Hace ya cinco años Daniel Pi eligió el garage de su casa en Chacras de Coria (Luján de Cuyo, Mendoza) para elaborar sus vinos Tres14 e Imperfecto. De Daniel la mayoría ya conocemos que desde hace más de una década es el responsable de los vinos de Bodega Trapiche. Algunos también sabemos que desde el 2011 es Director de Enología y Viticultura de Peñaflor, grupo que entre otras bodegas, además de Trapiche, incluye a El Esteco, Finca Las Moras y Suter; todas de reconocida presencia a nivel nacional y algunas de ellas también destacadas en el plano internacional. Estas bodegas no sólo son valoradas por su calidad sino también por sus grandes volúmenes de producción (solamente entre las mencionadas podemos hablar de 100 millones de litros anuales). Como ya sabemos bastante de la magnitud de estas empresas y de la consistencia de sus etiquetas, hoy me voy a detener a contarles algo sobre el otro proyecto de Daniel, el puramente personal.
Si lo comparamos con los anteriores, podemos decir que este es su proyecto "más íntimo", ya que hasta ahora se sabe muy poco de él. Se llama "Tres14 Vinos de Garage" y fue especialmente ideado y gestado por el propio Daniel para llevarlo adelante junto a sus jóvenes hijos Daniela y Gonzalo, o, como mejor dice él, para "compartir" con su familia. Recién salida a la venta la nueva añada 2011 de Imperfecto, la segunda hasta el momento, tuve la oportunidad de estar en una degustación en Buenos Aires organizada por mi amigo Víctor Honoré. Pese a encontrarse en plena época de vendimia, Daniel y su esposa se acercaron hasta nuestra ciudad en un viaje relámpago para regalarnos una cálida charla y una interesante cata.
Aunque el proyecto ya lleva tres añadas entregando muy buenos vinos, estimo que hay muchos consumidores que aún lo desconocen. Seguramente sepan de él los enófilos inquietos que transiten las redes sociales o los habitués a degustaciones o a locales especializados, pero lo cierto es que no son vinos fáciles de conseguir. Al menos yo conozco muy pocas vinotecas de nuestra ciudad que los tengan entre sus etiquetas. Mucho menos probable aún es encontrar una mención o un destacado en alguna publicación de las masivas; tampoco recuerdo ninguna entrevista relacionada: sólo me viene a la memoria la de Guía Descorchados 2013 (Argentina) del periodista chileno Patricio Tapia, en la que el Tres14 Malbec 2010 fue elegido como "Malbec Revelación del Año", y la posterior presentación en Buenos Aires, en la que entre otros enólogos también participó Daniel, a la cual tuve la suerte de asistir (ver, este mismo blog, la nota relacionada).
Al pensar en las tres añadas (2009, 2010 y 2011) del Tres14 Malbec, puedo identificar que siempre mantuvo un estilo: directo, fresco y frutal, fragante en aromas, con taninos muy amables en boca, que lo dejan correr y correr; sumamente placentero, en el mejor sentido de la palabra (a alguien le escuché decir "es un juguito"); comparable a un plato clásico, de elaboración simple, casera, pero con una materia prima única por su calidad; frescura, sabor, colores, textura; ese punto en el que lo simple y atractivo se entrelazan para sumar de una manera especial. Desde el 2009 hasta el 2011, en esta línea Daniel utilizó fruta de antiguos viñedos de la zona de Lunlunta (Maipú, Mendoza), y precisamente para esta 2011 también comenzó a combinar vinificaciones en huevos de concreto con algo de crianza en madera; eso sí, esta última de varios usos, y más con la idea de redondear o pulir el vino que con la de aportar taninos o aromas a madera.
