Espuma azucarera y dolomitas han sido los productos empleados en este tratamiento del suelo, unos materiales que se han usado por separado en áreas distintas y han sido posteriormente comparados durante tres años con el terreno original para contemplar sus efectos. En Mendoza, según expertos enólogos consultados, el problema es el inverso: los suelos en vez de ácidos son basicos, tienen mucho potasio y no son ácidos, por lo cual, de encararse modificaciones de suelo, serían para contrarrestar esto.
“Modificar el PH del suelo en estas tierras sería algo muy difícil y de una inversión que tal vez sería inneesaria”, señaló el encargado del control de calidad de una importante bodega del sur mendocino.
Tras el estudio en España y la actuación realizada se consiguió obtener un “producto de mayor calidad” al dotar a los suelos de calcio y magnesio, componentes de los que carecen los terrenos bercianos del sector vinícola, ha explicado esta mañana en la presentación del estudio el director del Instituto de la Viña y el Vino, Enrique Garzón.
El proyecto se realizó en una parcela de 1,3 hectáreas de las Bodegas Losada en la comarca leonesa del Bierzo, para la obtención de una muestra no comercial de 900 botellas que se continuará analizando en los próximos años con el objetivo de poder comprobar su evolución a medida que el vino vaya envejeciendo.
De momento, los frutos de la investigación se constatan con una “mayor definición de los aromas y un incremento de la calidad” del vino, según ha explicado el enólogo de la bodega, Amancio Fernández, que ha apostado por que la tradición se conjugue con los avances científicos que están al alcance en la actualidad para la mejora de los productos. Los logros alcanzados con este estudio en una parcela de la empresa se trasladarán a toda la línea de vinos de Losada.
Fuente: Diario Uno
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