La nutrición es uno de los factores que puede jugar un papel
protector en el deterioro de las funciones cognitivas, por lo que es de
gran importancia conocer y profundizar este aspecto formulando pautas
que ayuden a disminuir el riesgo para presentar determinadas
enfermedades.
Una alimentación saludable, variada y completa, a
través de una dieta equilibrada, permite que nuestro cuerpo funcione con
normalidad cubriendo nuestras necesidades biológicas básicas, a la vez
que reduce el riesgo de padecer ciertas alteraciones o enfermedades a
corto y largo plazo.
Actualmente, se reconoce la importancia de
la dieta en la disminución del riesgo de patologías crónicas como las
enfermedades del corazón, cáncer, diabetes y obesidad. Lo que
generalmente no se tiene en cuenta es que la manera en que nos
alimentamos tiene también un impacto sobre nuestro cerebro. Los mismos
hábitos alimentarios que llevan a problemas físicos tales como
enfermedades coronarias, se vuelven también factores de riesgo para
presentar enfermedades cerebrales.
La asociación de Alzheimer de
los Estados Unidos "Alzheimer's Association" declaró un estudio
longitudinal realizado con 1500 adultos, en el cual se determinó que
aquellos que eran obesos a una edad intermedia tenían luego una
probabilidad dos veces mayor de desarrollar demencia posteriormente en
sus vidas. Aquellos que tenían colesterol alto y presión sanguínea alta
tenían seis veces más riesgo de desarrollar demencia con el deterioro
cognitivo e intelectual que ella implica.
Colesterol y el cerebro
El
colesterol LDL, conocido como colesterol "malo", tiende a depositarse
en las paredes internas de las arterias, disminuyendo su luz e
impidiendo el correcto transporte de oxígeno y nutrientes a los
distintos órganos, entre ellos el cerebro. Esta infiltración progresiva
de colesterol en la pared arterial la deja vulnerable a la rotura con
sus graves consecuencias a nivel cardíaco y/o cerebral. Sin embargo el
HDL (Hight Density Lipoprotein) considerado colesterol "bueno" por la
función que desempeña, podría proteger las células cerebrales. La
hipertensión arterial también aumenta el riesgo de accidentes cerebro
vasculares y demencia vascular.
Lic. Sol Vilaro, jefa de la Sección Nutrición en Neurología y Psiquiatría de INECO
Fuente: entremujeres.com
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