viernes, 11 de octubre de 2013

Vinos de la Patagonia: las bodegas chicas potencian una oferta cada vez más rica y diversa

La Patagonia, lejos de ser una región vitivinícola nueva, encierra algunos nombres emblemáticos y algunas bodegas que ya superan el centenar de años.

Sin embargo, no es menos cierto que, en este último período, la región, en sintonía con la escena nacional, avanzó en un fuerte proceso de reconversión, tanto a nivel enológico, en la búsqueda de un estilo world friendly -sin perder la identidad-, como en el viñedo, donde fueron adaptando las cepas a la demanda global.

Según los últimos datos disponibles de la Cámara Bodegas Exportadoras de la Patagonia Argentina, la producción de las compañías nucleadas en la entidad hasta no hace mucho totalizaba casi 3 millones de botellas

Si bien en los últimos años se fue corriendo la "frontera vitivinícola", con nuevos proyectos empresarios en provincias como La Pampa, quienes dominan el negocio son Neuquén y Río Negro, que en 2012 contabilizaban, en conjunto, 3.400 hectáreas implantadas con viñedos.

Se trata de una cifra prácticiamente similar a la de una década atrás. La diferencia está en que Río Negro redujo considerablemente la cantidad de viñedos, en tanto que Neuquén viene en franco ascenso.

Interesante es el caso de La Pampa, donde en el año 2000 la vitivinicultura estuvo al borde de la extinsión, con apenas 8 hectáreas de viñedos, en tanto que hoy en día la actividad goza de buena salud, con una superficie que desde hace unos años supera cómodamente las 200 hectáreas.

En este contexto, entre el 3 y el 5 de octubre último, se realizó en Neuquén una nueva edición del Salón Vinos de la Patagonia Argentina 2013, un evento que también incluyó un salón de Alimentos Neuquinos.

En total, participaron 50 productores de vinos y alimentos en este evento que, en esta oportunidad, convocó a más de 10.000 personas a lo largo de los tres días.

En este contexto, Vinos & Bodegas -uno de los medios nacionales invitados a cubrir la exposición-, pudo conocer, de primera mano, la rica y diversa oferta vitivinícola de esta región del sur del país.

No sólo por los proyectos de mayor envergadura, que lideran las estadísticas de producción y exportación, sino también por las bodegas más pequeñas, que van desde proyectos autegestionados de reconocidos bodegueros, hasta establecimientos con decenas de años de historia pero que, luego de renovar sus portfolios, ahora salieron a pelear por un lugar en las góndolas.

Un proyecto interesante es Bodega Sudoeste, propiedad del enólogo Santiago del Pin y del ingeniero agrónomo Hugo Luis Figueira.

En la actualidad tienen una oferta acotada a dos etiquetas: un Pinot Noir elaborado a partir de viñedos ubicados en Fernández Oro (Río Negro) y un Malbec proveniente de 25 de Mayo (La Pampa).

Según explicó Del Pin a Vinos & Bodegas, "nuestra idea es siempre seleccionar la mejor materia prima de distintas regiones, que nos permiten alumbrar unas 10.000 botellas por año".

Del portfolio destacamos el Pinot Noir cosecha 2011, que reemplaza a la añada 2010, vino que fuera votado como el mejor Pinot Noir en la anterior edición del Salón.

Se trata de un Pinot sutil, con una atmósfera de frutas rojas bien frescas, algo de especias y pinceladas de chocolate, tras su paso por cerca de 12 meses por barricas de roble francés. En boca es un vino con buen cuerpo, pero fluido, con más notas de fruta y de la crianza que potencian su medio de boca. Es un ejemplar de factura moderna, pero que se define mejor por su elegancia y equilibrio.

"Nuestra filosofía en la bodega es de realizar la mínima intervención posible. Es un concepto minimalista con el que buscamos mantener la tipicidad", destacó Del Pin.

Este Pinot es posible encontrarlo en restaurantes y vinotecas de la Patagonia a un precio sugerido de $140.

Otro proyecto sumamente interesante para descubrir es la bodega Robeda, ubicada en General Roca, en Río Negro.

El punto a destacar es que su propietaria, Andrea Bagliani, está a punto de graduarse como enóloga y se propuso hace algunos años, rescatar la vieja bodega de su abuelo y volver a ponerla en funcionamiento.

Es un proyecto muy pequeño, que cada año produce no más de 4.500 botellas entre su Malbec y su Merlot, y en el que todo es autogestionado: Baligani se encarga de cosechar las uvas, elaborar el vino y hasta embotellarlo y etiquetarlo.

