Una investigación realizada en la Universidad de California en
Berkeley, Estados Unidos, concluyó que el consumo de capsaicina,
propiedad que se encuentra en los alimentos picantes, puede reducir la
probabilidad de padecer diabetes y otros problemas metabólicos. Además,
ingerir este tipo de alimentos contribuye al bloqueo de la capacidad del
cuerpo para sentir el dolor y ayuda a vivir más tiempo.
El gusto por la capsaicina, el componente activo presente en la pimienta picante, la cayena, la mostaza de Dijon, el chile, el tabasco y la paprika, depende en gran medida de la personalidad. Si sos de ese grupo de la población que disfruta palideciendo con el sabor picante y la sensación bucal de ardor, este descubrimiento te beneficiará.
El gusto por la capsaicina, el componente activo presente en la pimienta picante, la cayena, la mostaza de Dijon, el chile, el tabasco y la paprika, depende en gran medida de la personalidad. Si sos de ese grupo de la población que disfruta palideciendo con el sabor picante y la sensación bucal de ardor, este descubrimiento te beneficiará.
¿De qué se trata?
El equipo de científicos logró trazar un vínculo entre la percepción del dolor y la mortalidad. Para ello, compararon el crecimiento de ratones alterados genéticamente que carecían de los receptores del dolor TRPV1 con el de ratones salvajes. Los resultados mostraron que los primeros no solo vivían más tiempo, sino que lo hacían con mayores índices de salud.
Los ratones insensibles eran menos propensos a desarrollar cáncer y pérdida de memoria, y su metabolismo y capacidad de procesar el azúcar se mantenía estable a medida que envejecían. Estos datos sugieren que la inhibición de los receptores sensoriales encargados de la transmisión del dolor puede contrarrestar el deterioro metabólico asociado a la edad y conducir a una mayor longevidad.
Aunque el experimento se basó en animales portadores de una mutación genética, los autores del trabajo afirman que las conclusiones son extrapolables al ser humano. Según estos, la ingesta crónica de compuestos que afectan TRPV1 como la capsaicina, presente en los alimentos que mencionábamos, produce los mismos efectos de mitigación del dolor.
El chile proporciona, además, una sensación de euforia cuando se consumen en grandes dosis, debido a la liberación de endorfinas naturales por el organismo en respuesta al dolor y el estrés.
El equipo de científicos logró trazar un vínculo entre la percepción del dolor y la mortalidad. Para ello, compararon el crecimiento de ratones alterados genéticamente que carecían de los receptores del dolor TRPV1 con el de ratones salvajes. Los resultados mostraron que los primeros no solo vivían más tiempo, sino que lo hacían con mayores índices de salud.
Los ratones insensibles eran menos propensos a desarrollar cáncer y pérdida de memoria, y su metabolismo y capacidad de procesar el azúcar se mantenía estable a medida que envejecían. Estos datos sugieren que la inhibición de los receptores sensoriales encargados de la transmisión del dolor puede contrarrestar el deterioro metabólico asociado a la edad y conducir a una mayor longevidad.
Aunque el experimento se basó en animales portadores de una mutación genética, los autores del trabajo afirman que las conclusiones son extrapolables al ser humano. Según estos, la ingesta crónica de compuestos que afectan TRPV1 como la capsaicina, presente en los alimentos que mencionábamos, produce los mismos efectos de mitigación del dolor.
El chile proporciona, además, una sensación de euforia cuando se consumen en grandes dosis, debido a la liberación de endorfinas naturales por el organismo en respuesta al dolor y el estrés.
Foto: Thinkstock Photos
Fuente: Muy Interesante.
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