jueves, 17 de febrero de 2011

Desde Italia, limoncello para hacer en casa

Un licor que nos recuerda el gusto de lo tradicional, de aquellas cosas buenas que preparan en casa las abuelas. Son tradiciones que han subsistido en las pequeñas comunidades aleladas del ajetreo y las prisas de la gran ciudad.

De hecho, en la zona de Sorrento es habitual transmitir, de madres a hijas, antiguas y polvorientas libretas escritas a mano, donde se anotan, con todo lujo de detalles, viejas recetas fruto de la experiencia de generaciones pasadas... Son verdaderas reliquias que, con frecuencia, contienen secretos de familia para la realización de platos y bebidas.

El licor es una bebida que surge, en su forma mas primitiva, de la maceración de hierbas y frutos con el objeto de extraer sus propiedades. Se compone de alcohol, agua, azúcar y la sustancia aromática que se haya extraído (en nuestro caso del limón).

La mejor forma de escoger los limones es tener un limonero en el fondo de la casa.

Si no tiene la ventaja del limonero propio, busque a un amigo que lo tenga, o arréglesela como puede para conseguir los limones (lo que no incluye saltar la cerca del vecino).

No los compre en el supermercado o la frutería, especialmente si están envasados en coloridas redes: están tratados con cera, lustrados y tratados con sustancias químicas.

El punto de maduración es también de mucha importancia para extraer toda la fragancia y el gusto. Deben tener todavía algo de verde y casi amarillos. Descartar los que se pasan de maduros.

El segundo elemento, el alcohol, que puede comprar en la farmacia, debe ser de buena calidad.

En cuanto al agua, algunas recetas hablan de que lo mejor es utilizar agua mineral sin gas, y liviana.

Ingredientes

  • 7 limones maduros pero no tanto
  • 1 l de alcohol blanco
  • 700 g de azúcar
  • 1 y ½ litro de agua
  • Gasa de algodón o filtros para café
Elaboración del Limoncello (rinde 2 litros, aproximadamente):

Primera parte:

Lavar los limones, con cepillo y bajo la canilla, quitar el pecíolo y las hojas. Comienza la operación más delicada: pelarlos. Con un pela papa o cuchillo chico bien filoso, sacar la cáscara amarilla sin partes blancas.

Poner el alcohol en una botella grande con cuello ancho o una jarra grande y sumergir todas la cáscara. Cerrar bien con tapón o película plástica en el caso de la jarra o recipiente de boca muy ancha.

Guardar en lugar fresco y oscuro durante una semana.

Segunda parte:

Transcurrido este lapso de tiempo, preparar un almíbar, poniendo en una olla de acero, el litro y medio de agua con el azúcar y llevar a ebullición lenta por algunos minutos.

Enfriar, luego mezclar con el alcohol colándolo de la cáscara con el filtro de gasa o de algodón para café de filtro. Mezclar bien algunos segundos.

El limoncello está listo para ser envasado.

Elija lindas botellas, preferentemente finas y de cuello largo. Guardar por otros 15 días más.

El limoncello se conserva en heladera. Se sirve siempre bien frío (un rato antes de servir llevar al freezer), ya que no hay peligro que se congele por el alcohol que posee.

Nota: La graduación alcohólica no debe superar los 36º.

Fuente: montevideo.com.uy

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