Es el período de tiempo entre la concepción y los dos años que definirá
la salud nutricional de un niño para el resto de su vida. Allí se
desarrolla la inteligencia futura. Una buena alimentación en esos "mil
días críticos" es un reaseguro de salud general para los siguientes 80
años. El caso argentino con buenas noticias entre padres y pediatras
Partiendo de la idea de que los primeros 1000 días en la
vida de un niño serán vitales para fundar sus hábitos alimentarios para
siempre es que nos atrevemos a denominarlo como un "período sagrado" que
abarca desde la concepción hasta los dos años de vida. En el caso
argentino, la mejor noticia sobre la nutrición infantil contemporánea
es que pediatras, nutricionistas y madres están comprendiendo su
relevancia, cada vez mejor.
"Son esos 1000 días en
los que se crece a mayor ritmo -el mayor de toda la vida- ; se
desarrolla la inteligencia futura y se forman los hábitos alimentarios
perdurables. Y por supuesto, en primer término hay que destacar la lactancia materna
propiamente dicha, sin duda alguna la mejor intervención nutricional
posible en los primeros seis meses de vida de los niños y en forma
extendida en el primer año; además de la intervención "más igualitaria"
entre pobres y no pobres", explica el Dr. Sergio Britos,
Director de CEPEA (Centro de Estudios sobre Políticas y Economía de la
Alimentación) y Profesor de la Escuela de Nutrición de la Facultad de
Medicina, UBA.
La toma de conciencia en el caso argentino acerca de la importancia de la alimentación saludable como pilar de una buena salud infantil es un hecho visibilizado entre los padres y el incondicional apoyo de la comunidad médica.
Es
por eso que hoy, nadie se atrevería a poner en duda la máxima que
asegura que la leche materna es el alimento por excelencia durante los
primeros seis meses de vida de un bebé. Y de a poco se consolida la idea
sobre lactancia extendida, que propone - de ser posible para la mamá-
el amamantamiento hasta los dos años de vida de un niño.
También
es bueno saber que cuando el amamantamiento no es posible o es
insuficiente la mejor opción son las fórmulas infantiles, que contienen
vitaminas, minerales, ácidos grasos esenciales, nucleótidos y
prebióticos adecuados para el crecimiento y desarrollo del bebé.
Sin
embargo, esto que hoy para la mayoría parece ser obvio no siempre fue
así. Hubo momentos en la historia de la humanidad en la que a los recién
nacidos se los alimentaba a base de leche animal, colocándolos
directamente al pecho de cabras o burros; o bien, se les ofrecía desde
miel y vino hasta alimentos sólidos que incluían mezclas de pan y agua o
cereales, entre otras opciones, impensadas hoy en día.
Los progresos de la nutrición infantil
Los
conocimientos sobre nutrición infantil recién se profundizaron durante
el siglo XX, algo que realmente logró cambiar la expectativa de vida de
los más chicos.
Pocos bebés del siglo XVIII podían
sobrevivir a la contaminación producida por la falta de higiene a la
hora de preparar los alimentos y el consumo de leche animal sin
pasteurizar. Fue en parte debido a esto que la preocupación por el
cuidado y, sobre todo, la alimentación de los niños llevó al desarrollo
de la pediatría como especialidad médica.
Así como hoy
el calostro es considerado fundamental por los anticuerpos que le
transmite la madre al hijo apenas nace (es por eso que se recomienda
poner al bebé al pecho durante la primera hora tras el nacimiento), hubo
una etapa en la que se pensaba que era peligroso y le hacía mal a los
bebés. Esta idea comenzó a cambiar después de la publicación del "Ensayo
sobre el cuidado y manejo de los niños", escrito por el médico
británico William Cadogan en 1748, quien le atribuía al calostro
propiedades purgativas que ayudaban a eliminar el meconio y decía que
ayudaba en la prevención de infecciones gastrointestinales en el bebé.
