Infaltables en las celebraciones de fin de año, las almendras y las nueces pueblan la mesa dulce de sabor y benefician el cuerpo y el alma.
Los frutos secos arribaron a las mesas del hemisferio sur siguiendo la tradición de los países que celebran las fiestas con frío y requieren calorías extra para afrontar las gélidas temperaturas. Pese al calor que impera en estas latitudes, el paladar latinoamericano se habituó a consumir las tipicidades europeas y disfruta de ellas en mangas cortas. Las almendras y las nueces siempre están presentes, como símbolo o como delicia, y su sabor se suma a los demás y protagoniza la mesa dulce acompañanado las burbujas exultantes que escapan de la copa flauta para recibir el nuevo año.
Heredada del mundo árabe y la influencia mora en España, los relatos mitológicos cuentan que la almendra surgió de los órganos de la diosa Cibeles, y por eso se le atribuyen propiedades afrodisíacas que se repiten en la literatura árabe. Las almendras con leche y miel nos transportan a la magia de Las mil y una noches. El fruto está asociado a la pasión y la fertilidad, y es omnipresente en la pastelería árabe.
En Italia se usaba como medicina y excitante amoroso. Cleopatra solía preparar una mezcla de miel y almendras pulverizadas para embellecer su piel, hecho que cautivó a Julio César y Marco Antonio quienes se dejaron conquistar por los encantos de la reina.
Las almendras poseen un elevado contenido en ácidos grasos monoinsaturados (ácido oleico). Contienen cantidades significativas de vitamina E, son muy energéticas, además de ser una buena fuente de fibra y muy ricas en calcio. Se recomienda el consumo de almendras durante los meses de bajas temperaturas o de sobreexigencia intelectual.
Por ejemplo, en la gastronomía de Alemania se denomina Studentenfrüchten (frutas de estudiante) a una mezcla de pasas de uva, maníes, avellanas y almendras, tal combinación aporta nutrientes que son muy apropiados para una dieta de estudiantes en épocas de exámenes o de mucha actividad intelectual. Además, las almendras son un elemento fundamental para prevenir las enfermedades del corazón y para mejorar la circulación sanguínea. Son fundamentales en la dieta mediterránea y conocidas por ser saludables y equilibradas.
Consérvelas, colocando las almendras parejas en una bandeja para el horno y hornee a 350º C de 5 a 10 minutos para tostarlas y realzar su sabor natural. Si no tiene tiempo, colóquelas a máxima potencia en el microondas por 5 minutos. Conserve sus almendras siempre en envases sellados al vacío para preservar su sabor y frescura. En la heladera pueden ser conservardas tapadas hasta por seis meses, y en el freezer hasta por un año.
La nuez es la semilla del árbol del nogal, oriunda de una amplia área que se extiende desde Italia hasta China. Es un componente básico de la dieta mediterránea y combinada con cereal, aporta vitaminas B1, B2, B3 y B6, ésta última ayuda al buen funcionamiento del cerebro y a la producción de glóbulos rojos, así como al aporte de fósforo, potasio y magnesio. Por todas estas virtudes, son altamente recomendadas para aquellos que exponen su cuerpo a esfuerzos suplementarios tanto físicos como mentales.
La virtud más conocida de la nuez es que reduce los niveles de colesterol en sangre lo cual favorece el corazón. No obstante, deben consumirse con moderación ya que son hipercalóricas. Lo ideal es consumir un máximo de 4 unidades por día, solas o acompañando el desayuno. Al ser un producto oleaginoso, poseen un alto contenido de materia grasa. Entre 4 y 7 nueces, dependiendo de su tamaño, aportan unas 180 calorías. Las nueces deben masticarse muy bien para facilitar su digestión ya que la piel que las recubre es rica en taninos, pero pueden provocar indigestión. Esta capa se separa con facilidad remojando las nueces en agua caliente durante algunas horas.
Fuente: Cuisine & Vins
Por: Alejandro Lavalle
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