No son ninguna novedad. Tienen una larga historia en el mundo de
la cotelería, pero desde hace unos años volvieron a ser protagonistas de las
salidas y hoy se imponen como la nueva tendencia. Lejos de ser
una moda pasajera, estas bebidas con un dejo amargo son el foco de atención en los
ámbitos más cool de Buenos Aires.
Se convirtieron en la principal figura a toda hora del día y en
cualquier momento; la tradición de ser una bebida únicamente
para ingerir antes de las comidas ya ha quedado a un lado. Los bares los anuncian en sus pizarras, los
jóvenes los compran y arman tragos en sus casas, y todos hablan de ellos.
Campari, Aperol y Gancia son los preferidos, pero también reaparecen con fuerza
Cynar, Cinzano, Martini y Hesperidina.
Las
cifras hablan por sí solas de esta tendencia. Campari incrementó el tamaño de
marca seis veces desde 2006 al 2012, consolidándose
como una de las marcas de aperitivos de más rápido crecimiento en Argentina, y
Cinzano logró durante este año crecer un 12% en consumo, por encima de la categoría de
aperitivos populares, que creció 7,7% según
datos de la consultora ACNielsen.
"La versatilidad para mezclarlos, el bajo contenido
alcohólico (comparado con otras bebidas de alta graduación), sumado a un
conocido sabor amargo para nuestro paladar y a la rica tradición e historia en
nuestro país, hace que su vuelta sea definitiva. Volvieron para instalarse en
nuestro consumo", indicó Mariano Maldonado, gerente de marketing de
Campari.
Para la
bartender Inés de los Santos, "el regreso de estas legendarias se da desde
hace cinco años atrás y se debe a que el consumidor
conoce más, son fáciles de tomar, fáciles de preparar y no tan costosos". "Aumentó el consumo y cada
vez hay más conocedores y profesionales trabajando para perfeccionar
lo que se sirve finalmente. Creo que este crecimiento tiene que ver con tomar conciencia cada
vez más con lo que se come y lo que se toma", añadió.
Pero su historia se remonta hasta muchos años atrás. "El
origen está íntimamente ligado a la aparición del vino y la necesidad de
conservarlos durante más tiempo. Por este motivo, se probó macerándolo con
algunas hierbas. Esta iniciativa dio origen al vermut y otros aperitivos",
explicó Maldonado. Luego, se evidenció que la función principal de esta bebida
era de la de abrir el apetito, ya que tanto la concentración de hierbas como el
sabor amargo estimulan las papilas.
Detrás de las barras, se impulsa esta tendencia. Allí existen propuestas clásicas y muchas de ellas re-versionadas, como el
Negroni o el Cynar Julep. Y se suman "novedades" tales como Aperol
Spritz. El favorito, el Campari con jugo de naranja, llamado Campari Orange o
Garibaldi.
"El consumidor de aperitivos es alguien que disfruta
encontrase a comer, charlar y pasar buenos momentos", consideró De los
Santos, al tiempo que Maldonado destacó que por un lado están los consumidores
tradicionales, con fuerte arraigo por las costumbres y rituales, como también
un gran incremento de consumidores actuales, modernos y en búsqueda constante
de la sofisticación e innovación.
"Hay
claramente una evolución del consumidor argentino en cuanto a lo cualitativo.
Una mayor exigencia por parte de éste que se traduce en una mayor y mejor
oferta. La coctelería evolucionó en los últimos 15 años. Es un fenómeno que se
viene dando desde hace tiempo y toma mayor fuerza en los últimos cinco
años", evaluó Maldonado, y concluyó: "Argentina siempre tuvo identidad coctelera propia y fue
referente en tal materia para la región. Hoy volvió con todo y parece
instalarse definitivamente".
Fuente: infobae.com
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