Cuando me detengo en el Imperfecto 2011 (97% Malbec / 3% Cabernet Franc) y trato de describirlo, encuentro un concepto que, aun siendo diferente al del Tres14, también logra conquistarme rápidamente como consumidor. Su fruta proviene de otra región de más altura, como es Gualtallary (Tupungato, Mendoza), de suelos más pedregosos y clima más frío, que entrega vinos con mayor estructura, mayor acidez natural y con taninos más marcados; en algún punto, hasta de un perfil un tanto salvaje. Cuando va a la boca le encuentro cierto agarre, esa controlada sensación de sequedad que necesita asociarse a algún alimento en preferencia graso. Todo esto me indica que tiene la fuerza necesaria para seguir creciendo algunos años más y que, al mismo tiempo, también ganará en elegancia. Esa diferencia con respecto al Tres14 no pasa sólo por el terroir de donde es originaria la fruta, sino también por la vinificación y crianza; ya que el Imperfecto estuvo durante 24 meses en barricas de roble francés de tonelería de la borgoña tostado medio fuerte y, a pesar de ello, el roble en ningún momento tapa la fruta; es más: me animo a decir que en ese sentido, con respecto a la añada anterior, lo encuentro más armónico y amalgamado. El secreto de seguro tiene que ver con una fruta nacida con la capacidad necesaria para que el roble se asocie perfectamente sin opacarla. Mismo enólogo, perfiles de vinos muy diversos, precisamente para ocupar momentos o situaciones diferentes de consumo.
Volviendo al Tres14, en la degustación Daniel Pi nos comentó que a partir de la añada 2012 será elaborado con fruta de Vista Flores (Tunuyán), más precisamente de la parte más baja, que es donde se encuentran las fincas más antiguas, algunas de alrededor de 80 años. Esto imagino que tiene que ver con que la producción año a año fue aumentando y con que en cercanías a esas fincas se comenzará la construcción de la bodega, en un principio con capacidad para 15000 litros. El garage, por lo visto, comenzó a quedarle chico. Al parecer, el interés por sus vinos en el exterior forzó a que la producción en los últimos años se fuera incrementando de la siguiente manera: 2011 (10 barricas de cada uno), 2012 (15 barricas de cada uno) y 2013 (17 barricas de cada uno). Haciendo referencia a las características que imprime esta nueva región, Daniel aclaró que los 2012 lograron mayor expresión en boca y ciertos tonos salobres, a los que considera muy atractivos.
Con respecto al porfolio, que por el momento es bastante reducido ya que cuenta solamente con las dos etiquetas mencionadas, Daniel, además de brindarnos una charla riquísima en contenido (es muy claro y dedicado en el momento de compartir sus conocimientos y experiencias), nos sorprendió con dos muestras sin etiquetar de partidas pequeñas, desde luego desconocidas por mí. No se animó a confirmar que alguna vez salgan a la venta, ya que apenas son 700 botellas de cada una. La primera fue un Imperfecto, cosecha 2011, que combina 85% Cabernet Sauvignon, 10% de Malbec y 5% de Cabernet Franc; un vino en el que precisamente la nariz no me detuvo demasiado, pero que en boca me entregó lo que esperaba conociendo a "sus hermanos 2011". Al degustarlo pude percibir cierta firmeza, esqueleto, nervio; todos atributos que me anuncian crecimiento (no hablo de gran volumen, potencia, ni concentración). Sobre sus aromas frescos frutales y al mismo tiempo maduros, resaltan tonos minerales y especiados como la pimienta negra.
La segunda y última sorpresa de la noche fue el Semerendo 2011. Al igual que el anterior, su fruta proviene de Gualtallary. Su particularidad es que surge de un malbec que nace de una mancha en los suelos, discriminada en el viñedo, y que se vinificó por separado. La característica del suelo limoso calcáreo con elevado contenido de calcio activo se ve reflejada en un vino con taninos vivos, que producen en la boca esa sensación que recuerda a tiza o talco. Es un malbec muy diferente, con una compleja paleta aromática sumamente interesante. No me canso de saborearlo. Aunque cuesta ponerle etiquetas con descriptores definidos, quiero destacarlo porque su personalidad es única. Sin conocer más detalles, lo imagino superior en calidad respecto de los anteriores.
Los vinos de Daniel son personales, francos, genuinos. No me recuerdan a ninguno de los alta gama de cualquiera de las bodegas donde se desempeña. Esto no quiere decir que sean mejores ni peores. A título personal, mi paladar me pide cada vez más vinos así, simplemente diferentes, que, al escaparse de modelos o formatos de estilos en algunos casos algo desgastados, logran un encanto especial. Confío en que, a pesar del crecimiento en volumen, los futuros 2012 no perderán ese encanto, por lo que estaré muy atento al destino del Imperfecto Cabernet Sauvignon y, sobre todo, del Semerendo: no olviden esa palabra, sinónimo de "importante", "grande", nada habitual por estos pagos pero sí muy común en el léxico del oeste argentino o en algunos países latinoamericanos. Semerendo resulta el calificativo ideal para lo que me entregó esa botella, y por qué no también para etiquetar con ella a Daniel Pi, indiscutible grande como profesional y -al menos por lo poco que pude conocerlo - también como persona.
