Estos procesos casi no alteran su composición química, tomando en cuenta también que las hojas del té verde no se dejan fermentar después de cosechado y antes del proceso de secado, por lo que retienen los ingredientes activos de la planta (los polifenoles), sin que exista fermentación de las enzimas.
Los Taoistas denominaban al té verde como "el elixir de la inmortalidad", mientras que los Budistas lo usaban para disminuir el sueño en sus horas de meditación. Y es que el té verde activa el cuerpo y protege de los sueños pesados.
Pero hay más, ya que también alivia los dolores de cabeza, elimina las obstrucciones del bazo, depura los riñones, es beneficioso para los cálculos renales, facilita la respiración, soluciona los problemas digestivos y nerviosos, cura la falta de apetito, refuerza la memoria, alivia la fatiga y mejora la visión.
El té verde puede influir también en la absorción del hierro, por lo cual se aconseja tomarlo con leche. Debido a los polifenos (poderosos antioxidantes) que posee, se ha demostrado su efecto en la prevención y terapia contra del cáncer (colon, páncreas y estómago, entre otros).
Ayuda cuando hay diarrea y gastroenteritis. Previene enfermedades cardíacas, la hipertensión o los accidentes cerebrovasculares. Su flúor ayuda a prevenir las caries dentales, es diurético, favorece la circulación, estimula el sistema defensivo o inmunológico, estimula la eliminación de grasas, y si se aplican bolsas de té frío sobre los ojos, éstos se desinflaman.
¿Quieres más?... Bueno, el té verde también actúa como antibiótico frente a ciertas bacterias como los estafilococos y algunos virus.
No hay comentarios:
Publicar un comentario