Su admirable esfuerzo sin dudas da recompensas: de su portfolio recomendamos Robeda Merlot 2012, un vino que exhibe una aromática con buena fruta roja, notas lácticas, especias y un tostado bien integrado, heredado tras su breve paso por madera. En boca exhibe algo de untuosidad, con taninos firmes que le confieren estructura y una frescura que equilibra el paladar. En unos meses no hará más que mejorar. 

Si bien Bagliani tiene planes para expandir su marca en Buenos Aires, por ahora hay que seguirle el rastro en el sur del país.

Entre los proyectos más pequeños, uno de los más sólidos es Gérôme Marteau, una bodega familiar conducida por el emprendedor Víctor Marcelo Marteau.

Según explicó a Vinos & Bodegas, si bien la empresa es joven, dado que dio sus primeros pasos hace unos siete años, está emplazada en una vieja bodega de los años ´30, ubicada en Fernández Oro, Río Negro.

Cada año están elaborando unas 10.000 botellas y su portfolio está muy bien diversificado: cuentan con un rosado, una línea premium, una línea reserva y un blend que es el tope de gama.

Uno de los ejemplares que se lució en la expo fue Gérôme Marteau Reserva Merlot 2010, que tiene un precio sugerido de $100.

Se trata de un ejemplar de aromática compleja, que conjuga fruta roja madura, toques balsámicos, otros especiados y una barrica que, desde el fondo, suma aromas que recuerdan a la moca junto con algunos ahumados que complejizan la paleta. La madera no está disimulada y a quien guste de este concepto, encontrará un buen exponenente en este Merlot patagónico. En boca tiene una entrada ambable, con un andar dócil y una acidez que suma frescura. Los taninos están todavía en evolución pero en seis meses más, este vino va a ser una joyita, si bien está listo para beber y disfrutar ahora mismo.

En el Salón, también hubo lugar para otros proyectos mucho más pequeños, como Tierra del Viento, una bodega artesanal que elabora pocos litros en Fernández Oro, Río Negro.

Su impulsor, Nicolás Ginóbili, a punto de graduarse como enólogo, explicó a Vinos & Bodegas que "todo esto nació cuando un día me decidí a explorar a través de Google Earth en busca de viñedos viejos y abandonados para luego recuperarlos".

De esta aventura nació un blanco dulce que es una verdadera sorpresa: Tierra del Viento Tocai Friulano Dulce 2013, con una paleta súper expresiva, que incluye notas estridentes de frutas y flores. En boca se potencian sus aromas a fruta, realmente francos y nítidos. Exhibe un paso untuoso, con buena oleosidad, si bien no es de esos dulces pesados y empalagosos. Una bodega masiva haría de este blanco un hit primaveral.

Por ahora se consigue en la Patagonia a un precio sugerido de $30.

Otra bodega de las pequeñas que vale la pena conocer es Familia Gennari, un emprendimiento familiar que nació a fines de los ´60 y que actualmente, de la mano de unas 10 hectáreas de viñedos propios ubicados en Fernández Oro, produce unos 60.000 litros anuales.

Osvaldo Gennari, heredó la pasión por el vino de su padre, y ahora están elaborando vinos amables, prolijos y adaptados a la demanda actual. Su portfolio, de hecho, incluye un rosado levemente dulzón y tintos de cuerpo medio y con buena fruta.

Del portfolio destacamos Parada 81 Malbec 2011, un tinto que se destaca por su nariz perfumada, con fruta roja y una tenue atmósfera herbácea. En boca, este Malbec de cuerpo medio avanza con fluidez y prolijidad. La acidez, en tanto, hace su parte. Un vino cumplidor y de buena factura por $48. Se consigue en supermercados de la Patagonia.

Posteriormente, resultará imprescindible conocer Miras, el proyecto personal que lleva adelante desde hace algunos años el prestigioso enólogo Marcelo Miras, actual enólogo jefe de Bodegas Del Fin Del Mundo.

De su portfolio, sólido por cierto, destacamos Miras Merlot 2010, que tiene un precio sugerido de venta de $140.

Se trata de un ejemplar con una nariz que muchos Merlot envidiarían, de la mano de una explosión de frutas rojas que toma por asalto la copa. Al paladar se presenta concentrado y sedoso, con un juego de texturas interesante y que cautivará al consumidor adepto a esta cepa.

Por Juan Diego Wasilevsky - Editor Vinos & Bodegas iProfesional - vinosybodegas@iprofesional.com

Fuente: iprofesional.com

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