena” a las grasas insaturadas (que pueden ser monoinsaturadas o poliinsaturadas), mientras que las que conocemos como grasas “malas” son las grasas saturadas y las grasa trans, que podemos decir que eran insaturadas que han pasado a ser saturadas.
Con esto sabemos que debemos evitar las “malas” ya que elevan el colesterol, algunos ejemplos: bollería industrial, mantequillas, aceite de coco, aceite de cacahuete, crema de cacao, sebos, mantecas… Nuestro cuerpo sólo las usa básicamente para producir energía, pero como hemos hablado antes cuando no se necesita de energía de calidad como el glucógeno.
Las grasas “buenas” reducen el colesterol, ayudan a asimilar las proteínas, a proteger órganos vitales, ayudan a retrasar el catabolismo muscular… de ahí lo de buenas, pero se deben comer con moderación. Ejemplos de alimentos que tienen estás grasas: frutos secos, aceite de oliva, aceites de pescado, girasol, soja…
Aunque habíamos dicho que no íbamos a entrar en mucho detalle creemos que es importante hablar de dos subtipos de grasas poliinsaturadas como son: las grasas omega 6 que se encuentran en las semillas de girasol, el germen de trigo, el sésamo, las nueces, la soja, el maíz y sus aceites; y las grasas omega 3 que se encuentran en varios pescados azules como el salmón, la caballa, el arenque o la trucha, y también en distintos frutos secos y aceites como las nueces, semillas de colza, semillas de soja, semillas de lino y sus aceites. Debemos saber básicamente que son muy necesarios para el crecimiento y el desarrollo, así como para mantener una buena salud.
Ahora que ya sabemos que son las grasas, los hidratos y las proteinas, podemos entender que debemos comer, como y cuando, así que en la próxima entrada hablaremos de la dieta.
Fuente: vitonica.com
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