Gran parte de lo que comemos viene en latas o en paquetes y, para
eso, antes ha pasado por un procesamiento industrial. Este proceso
afecta a los principales alimentos (cereales, aceites, sal, azúcar,
etc.), los priva de nutrientes fundamentales y los contamina con
sustancias indeseables como azúcares, edulcorantes, sales, conservantes,
antibióticos, colorantes y toda una serie de químicos.
La
inclusión de estas sustancias en los alimentos, sumado a la
proliferación de las industrias de comidas rápidas, ha generado que el
sobrepeso tenga un índice de mortalidad parecido o mayor que el
ocasionado por las enfermedades relacionadas con el tabaco. Entre las 10
enfermedades que provocan más muertes en el mundo (enfermedades
cardíacas, cáncer, diabetes, afecciones renales y hepáticas entre otras)
la mayor parte tiene un denominador común: la mala alimentación y el
sedentarismo, que producen sobrepeso y obesidad.
Esta industria
produce en Estados Unidos más del doble de las calorías que sus
ciudadanos necesitan. Se comercializan los productos con estrategias de
marketing costosísimas y en muchos casos engañosas, que juegan en contra
de la salud de las personas.
Algunos ejemplos:
* Alimentos enlatados.
Con el fin de preservar su sabor y textura, casi la totalidad de los
alimentos enlatados contienen altas concentraciones de sal como
conservante, lo que los vuelve opciones no recomendables, sobre todo
para los hipertensos. Lo mismo en el caso de los vegetales procesados,
como los purés o cremas de verduras en sobre.
* Frutas enlatadas. Todas
estas versiones industriales contienen conservantes en base a la sal y
el azúcar. Las conservas de frutas cuentan con azúcar agregada o jarabe
de glucosa, que transforma la fruta en un verdadero almíbar pobre en
fibra y nutrientes. Las glaseadas (frutas confitadas) tienen jarabes que
las vuelven mucho más dulces de lo que realmente son. Estos alimentos
son muy perjudiciales para los diabéticos.
* Aderezos. Las
mayonesas y productos similares contienen muchos aditivos. El ketchup
no reemplaza la salsa de tomate, de hecho es una versión que contiene
sal, aditivos, conservantes y poco valor nutricional.
* Snacks. Las papas fritas, los maníes y los palitos salados, entre otros, contienen mucho sodio y generan una conducta adictiva.
* Pan. En
nuestro país se consume más el pan de panadería que el envasado (en
moldes). Sin embargo, hay que saber que se trabaja con premezclas de
harina que contienen altas concentraciones de conservantes, sal y
emulsionantes. Se recomienda limitar el consumo de pan y siempre
preferir las versiones integrales y caseras.
* Alimentos congelados.
Una forma muy común de conservar los alimentos es someterlos a una alta
congelación. Sin embargo, algunas bacterias sobreviven en alimentos
congelados durante algunos meses. Las frutas y los jugos conservan algo
de vitamina C durante el congelado, pero las verduras la pierden.
El
consejo es incorporar nuevos hábitos de vida y privilegiar el consumo
de productos naturales de estación, para favorecer una alimentación más
saludable. Nuestra función metabólica trabajará en forma más eficiente,
nuestro sistema inmunológico se revitalizará y evitaremos el riesgo de
contraer muchas enfermedades.
Por el doctor Christian Leiva, director del centro médico de Posada del Qenti.
Foto: Thinkstock Photos
Fuente: entremujeres.com
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