Son dulces, nutritivas y sanas. ¡Hacete fan de las frutas desecadas!
Peras / Manzanas
Las
peras vienen en rodajas y son de las pocas frutas deshidratadas que
conservan cierta humedad interior, lo que las vuelve tiernas al
morderlas. El secado realza su sabor cítrico, igual que el de las
manzanas, que quedan bien crocantes, como chips, con gusto alimonado:
ácidas y suavemente dulces.
Damascos / Duraznos
Los
famosos orejones –así se llama a estas dos variedades– son los que más
hierro aportan. Mientras los damascos suelen venir partidos en mitades,
con una textura más gomosa y un gusto dulce concentrado, los duraznos se
presentan con y sin carozo, más tiernos, fibrosos y con bastante
humedad.
Ciruelas / Uvas pasas
Las
ciruelas, con su sabor delicado, mantienen cierta jugosidad y son las
de mayor contenido en fibras. Hay distintos tipos, como las bombón o las
presidente, grandes y con mucha pulpa. Las uvas pasas son las más
variadas: hay negras, rubias, moscatel, chinche, etc., que al secarse
pierden los ácidos típicos y potencian sólo su dulzura.
Higos / Dátiles
Infaltables
en las Navidades, los higos secos tienen una piel gruesa y dura que
guarda una pulpa cremosa parecida a la mermelada, sabrosa y muy dulce.
Los dátiles, bajo la piel tersa y casi plástica, esconden una pulpa
delgada, con ese sabor dulce, especiado, ¡maravilloso! que los
caracteriza. Los higos tienen mucha fibra, y los dátiles, azúcar, así
que cuidado con la cantidad.
Papaya / Mango
La
papaya se destaca por su aporte de potasio; se presenta troceada en
cuña y no es para nada dulce: dura pero cremosa, con gusto delicado y
aromática, ideal para compotas. En cambio, el mango, rico en vitamina C,
tiene una carne tierna, de color cristalino, que parece glaseada
artificialmente gracias a su azúcar natural.
Arándanos / Frutillas
Una
de las últimas apariciones y más que bienvenida. Los arándanos pasas
son unas miniaturas ultrasecas, de color intenso, que tiñen todo lo que
tocan. Saben a la piel de la fruta fresca, con todo su valor
antioxidante. Las frutillas, que se secan enteras, son las más parecidas
a una golosina. Súper dúlces, y con su color original intacto, son
suaves como las gomitas.
Ananá / Banana
El
ananá puede venir en rodajas o cortado en cubos pequeños, algunos
coloreados vegetalmente para simular caramelitos. Quedan sequitos por
fuera, muy aromáticos, y cuando se los muerde parece que tuvieran
líquido. La banana es el chip por definición: aunque también se presenta
en tiras, su formato más visto es en ruedas ultrafinas, tan crocantes
como papas fritas.
Naranja / Pomelo
Sus
cascaritas secas son un clásico, pero también vienen cortadas en
rodajas, con pulpa y todo. Mientras la naranja es apenas más dulce y
cítrica, el pomelo no es todo lo astringente que te esperabas: su pulpa
es más bien cremosa, apenas alimonada y azucarada.
¿Cómo se hacen?
La fruta se expone a una fuente
de calor natural (el Sol) o artificial (aire caliente), para que pierda
la mayor parte posible de su contenido de agua y así detenga su proceso
de descomposición natural. Al perder humedad, concentra sus azúcares y
propiedades, como el sabor. A algunas se las blanquea antes de secarlas,
para que mantengan determinados nutrientes. Cualquier fruta puede pasar
por este proceso; además de las más usuales, se desecan el coco, el
zapallo, las cerezas, las guindas y una que conserva su hermoso color
flúo, el kiwi.
Son la vianda preferida de los deportistas, porque
en poco volumen aportan potasio, hierro, mucha fibra e hidratos de
carbono, es decir, energía.
4 formas de comerlas que todavía no probaste
• Mezclá las frutillas troceadas con crema chantillí o pastelera y rellená un bizcochuelo.
• Agregá el arándano en muffins o a tus barras de cereal caseras.
• Aunque te parezca una locura, probá los chips de bananas espolvoreados con sal.
• Armá un mix de tus frutas secas preferidas, cubrilas con agua caliente, dejá reposar y tomá el té resultante: ¡un manjar!
1 receta: budín de ciruelas desecadas
Dejá 500 g de ciruelas negras
sin carozo en remojo toda una noche. Escurrilas y mixealas con 1 cdita.
de bicarbonato de sodio. Batí 200 g de manteca pomada con 200 g de
azúcar hasta blanquear. Incorporá las ciruelas, agregá 4 huevos uno a
uno y 1 cdita. de esencia de vainilla. Por último, y con movimientos
envolventes, sumá 200 g de nueces picadas groseramente y 200 g de harina
cernida junto con 2 cditas. de polvo de hornear. Llevá a horno
precalentado moderado, en un molde de budín inglés, 1/2 hora o hasta que
al insertar un palillo salga seco.
Fuente: revistamaru.com
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