Parecen dos trastornos totalmente independientes, pero no lo son. La
adicción al alcohol y los trastornos de la alimentación como la anorexia
o la bulimia tienen muchos puntos en común si indagamos en su base
genética, según muestran los resultados de un estudio en el que se han analizado a casi 6.000 gemelos adultos.
"En la práctica clínica hemos observado que personas con trastornos
de la alimentación también tienen tasas elevadas de consumo y
dependencia del alcohol. Necesitamos ser conscientes de que estos problemas pueden darse simultáneamente, tanto en hombres como en mujeres",
explica Melissa Munn-Chernoff, doctora de la Facultad de Medicina de la
Universidad de Washington en Sant Louis (EEUU) y principal autora del
estudio cuyos datos se publican en la revista 'Journal of Studies on
Alcohol and Drugs'.
Porque, como explica esta experta, hasta ahora sólo se habían
analizado las conexiones genéticas entre estos dos trastornos en
mujeres, pero nunca se habían estudiado en hombres. Este trabajo utilizó
los datos de 5.992 gemelos australianos, tanto idénticos (o
monocigotos) como mellizos (o gemelos bicigóticos).
Casi una cuarta parte de los hombres y un 6% de las mujeres había
sido en algún momento dependiente del alcohol. Además, casi el 11% de
los varones y el 13% de las féminas habían tenido algún trastorno por
atracón; un 14% de las mujeres habían utilizado dos o más sistemas de
purga (como laxantes o la provocación del vómito).
"Al comparar los resultados entre los gemelos idénticos y los
mellizos, podemos desarrollar estimaciones de cuántas de las diferencias
en ciertas características se deben a los genes o cuántas al entorno",
explica Munn-Chernoff. "Lo que hemos visto es que algunos de los genes que influyen en la dependencia del alcohol también influyen en los trastornos por atracón en hombres y en mujeres y en las purgas".
Lo que todavía no está claro exactamente es cuáles son los genes
involucrados en estas adicciones. Pero en una escala estadística del
cero (donde no se comparten genes) al 1 (donde todos los genes se
comparten), los investigadores encontraron que la correlación genética
entre los trastornos de la alimentación y el alcoholismo fue
estadísticamente significativa.
Por esta razón, la investigadora considera que tanto los médicos como
los terapeutas que tratan a personas con dependencia al alcohol y a las
que tienen trastornos de la alimentación deberían ser más conscientes de que la persona puede sufrir ambos problemas a la vez.
"Cuando acudes a un centro para tratarte tu problema alimenticio, no
suelen preguntarte sobre el alcohol. Y cuando vas a un centro
especializado en el tratamiento del alcoholismo, no suelen preguntar por
síntomas de trastornos de la alimentación", explica. "Si estos centros
pudieran ser más conscientes de esto y quizás tratar ambos problemas al
mismo tiempo, eso podría ser una gran ayuda para el paciente", concluye.
Fuente: elmundo.es
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