El concepto de successful aging surgido en los EEUU está lejos de referirse a personas que tuvieron “suerte” de llegar con buena salud, autonomía y lucidez a la vejez, sino que aplica a los que desde mediana edad “trabajaron” para eso. Cómo lograrlo.
Nuestra cultura pareciera querer ocultar que la juventud no dura para siempre,
y es por la poca atención que se le presta a este hecho tan universal,
que a veces no se repara que envejecimiento y vejez son dos cosas
totalmente diferentes, y se suelen confundir los términos. Mientras que
la vejez es una etapa de la vida que, según ya es lugar común, comienza
cada vez más tarde, el envejecimiento es un proceso progresivo de
desgaste orgánico que comienza muchísimo antes, prácticamente ni bien el
cuerpo se desarrolló y deja de crecer.
Es por eso que los especialistas que se ocupan del tema –cada vez más
relevante a nivel social porque los adelantos de la medicina
incrementan constantemente la esperanza de vida y, por consiguiente, la
cantidad de personas que alcanzan una edad avanzada–, más que hablar de
una “vejez saludable”, hablan de un envejecimiento
exitoso; porque gozar de una buena salud física y mental en las últimas
etapas de la vida no es casual , ni depende sólo de “la suerte”, o de
“una buena genética”: es, en general, el resultado de un proyecto de
vida que se gesta y se pone en práctica, por lo menos, a mediana edad.
“Gozar de una buena capacidad funcional, lograr autonomía para
continuar viviendo solos y para desarrollar las actividades
profesionales y las que hacen a la vida social, es algo que se consigue
cuando uno preserva la capacidad de continuar maximizando las funciones
físicas y psíquicas, y cuando tiene proyectos que permiten, más allá de
la edad que uno tenga, seguir trabajando”, resumió el doctor Moisés
Schapira, especialista en Geriatría y Gerontología.
Trabajo bien entendido
El director médico de Hirsch, centro de excelencia para el cuidado de
adultos mayores y rehabilitación remarcó, sin embargo, que cuando habla
de preservar la capacidad de trabajo en el adulto mayor, “trabajo” no
significa empleo.
“En primer lugar –destacó– porque es muy difícil pensar en empleo
para las personas mayores cuando las personas más jóvenes tienen tantas
dificultades para conseguirlo. Hablamos de la búsqueda de una actividad
que le permita a la persona poner en práctica sus habilidades y capacidades,
sentirse útil. Puede ser una tarea dentro de su propio barrio, su
comunidad o su grupo de pertenencia. Realmente, la palabra más
importante en esto es proyectos”. De eso, ni más ni menos, se trata el
envejecimiento exitoso: mantener la salud y la autonomía física, y
preservar la capacidad cognitiva.
Llegar a la vejez con proyectos, a la vez, requiere
un trabajo previo: “Ese trabajo no debe iniciarse recién a una edad en
la que la persona se da cuenta de que ya no tiene masa muscular, sino
mucho antes, en edades medias de la vida”, destacó Schapira.
En consonancia con esto, estudios recientes indican que la
preservación de la masa muscular a edad avanzada está relacionada con el
cuidado de las capacidades cognitivas. Schapira indicó que se demostró,
además, una relación entre niveles bajos de rendimiento físico y riesgo
de enfermedad de Alzheimer, como también una relación de elevados
niveles de rendimiento físico con un comienzo más tardío de la
presentación de demencias. Esto sucede porque “el ejercicio físico incrementa el flujo cerebral, la disponibilidad de neurotransmisores, lo cual impacta en la estructura del cerebro y la eficacia neuronal”.
El cuidado del sistema circulatorio –el corazón y
los vasos sanguíneos– al menos desde la mediana edad es otra de las
consignas que “rinde” tanto a nivel de la salud física como de las
capacidades cognitivas. “Eso incluye cuidar la presión arterial,
–que es factor de riesgo tanto para infarto de miocardio como para ACV
o, para un deterioro progresivo de las capacidades cognitivas capaz de
llevar a una demencia senil del tipo vascular–, no ser diabético, no ser
obeso, alimentarse adecuadamente, comiendo todos los grupos de
alimentos, ingerir la cantidad suficiente de proteínas”, señaló el
doctor.
El de envejecimiento exitoso (en inglés, sucessful
aging) es un concepto cuyos principales referentes son los
investigadores norteamericanos John W. Rowe y Robert L. Kahn, en la
segunda mitad de la década de 1990. Estos especialistas hallaron, entre
otras cosas, que la educación, el nivel de actividad fuera del hogar y
la capacidad vital medida en el flujo respiratorio son factores capaces
de predecir en un 40% el estado de salud en la vejez.
Ese trabajo es la punta de un iceberg conformado por un gran caudal
de conocimientos precisos acerca de los muchos problemas cuyo riesgo
aumenta con el envejecimiento: el declive del intelecto y de la memoria,
el aislamiento, la pérdida de movilidad, los trastornos del sueño, la
depresión y las enfermedades crónicas. Así, se fueron definiendo una
serie de actividades específicas para mejorar cada uno de esos aspectos
en cada persona:
• Ejercicios mentales y trucos mnémicos: los juegos de ingenio pueden ayudar a preservar las capacidades cognitivas.
• Ejercicios físicos: una actividad física adecuada a
la edad tienen efectos beneficiosos para preservar la movilidad y la
agilidad, así como el control de la presión arterial, el fortalecimiento
del sistema cardiovascular, y la prevención de enfermedades crónicas.
Si se realizan con cuidado, también previenen enfermedades degenerativas
de las articulaciones. El ejercicio aeróbico (trote o caminata, por
ejemplo) ayuda a preservar la reserva cardíaca.
• Actividad social: es la mejor arma contra la
depresión, y hay estudios que la relacionan directamente con la tasa de
supervivencia: las personas con buenas relaciones sociales viven más
años.
• Actividad creativa: combate al aburrimiento.
• Alimentación adecuada y control de peso: la
alimentación adecuada y variada, incorporando todos los nutrientes
necesarios, evita el estado de desnutrición y la pérdida de masa
muscular; sin embargo es importante no excederse, en especial con las
grasas, porque el sobrepeso es un fuerte factor de riesgo tanto para
diabetes, hipertensión, enfermedad renal e infarto de miocardio, como
también de artrosis y algunos tipos de cáncer.
“Creo que lo más importante es que se entienda que una buena vejez es algo que se puede programar“,
puntualizó Schapira. El pretender “tener suerte” en la vejez, sin tener
en cuenta lo que es necesario tener en cuenta desde mucho antes para
poder gozar de una vejez en las mejores condiciones posibles, “es como
si pretendiera jubilarse sin haberse preparado para eso, sin preocuparse
por cómo va a seguir sosteniendo un ingreso cuando ya no trabaje y
pretendiera, también, tener suerte”.
Fuente: saludable.infobae.com
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