martes, 6 de agosto de 2013

Dos argentinos quieren terminar con el hambre en África

Dejaron sus puestos en multinacionales y decidieron mudarse a Sierra Leona, donde fundaron la West African Rice Company, con el objeto de crear un modelo para la agricultura sostenible de ese continente que contribuya a paliar la miseria que lo azota.

Patricio Imerito, de 30 años, y Emiliano Mroue, de 29, decidieron dejar sus exitosas carreras profesionales en Alemania y en nuestro país, respectivamente, y emprender una aventura que los llevaría a generar recursos y ayudar a miles de personas en Sierra Leona.

En diálogo con Infobae, Mroue contó que hace siete años se fue de Argentina y se instaló en Alemania por cuestiones laborales. En 2010 decidió ir a Sierra Leona por unos días. Jamás pensó que esa decisión cambiaría su vida.

“Fui a estudiar un proyecto en el sector agrícola de África. Allí vi una doble oportunidad: abrir un nuevo mercado y generar un impacto social importante. Volví a Buenos Aires en 2010 a pasar las fiestas y le propuse a mi primo, Patricio, ir a producir arroz a Sierra Leona”, recordó.

Patricio nunca había estado en ese continente y confesó que sintió temor pero a la vez muchas ganas de emprender ese desafío junto a su primo. “A partir de esa idea utópica,empezamos a estudiar el proyecto con profundidad y llegamos a la conclusión de que estábamos dispuestos a asumir el riesgo personal y financiero”, dijo Patricio.

“Llegamos a Sierra Leona en 2011, el país donde transcurre la película protagonizada por Leonardo Di Caprio, “Diamantes de sangre”. Nos recibieron con los brazos abiertos. Yo tenía un poco de temor pero en seguida lo superé. La gente es muy amistosa y todos se preocupan por ayudarte y hacerte sentir muy cómodo”, sostuvo Patricio.

Una vez instalados en ese país, fundaron la West African Rice Company, con sede en Tormabum, con el objeto de crear un modelo para la agricultura sostenible de ese continente que contribuya a paliar el hambre que lo azota. La empresa se dedica a la producción de arroz, el alimento principal de casi el 50 % de la población mundial.

“Buscamos la manera de desarrollar un modelo de negocios que nos permita, por un lado, generar un retorno positivo que garantice la sostenibilidad del proyecto y que, por otro, genere un impacto social positivo. Desarrollamos un campo de cinco mil hectáreas donde los aldeanos incrementan su producción y generan sus propios ingresos. Tenemos un target de 2500 hectáreas y unos 1500 productores trabajando. Un productor representa a una familia, que tiene una o dos hectáreas de tierra”, indicó Emiliano.

En Sierra Leona y en otros países de África -sobre todo en el sector occidental- casi el 70 por ciento de la población vive de la agricultura. “Viven por menos de un dólar por día, lo que ellos producen en su hectárea de campo es lo que va a comer su familia todo el año. Por eso queremos ayudarlos y darles recursos para poder crecer”, explicó Patricio.

Sierra Leona sigue siendo uno de los países más pobres del mundo, a pesar de la riqueza de sus recursos naturales y la ayuda internacional que se le brinda. En las zonas rurales, el 79% de la población vive por debajo del umbral de pobreza.

Por su labor empresarial y solidaria, en 2012 el Presidente de Sierra Leona galardonó a la empresa como la mejor en el sector Agricultura, logrando establecer la primera marca de arroz en ese país.

La vida en el continente africano es bastante diferente a la que acostumbraban a llevar estos dos primos aquí y en Alemania. No sólo tuvieron que hacerle frente a las incomodidades propias de un país con pocos recursos, donde tener electricidad y gas es un lujo, sino que tuvieron que lidiar con las graves enfermedades propias del lugar.

“Cuando salís de Argentina te tenés que dar once vacunas para poder viajar. Para no contraer malaria, hay que tomar a diario un medicamento que evita que te enfermes. Como hacía ya mucho tiempo que lo tomábamos y un médico nos dijo que podría afectar el funcionamiento hepático, dejamos de tomarlo. Al mes me enfermé de malaria pero conseguí recuperarme. Este año, volví a enfermarme. Emiliano contrajo fiebre tifoidea”, contó Patricio, quien a pesar de todo asegura que en ningún momento se arrepintieron de haber dejado la vida cómoda que llevaban para instalarse allí.

“Creemos que, a largo plazo, este modelo va a poder ser replicado en otros sitios de África y que puede contribuir al desarrollo de alguno de los países más pobres del mundo. Estamos convencidos de lo que estamos haciendo y queremos mejorar los rendimientos, que es lo que hace que el proyecto sea exitoso”, finalizó Patricio.

Fuente: infobae.com

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