También
valorizaba el "lazo de afecto" que se establecía cuando la mamá daba el
pecho a su hijo en las primeras horas de vida. Y desaconsejaba el uso
de nodrizas y la introducción de cualquier otro alimento antes de los 6
meses de edad, entre otras recomendaciones.
"Un
punto a reforzar en la nutrición infantil sin duda es una mayor
educación del "gusto" por lo saludable, desde los primeros dos años de
vida; es necesario ser más paciente e insistente en ofrecer al niño
alimentos saludables, verduras, frutas, yogures, leche (después del año
de vida) y limitar desde pequeños la excesiva carga de azúcares o sal",
recomienda el Dr. Sergio Britos.
La leche artificial: "idéntica" a la materna
Al
final del siglo XIX, las altas tasas de desnutrición y mortalidad
infantil estaban relacionadas con la menor cantidad de niños amamantados
y el aumento del empleo de leche animal. Un fuerte estímulo para buscar
opciones artificiales para la leche materna vino de la mano Revolución
Industrial, cuando las mujeres descubrieron que ganaban más dinero
trabajando en una fábrica que como nodrizas.
La primera
fórmula infantil comercial fue desarrollada por el alemán Justus Von
Liebig en 1867, y rápidamente se popularizó en toda Europa. Liebig
afirmaba que había conseguido una combinación de ingredientes que le
permitía producir un polvo que, agregado a la leche ya caliente,
resultaba en un alimento "idéntico" a la leche materna.
Esa
fórmula consistía en harina de trigo, malta y bicarbonato de potasio, y
en 1874 apareció la primera "fórmula artificial completa para
alimentación infantil", que contenía leche en polvo, harina de trigo,
malta y azúcar.
Otro gran paso que allanó el camino de
los sustitutos para la leche humana fue la obtención –simultáneamente en
los EE.UU. y en Alemania– de la composición exacta de la leche materna
(1885), que por ejemplo permitió determinar su bajo porcentaje de
proteínas (1,1 g/100 mL) en comparación con la leche de vaca (posee 3,5
g/100 mL de proteínas). Por esa misma época surgieron las mamaderas de
vidrio y las tetinas de goma; y en 1951 llega al mercado la primera
fórmula infantil líquida.
A partir de la década del
'60, las fórmulas infantiles se fueron adaptando según avanzaba el
conocimiento sobre la nutrición (se incorporaron ácido láctico, lactosa,
grasa, minerales, vitaminas). Los avances tecnológicos permitieron la
elaboración de productos capaces de contribuir a reducir la
desnutrición, compensar las deficiencias de digestión y absorción,
lidiar con problemas alérgicos y el reflujo gastroesofágico.
¿Cómo analizar la llamada comida chatarra y su "ingreso para quedarse" en la dieta de los chicos de hoy?
En
realidad, más que alimentos "chatarra", lo que hay son productos de
mejor o de peor calidad nutricional. Es esencial empezar desde los
primeros dos años de vida en la educación del gusto por lo saludable; un
niño que incorporó alimentos saludables antes del segundo año de vida
será más reacio a alimentos de baja calidad. Cuando los chicos son más
grandes, en su edad escolar, es bueno que la escuela también eduque el
gusto por lo sano y sea un ejemplo para una buena conducta alimentaria.
Los alimentos que llamamos "indulgentes", gustosos, sabrosos y con mayor
contenido de azúcar o grasas, no deben prohibirse, pero sí limitarse a
un consumo ocasional o moderado, concluyó el Dr. Britos.
Más información:
Se realizará el 36° Congreso Argentino de Pediatría
El 24, 25, 26 y 27 de septiembre de 2013 en Mar del Plata, Prov. de Buenos Aires
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Informes e inscripción - Sociedad Argentina de Pediatría
Av. Coronel Díaz 1971 - 1425 - Ciudad de Buenos Aires - Argentina
Teléfono: (54-11) 4821-8612 -
Fuente: infobae.com
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