Fuente: http://mrwines.blogspot.com.ar/2014/05/daniel-pi-expande-su-semerendo-garage.HTML
Si lo comparamos con los anteriores, podemos decir que este es su proyecto "más íntimo", ya que hasta ahora se sabe muy poco de él. Se llama "Tres14 Vinos de Garage" y fue especialmente ideado y gestado por el propio Daniel para llevarlo adelante junto a sus jóvenes hijos Daniela y Gonzalo, o, como mejor dice él, para "compartir" con su familia. Recién salida a la venta la nueva añada 2011 de Imperfecto, la segunda hasta el momento, tuve la oportunidad de estar en una degustación en Buenos Aires organizada por mi amigo Víctor Honoré. Pese a encontrarse en plena época de vendimia, Daniel y su esposa se acercaron hasta nuestra ciudad en un viaje relámpago para regalarnos una cálida charla y una interesante cata.
Aunque el proyecto ya lleva tres añadas entregando muy buenos vinos, estimo que hay muchos consumidores que aún lo desconocen. Seguramente sepan de él los enófilos inquietos que transiten las redes sociales o los habitués a degustaciones o a locales especializados, pero lo cierto es que no son vinos fáciles de conseguir. Al menos yo conozco muy pocas vinotecas de nuestra ciudad que los tengan entre sus etiquetas. Mucho menos probable aún es encontrar una mención o un destacado en alguna publicación de las masivas; tampoco recuerdo ninguna entrevista relacionada: sólo me viene a la memoria la de Guía Descorchados 2013 (Argentina) del periodista chileno Patricio Tapia, en la que el Tres14 Malbec 2010 fue elegido como "Malbec Revelación del Año", y la posterior presentación en Buenos Aires, en la que entre otros enólogos también participó Daniel, a la cual tuve la suerte de asistir (ver, este mismo blog, la nota relacionada).
Al pensar en las tres añadas (2009, 2010 y 2011) del Tres14 Malbec, puedo identificar que siempre mantuvo un estilo: directo, fresco y frutal, fragante en aromas, con taninos muy amables en boca, que lo dejan correr y correr; sumamente placentero, en el mejor sentido de la palabra (a alguien le escuché decir "es un juguito"); comparable a un plato clásico, de elaboración simple, casera, pero con una materia prima única por su calidad; frescura, sabor, colores, textura; ese punto en el que lo simple y atractivo se entrelazan para sumar de una manera especial. Desde el 2009 hasta el 2011, en esta línea Daniel utilizó fruta de antiguos viñedos de la zona de Lunlunta (Maipú, Mendoza), y precisamente para esta 2011 también comenzó a combinar vinificaciones en huevos de concreto con algo de crianza en madera; eso sí, esta última de varios usos, y más con la idea de redondear o pulir el vino que con la de aportar taninos o aromas a madera.
Cuando me detengo en el Imperfecto 2011 (97% Malbec / 3% Cabernet Franc) y trato de describirlo, encuentro un concepto que, aun siendo diferente al del Tres14, también logra conquistarme rápidamente como consumidor. Su fruta proviene de otra región de más altura, como es Gualtallary (Tupungato, Mendoza), de suelos más pedregosos y clima más frío, que entrega vinos con mayor estructura, mayor acidez natural y con taninos más marcados; en algún punto, hasta de un perfil un tanto salvaje. Cuando va a la boca le encuentro cierto agarre, esa controlada sensación de sequedad que necesita asociarse a algún alimento en preferencia graso. Todo esto me indica que tiene la fuerza necesaria para seguir creciendo algunos años más y que, al mismo tiempo, también ganará en elegancia. Esa diferencia con respecto al Tres14 no pasa sólo por el terroir de donde es originaria la fruta, sino también por la vinificación y crianza; ya que el Imperfecto estuvo durante 24 meses en barricas de roble francés de tonelería de la borgoña tostado medio fuerte y, a pesar de ello, el roble en ningún momento tapa la fruta; es más: me animo a decir que en ese sentido, con respecto a la añada anterior, lo encuentro más armónico y amalgamado. El secreto de seguro tiene que ver con una fruta nacida con la capacidad necesaria para que el roble se asocie perfectamente sin opacarla. Mismo enólogo, perfiles de vinos muy diversos, precisamente para ocupar momentos o situaciones diferentes de consumo.
