Los que tienen dinero construyeron o re acondicionaron viejos pozos de agua en tiempo récord y los que no tienen esa posibilidad, aplican “tácticas caseras” para no perder la producción, como por ejemplo, regar melga por medio o arar la tierra no tan profundo -tratando de no sacar toda la maleza de entre las parras- y así se mantiene por mayor tiempo la humedad.
“Nos estamos dando vuelta como podemos para seguir adelante”, explican en las fincas que se visitaron. La “seca” realidad ha puesto contra las cuerdas a los viñateros y ante esta coyuntura es donde se observan las diferencias entre los que pueden hacer frente a inversiones para optimizar el agua y aquellos que apenas se las “rebuscan” esta temporada para “zafar” y aprietan los dientes para que la próxima sea mejor.
En algunos casos, el efecto de la escasez hídrica en las vides se ve desde la misma ruta, como por ejemplo en un cuadro con uva que está por ruta 155, en el límite entre Rawson y 9 de Julio, donde literalmente abandonaron una parte del viñedo y lo dejaron secar.
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