El 14% de los chicos argentinos sufre algún grado de obesidad. Cuáles
son sus perspectivas para la adultez. La importancia de ofrecerles un
tratamiento temprano e integral.
Cenar en familia, dormir lo suficiente y limitar el
tiempo diario dedicado a la televisión o la computadora son elementos
clave para evitar la obesidad en los niños. La combinación de estos
buenos hábitos reduciría en un 40% la incidencia de esta enfermedad,
según explica un estudio publicado en la revista norteamericana
Pediatrics.
La obesidad infantil es uno de
los problemas de salud más graves del siglo. Según la Organización
Mundial de la Salud, se calcula que hay 42 millones de niños con
sobrepeso en todo el mundo. Mientras que en Argentina un relevamiento
sobre 27 mil niños y adolescentes en edad escolar, a cargo del
Ministerio de Salud de la Provincia de Buenos Aires, mostró que el 14%
sufre algún grado de obesidad. Por eso realizó un Programa llamado
Salud Activa, con una serie de recomendaciones para comer sano.
Es
muy común en los padres pensar que cuando el niño crezca y pegue el
"estirón" bajará de peso. Sin embargo, "retrasar el tratamiento es una
de las causas de fracaso; si un niño llega a la pubertad con sobrepeso u
obesidad tiene aproximadamente un 50% de posibilidades de continuar
siendo obeso en la adultez y si termina la pubertad siendo obeso, el
riesgo alcanza al 80%. El tratamiento es más fácil cuando el niño es
más chico, ya que los padres pueden intervenir en sus comidas y hay una
mayor posibilidad de ponerles limites", afirma la licenciada en
Nutrición y coautora del libro "Obesidad Infantil", Beatriz Grippo.
El
tratamiento de la obesidad infantil difiere absolutamente del adulto,
quien tiene la posibilidad de decidir por sí mismo si quiere hacer el
esfuerzo requerido para bajar de peso. "El niño no tiene una
motivación genuina para adelgazar, lo que necesita es no sentirse
rechazado sino entendido y poder manejar mejor sus emociones. El
depende absolutamente de sus padres y le resulta muy importante que
ellos comprendan cuáles son las causas de su ansiedad por la comida",
explica la licenciada en Psicología, Eva Rotenberg.
Muchos
tratamientos se centran en dar a los niños dietas bajas en calorías,
sin tener en cuenta sus gustos, preferencias y lo que está expresando
con esa ansiedad. "Lo importante es trabajar en familia, realizando una
reingeniería de la vida del chico para abordar todos los aspectos",
explica el doctor Alberto Cormillot. Es claro que la dieta sola no
funciona, es fundamental que realice un plan físico, que modifique su
alimentación y que en este plan integral la familia tome un rol
protagónico y acompañe al niño en este proceso.
Foto: Archivo Clarín
Fuente: entremujeres.com
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