En un libro de Doris Greenspan, una especie de Julia Child
de estos tiempos, leía el domingo que en Francia es muy usual y
conocida la compota de manzana, un plato que se usa tanto para los
bebes como para preparar un postre o un desayuno. Ni bien lo leí me
dieron ganas de comer compota de manzanas y recordé la versión que me
enseñó mi amigo Francisco Abelló, un verdadero dotado para cocinar. Es
una receta simplísima pero no pueden imaginar lo deliciosa que es. Saben
ustedes la enorme variedad de platos, tanto dulces como salados, que
nos permite esta fruta maravillosa.
Bueno, paso a contarles. Pelé dos manzanas verdes de
tamaño mediano, les quité el corazón y las corté en cuadraditos como
ustedes ven en la foto, y los mojé con gotas de limón para que no se
oscurecieran
Pusé tres cucharadas soperas de azúcar en una olla pequeña de fondo
grueso, le agregué una cucharada de agua o de jugo de limón y preparé
un caramelo claro líquido. No debe endurecerse. Cuando está listo, le
vuelco encima las manzanas y 1/3 taza de agua caliente.
Veremos que inmediatamente toman un color dorado precioso. Mover la
olla y con un palito, como los de sushi, movemos suavemente los
pedacitos. No hay que cocinar más de unos 8 minutos, porque tienen que
quedar los pedacitos dorados, cocidos y tiernos pero no blandos. Deben
quedar crocantes y firmes. Sacar del fuego y dejar enfriar.
Se puede comer sola o servir como postre, con una bocha de helado de
crema americana o con crema batida. Hmmmmm… Pruébenlo porque es
maravilloso y hacerla es mucho más que fácil. Tip: también se puede hacer con peras pero hay que cocinarlas menos tiempo si notamos que están un pelín blandas.
Fuente: blogs.lanacion.com.ar/cocina-amateur
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