Volviendo al Tres14, en la degustación Daniel Pi nos comentó que a partir de la añada 2012 será elaborado con fruta de Vista Flores (Tunuyán), más precisamente de la parte más baja, que es donde se encuentran las fincas más antiguas, algunas de alrededor de 80 años. Esto imagino que tiene que ver con que la producción año a año fue aumentando y con que en cercanías a esas fincas se comenzará la construcción de la bodega, en un principio con capacidad para 15000 litros. El garage, por lo visto, comenzó a quedarle chico. Al parecer, el interés por sus vinos en el exterior forzó a que la producción en los últimos años se fuera incrementando de la siguiente manera: 2011 (10 barricas de cada uno), 2012 (15 barricas de cada uno) y 2013 (17 barricas de cada uno). Haciendo referencia a las características que imprime esta nueva región, Daniel aclaró que los 2012 lograron mayor expresión en boca y ciertos tonos salobres, a los que considera muy atractivos.
Con respecto al porfolio, que por el momento es bastante reducido ya que cuenta solamente con las dos etiquetas mencionadas, Daniel, además de brindarnos una charla riquísima en contenido (es muy claro y dedicado en el momento de compartir sus conocimientos y experiencias), nos sorprendió con dos muestras sin etiquetar de partidas pequeñas, desde luego desconocidas por mí. No se animó a confirmar que alguna vez salgan a la venta, ya que apenas son 700 botellas de cada una. La primera fue un Imperfecto, cosecha 2011, que combina 85% Cabernet Sauvignon, 10% de Malbec y 5% de Cabernet Franc; un vino en el que precisamente la nariz no me detuvo demasiado, pero que en boca me entregó lo que esperaba conociendo a "sus hermanos 2011". Al degustarlo pude percibir cierta firmeza, esqueleto, nervio; todos atributos que me anuncian crecimiento (no hablo de gran volumen, potencia, ni concentración). Sobre sus aromas frescos frutales y al mismo tiempo maduros, resaltan tonos minerales y especiados como la pimienta negra.
La segunda y última sorpresa de la noche fue el Semerendo 2011. Al igual que el anterior, su fruta proviene de Gualtallary. Su particularidad es que surge de un malbec que nace de una mancha en los suelos, discriminada en el viñedo, y que se vinificó por separado. La característica del suelo limoso calcáreo con elevado contenido de calcio activo se ve reflejada en un vino con taninos vivos, que producen en la boca esa sensación que recuerda a tiza o talco. Es un malbec muy diferente, con una compleja paleta aromática sumamente interesante. No me canso de saborearlo. Aunque cuesta ponerle etiquetas con descriptores definidos, quiero destacarlo porque su personalidad es única. Sin conocer más detalles, lo imagino superior en calidad respecto de los anteriores.
Los vinos de Daniel son personales, francos, genuinos. No me recuerdan a ninguno de los alta gama de cualquiera de las bodegas donde se desempeña. Esto no quiere decir que sean mejores ni peores. A título personal, mi paladar me pide cada vez más vinos así, simplemente diferentes, que, al escaparse de modelos o formatos de estilos en algunos casos algo desgastados, logran un encanto especial. Confío en que, a pesar del crecimiento en volumen, los futuros 2012 no perderán ese encanto, por lo que estaré muy atento al destino del Imperfecto Cabernet Sauvignon y, sobre todo, del Semerendo: no olviden esa palabra, sinónimo de "importante", "grande", nada habitual por estos pagos pero sí muy común en el léxico del oeste argentino o en algunos países latinoamericanos. Semerendo resulta el calificativo ideal para lo que me entregó esa botella, y por qué no también para etiquetar con ella a Daniel Pi, indiscutible grande como profesional y -al menos por lo poco que pude conocerlo - también como persona.
Fuente: http://mrwines.blogspot.com.ar/2014/05/daniel-pi-expande-su-semerendo-garage.HTML
Fuente: Area del Vino
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