Además, esta unión nunca estuvo bien visto por sommeliers, expertos en el tema y enófilos. Hasta ahora se aconsejaba acompañarlo con vinos dulces muy potentes, como es el caso de oportos, banyuls, málagas o moscateles. Pero últimamente el vino tinto y el chocolate están comenzando a acercarse positivamente, dejando atrás viejos mitos y saliendo de esa única condición de unirse para pasar a ser un postre.
Los expertos indican que el maridaje certero se da con los vinos que utilizan la cepa Cabernet Sauvignon, que aporta al chocolate sabores nuevos como herbáceos frescos, anisados, regaliz o especiados. Otra muy buena combinación puede darse entre un Malbec Premium y un chocolate de alta gama como por ejemplo Valrhona, de origen francés. Los vinos tintos afrutados son otra de las elecciones acertadas, ya que aportan al chocolate la frescura de la fruta y la acidez del vino.
Por el contrario, no es conveniente mezclar el preciado tesoro precolombino con vinos de largas crianzas, puesto que su bouquet siempre superará al del chocolate, sea cual fuere. Otra relación infaltable y que aporta múltiples posibilidades es el chocolate con la cerveza negra. El sabor a regaliz, el café y toffee aportados por el tostado de la malta, van a la perfección con el dulzor amargo de este derivado del cacao. Una opción clásica como final de comida que no podemos dejar de mencionar y que va muy bien con chocolate negro, es combinarlo con un licor de naranjas dulces y amargas como el Cointreau o bien con un Grand Menier, licor a base de Cognac y naranjas silvestres, originario de Francia.
Si hablamos de combinaciones exóticas, empecemos diciendo que fabricantes y artesanos esmerados del chocolate han experimentado exitosamente los bombones especiados con pimienta blanca, kümmel, aceto balsámico o anís. Otros más osados aún, generaron ideas propias elaborando bombones de chocolate rellenos con aceitunas, anchoas y trufas, pensados para combinar con distintos espumantes como ser: Champagne, Cava, Sekt o bien un Proseco del Veneto.
Para concluir, es interesante destacar mas allá de las combinaciones ya conocidas, que maridar chocolate con vino resulta ser un experimento muy placentero que está absolutamente permitido. Sabiendo de la variedad existente de chocolates con distintos porcentajes de cacao y de la diversidad de vinos con los que contamos en el mercado local y mundial, se abre un abanico inagotable de opciones para este verdadero arte.
Solo hay que animarse a descubrirlas y podemos garantizarle que estará bien entretenido. Después de todo, si bien a la hora de maridar hay pautas a seguir, finalmente: sobre gustos no hay nada escrito.
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