En el primer estante, sólo alimentos saludables.
Con
el solo hecho de modificar la ubicación de los comestibles y
disponerlos en una forma “correcta” te ayudará a entrenar tu cerebro.
¿Por qué? Porque lo ayudarás a desear aquellos que sean más saludables.
El estante superior de la heladera es un buen lugar para empezar: es una
de las primeras áreas donde va el ojo. Llená este espacio con bebidas
saludables, como leche descremada o jugo de frutas. “La elección de
bebidas bajas calorías es una manera simple para acortar calorías de su
dieta”, dice Larrian Gillespie, autor de La Dieta de la Diosa, a
iVillage. “Además, el hecho de mantenerse bien hidratado naturalmente
ayuda a controlar el apetito”. ¿Cuáles son las bebidas que más engordan?
Segundo nivel: productos frescos.
Este
tipo de alimentos es lo que primero tendemos a “olvidarnos” cuando
vamos de compras. Sin embargo, es súper importante que siempre tengas a
mano frutas y verduras frescas. Lo mejor es tenerlas listas para comer.
Esto es, lavadas (claro) y precortadas, para evitar la fiaca que te da
hacer una ensalada de fruta y no prefieras las galletitas en el momento
“crítico”.
Tercer estante: ¡proteínas!
Claro,
siempre que sean saludables: huevos duros y precocidos, carnes magras
sin piel, frutos secos y leche baja en grasa (como el yogur y el queso).
¿Las carnes son la mejor fuente proteica?
En los cajones (bien escondidos), todas las cosas tentadoras.
Los
lugares más alejados de la vista son los mejores para las comidas
cargadas de calorías y las sobras pesadas de los cumpleaños y fiestas.
Es importante mantener fuera de la vista esos bocaditos que te encantan,
para que cada vez que abras la heladera evites robar uno. “El cerebro y
los ojos están tan íntimamente conectados, que lo que se ve al abrir la
heladera es, usualmente, lo que tu cerebro querrá comer”, explica la
especialista en control de peso Michelle May a iVillage. Cuando se trata
de comida chatarra, ¡fuera de la vista! También podés usar recipientes
opacos, para que no veas a simple vista lo que hay dentro.
Llená la puerta de sabor.
Mostaza,
salsas, vinagre y otros condimentos. Las mezclas de sabor en las
comidas ayudan a la gente consuma alrededor de 200 calorías diarias
menos, según un estudio de una fundación de Chicago.
En el freezer, sólo opciones saludables.
Congelá
filetes de pescado, pechugas magras de pollo y vegetales mixtos. Esto
puede ayudarte a esquivar algún delivery o comida chatarra. ¡Vamos! Con
microondas o con unos minutos en el horno, es simple armar cenas
saludables. Ahora que viene el verano, también podés preparar smoothies o
jugos congelados.
En la alacena, platos para porciones pequeñas.
Tené
a mano los platos y vasos no muy grandes. Que las ensaladeras que
elijas sean pequeñas. ¿Por qué? Porque siempre tenderás a llenarlas.
Entonces, si tenés fuera del alcance a la vajilla más grande (por
ejemplo, tenés que subirte a un banquito o sacar todas las cacerolas
para alcanzar algo) optarás por elegir lo que está más cerca.
Fuente: entremujeres.com
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